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from Francisco Molinero

Hace unas semanas comentaba con mi hija que sigue estando presente el erróneo concepto de raza entre nosotres con escalofriante tranquilidad. No me refiero al racismo que es evidente y que hace hoy en día que las personas racializadas obtengan un plus de sufrimiento para sobrevivir, sino a la teoría pseudocientífica que lo soporta. Se me ocurrió entonces hacer una Encuesta en Mastodon para comprobar el arraigo del concepto. Hay que tener en cuenta el escaso valor científico de la encuesta, realizada además entre quienes están en mi Línea Temporal lo que les da un sesgo muy evidente hacia la izquierda política. Han contestado más de 150 personas y para sorpresa de nadie el 22% de quienes contestan piensan que las razas existen o tienen dudas. En los comentarios que reseño más abajo se matizan algunas de las respuestas y es posible que algunos de los síes se correspondan más con el hecho de considerar que los efectos del racismo son reales que con el convencimiento de que existen rasgos genotípicos que nos hacen diferentes y distinguibles. El concepto de raza parece que sigue anclado como cierto entre nosotres y por desgracia permea en personas de izquierda.

Tengo que empezar este pequeño artículo de forma contundente:

“Las razas no existen, ni biológicamente ni científicamente. Las personas por su origen común, pertenecen al mismo repertorio genético. Las variaciones que podemos constatar no son el resultado de genes diferentes. Si de “razas” se tratara, hay una sola “raza”: la humana.” (José Marín González, Doctor en Antropología de la Universidad La Sorbonne de París)

Así es NO existen diferentes razas cuando hablamos de personas.

La clasificación racial ahora abandonada, distinguía tres grandes razas: la blanca, la negra y la amarilla. Esta clasificación era compatible con el uso político de la raza durante el periodo colonial de finales del siglo XIX y principios del XX. Tal esquema tripartito mantenía a los europeos blancos claramente separados de sus súbditos africanos, asiáticos y pueblos originales americanos.

Aunque se suponía que las razas se basan en material genético compartido (heredado de un antepasado común), los primeros eruditos utilizaron rasgos fenotípicos (generalmente el color de la piel) para la clasificación racial. La clasificación racial tradicional asumía que las características biológicas, como el color de la piel, estaban determinadas por la herencia y que eran estables (inmutables) durante muchas generaciones. Sabemos ahora que una similitud biológica no indica necesariamente una ascendencia común reciente. El Homo sapiens no ha desarrollado razas distintas. Las similitudes biológicas entre los grupos humanos pueden reflejar – más que la ascendencia común – adaptaciones similares, pero independientes, a fuerzas de la selección natural similares, como el grado de radiación ultravioleta del sol en el caso del color de la piel, por poner el ejemplo de sesgo más usado. El color de la piel es un rasgo biológico complejo que depende de varios genes. La melanina, el principal determinante es una sustancia química fabricada en la capa externa de la piel. Ofrece protección contra diversas enfermedades como las quemaduras solares y el cáncer de piel. Es ventajoso tener mucha melanina si se vive en los trópicos donde la radiación UV es intensa. Fuera de los trópicos el color de la piel tiende a ser más claro. En América las poblaciones tropicales no tienen la piel muy oscura porque el asentamiento de los ancestros asiáticos de piel clara de los primeros pobladores fue relativamente reciente y no se remonta a más de 20.000 años. Fuera de los trópicos el papel de la melanina en el bloqueo de la radiación UV puede convertirse en una desventaja selectiva porque dificulta la producción de vitamina D. La deficiencia de vitamina D reduce la absorción intestinal de calcio que puede provocar la enfermedad nutricional del raquitismo. El color claro de piel maximiza la absorción de la radiación de UV y por tanto la fabricación de vitamina D. En el caso de los inuit una de las razones por las que no están pálidos es porque no han habitado esta región durante mucho tiempo, en términos geológicos y su dieta tradicional en aceites de pescado aporta suficiente vitamina D para que no sea necesaria una reducción de la pigmentación. El cambio en la dieta produce que sufran raquitismo y osteoporosis. Otro efecto es que la melanina ayuda a conservar el folato en el cuerpo humano y por tanto protege de los DTN como la anencefalia que provoca mortinatos o la espina bífida.

Las razas humanas son categorías culturales, es decir, construcciones sociales que derivan de los contrastes percibidos en sociedades particulares, más que de clasificaciones científicas basadas en genes comunes. En Estados Unidos, las etiquetas raciales como blanco y negro designan categorías construidas socialmente definidas por la cultura estadounidense. La clasificación racial americana, gobernada por la regla de la hipofiliación, no se basa ni en el fenotipo ni en los genes. Los hijos de uniones mixtas, independientemente de su aspecto, son clasificados en el grupo del padre de la minoría.

Para quienes estéis interesades en el nacimiento de este concepto pseudocientífico os recomiendo la lectura de la vida y obra de François Bernier cuya obra Nouvelle division de la terre par les différentes espèces ou races qui l'habitent publicada en 1684 es considerada la primera clasificación moderna de las distintas razas humanas. De paso el concepto de que la raza blanca de verdad es la caucásica dejándonos a muchos españoles a merced de vaya usted a saber qué raza.

Otro personaje a tener en cuenta es Johann Friedrich Blumenbach que estableció que había cinco grandes grupos humanos: caucásicos, mongoloides, malayos, americanos y etíopes o negroides pero llegó a la conclusión que las diferencias entre ellos no justificaban un relato racial: “All national differences in the form and colour of the human body [. . .] run so insensibly, by so many shades and transitions one into the other, that it is impossible to separate them by any but very arbitrary limits.(Blumenbach [1825, 35−36])”

En el lado opuesto Meiners En su obra The Outline of History of Mankind proclamaba como principal característica de una raza su belleza o fealdad. Las razas “feas” eran consideradas inferiores, inmorales y de condición cuasi-animal. Los negros se distinguían de los blancos por su carencia de virtudes y lo terrible de sus vicios.

No no existen las razas humanas aunque sí perdura el poso que dejaron estas personas en la cabeza de muches de nosotres y sobre todo en el uso opresor del concepto que justifica la extorsión, la esclavitud, el genocidio y tantas otras barbaridades hoy en día. Por último me gustaría recordar que el racismo como cualquier otro prejuicio es como los packs de zumos, indivisible, así que donde hay un racista habita un machista, un nacionalista. Siempre.

Espero haber contribuido a aclarar algo este tema.

Comentarios recibidos en la encuesta:

“las razas entendidas como etnias, aclaro.”

“No existen las razas humanas en sentido biológico. Lo que sí existen son variaciones genéticas mínimas entre poblaciones, adaptaciones al entorno (color de piel, rasgos, proporciones, etc.), pero no diferencias suficientes para dividir a la humanidad en “razas”. El término “raza” es una construcción social e histórica, no científica.”

“¿Dónde pones la frontera entre una “raza” y otra? yo puedo parecer “blanco”, pero si me pones al lado de un nórdico, no está tan claro”

“Por lo que creo que queda claro que no hay razas en la especie humana.”

“Quizá deberíamos hablar de etnias.”

“Científicamente no existen razas, solo existe una, la raza humana.”

“Esto es así en principio pero luego leo quejas porque los ensayos clínicos se hacen solo con individuos blancos y los resultados no son extrapolables. Y no puedo evitar ver ahí algo que no encaja. De ahí mi “no sé”. Claro que si por raza os referís solo al color de la piel es otra cosa. Yo lo he interpretado como derivas genéticas asociadas a ciertos grupos de población. Y ahí ya “no sé”.”

“Pero esas cuestiones que tienen que ver con variación genética poblacional no sé si tiene que ver con el concepto de “raza”. Por poner un ejemplo, la movida que tienen los británicos con el Nolotil.”

” se ve que en humanos todo es un constructo para señalar al diferente, matarle e infundir miedo al resto, mi mayor y húmedo deseo es tener un mosaicismo klinefelter y así poder distanciarme de la especie. Se siente mucha vergüenza estando en el bando opresor.”

” biológicamente no, socialmente si. Fueron creadas, instauradas y aun son sostenidas por el “pensamiento” y status quo blanco occidental para perpetuar su jerarquía y justificar de múltiples formas la opresión de la que se benefician. Es importante matizar esto pq hay una violencia muy común q comete la blanquitud q es decir q no ve razas q solo ve humanos negando e invisibilizando las estructuras de opresión q establecieron con la invención de razas y las violencias q perpetuaron y perpetuan para mantener sus privilegios, y pues negando el problema no se actúa para solucionarlo.. Es algo muy común cuando la gente aun habla desde la colonialidad mental..”

“es difícil responder a esta pregunta, porque existir diría que no existen... pero no se puede negar que exista la discriminación por racialización aunque bueno, en ese contexto tampoco sería correcto hablar de raza sino en todo caso de rasgos de apariencia.”

“para asuntos médicos sí haría distinción, para discriminar no”

“Son un invento simbólico para perpetuar y sostener la dominación de unos grupos humanos sobre otros.”

” son un constructo social, pero eso no hace el racismo menos real. También es un constructo social el dinero, por ejemplo”

” la raza humana, ná más, ¿No?, aunque sea una mijita inhumana”

“Suelo trabajar desde un posicionamiento que bebe de los estudios raciales. Las razas, biológicamente, no existen. El racismo científico que tuvo su momento álgido en el siglo XIX, comenzó a desinflarse y se precipitó al abandono tras la II guerra mundial.

Ahora bien, el concepto de “raza” sí existe como constructo social, económico, cultural y fenomenológico. Y no me refiero a componente étnico. “Raza” proviene de “razzia”, es decir, marcar un límite, diferenciar una cosa de otra. La división entre personas blancas, negras, marrones, mestizas, etcétera, es fruto del colonialismo europeo y sigue operando a día de hoy. Que las personas blancas neguemos las razas (amparándonos en la ciencia) es un privilegio más de nuestra blanquitud que nos lleva al “color blind”, decir que no vemos distinción porque todes somos de la especie humana. Pero la verdad es que la experiencia de una persona identificada como negra, marrón o mestiza dista mucho de la cotidianeidad de una persona blanca. Ojalá en 50 o 90 años podamos decir que no existen las razas, pero, para llegar a este fin, hay que trabajar fuerte para que los racismos (institucional, social, interpersonal, político) sean rémora del pasado.

Hay que ser antirracista para eliminar esa división social, económica y fenomenológica.”

“existen, en el mismo sentido en que existen las hipotecas o los pasaportes. quiero decir que es una construcción social y eso no significa que no existan ni que no tengan consecuencias, sólo que no son cosas “reales” en el sentido de tener una realidad física o biológica. Es difícil hablar de estas cosas sin ponerse pedante!”

 
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from Cuaderno de un solo ojo

🙀 Vale, me he saltado un poco las normas porque son dos personajes de mi croquis, uno debe ser el protagonista, y el secundario tiene que hacer de antagonista. Pues son dos secundarios y son antagonistas de pegarse. Lo voy a mandar igual porque me he divertido mucho haciéndolo. Me habían salido la guerrera y el gato, así que los he puesto en el bosque a combatir. Mientras pensaba la escena he pensado que sería súper divertido que el gato hablase maullando, pero para que me cuadre he escrito el diálogo y luego que cambiado las palabras por miaus.

La sangre se me inquieta. Cada músculo me grita que la caza ha empezado. Conozco cada sombra de este bosque y ellas me envuelven y protegen. Hoy, felino descreído, yo soy la noche.

Miau miaau mm miau miiiau. Miaaa mieee mie miiiiaau. ¡Mia! ¡Mia! ¡Mia! ¡Mia! Mia mia miau miaauuu. M mi miau. Miiau miiaaa. Miaau. Mm miiiau mm miiiiaaa m ¡MIAU!

No veo el destello de su ojo a tiempo, pasa como una sombra junto a mi y 3 hojas cortan mi hombro. Ninguno gritamos, pero es mi sangre la que mancha el suelo. Es rápida la maldita rata, aunque le ha costado su posición. Está delante, agazapado entre las hojas, sobre ese tronco. No le voy a dar tiempo y hundo la espada. La hundo en la madera.

¿Mia miaa? Miaau miiia. !M MIIII MIAAAAA¡

Siento sus garras anclarse a mi espalda y sus colmillos a mi cuello. Tiene que ser ahora. Hecho la mano atrás, lo agarro fuerte y lo arranco volteándolo hasta tumbarlo de un golpe. Con la espada en su cuello le grito «¡RÍNDETE!». —Miaaa, miauu... —Te tengo, maldito. —Mm, miau mm miiiaa miiau. —No tan cerca como crees, aunque vas mejorando —Le sonrío mientras me incorporo para enfundar la espada. —Mm miiiaaauu... —¡JA! Sigue soñando, bola de pelo —Veo como me tuerce el gesto —¿Qué? ¿Crees que las otras tendrán lista la cena? Hoy hemos cazado bien —le digo guiñándole el ojo. —Miiau, miiia mm miaaau. —Tú siempre tienes hambre, venga, volvamos.

#ElBosqueTenebrosoDeMiMente

 
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from Reflexiones desde el Keuper

Este microrrelato es la novelización de un hecho real, que me ocurrió cuando estuve de estancia en Grenoble en la primavera-verano de 2021. El piso que alquilé no tenía persianas y el sol me despertaba prontísimo, así que hasta el segundo o el tercer café no era persona. El microrrelato lo escribí en Grenoble dos años más tarde. No tiene final, aunque sí lo tiene mi historia, pero, de haberlo incluido, hubiese resultado muy astracanado. Disfrutadlo.

Son las 5:30 y los rayos del sol entran por la ventana sin persianas, incidiendo en la cara de Doclomieu, que se remueve incómodo, se agita y trata de seguir durmiendo, aunque sabe que es imposible.

Diez minutos más tarde se levanta, frustrado por tener que madrugar por vivir en una casa sin persianas. Como todas las mañanas, se prepara su café y sus tostadas. Desayuna tranquilamente y lee un rato antes de prepararse para salir a trabajar. Después de ducharse y vestirse, Doclomieu está listo para salir. Se pone los auriculares y escoge un pódcast, hoy toca uno de humor.

De camino a la parada del tranvía, se le escapa alguna carcajada, seguida de una mirada en torno suyo para ver si alguien le ha escuchado.

Llega a la parada y ve que se aproxima su tranvía. Sin embargo, es uno de los viejos, de esos que no le gustan nada, porque son más pequeños y ruidosos que los nuevos. Deja escapar una nueva carcajada, que le arranca el podcast, y decide dejar pasar el tranvía. Habitualmente, después de uno viejo pasa uno nuevo. Además, el día es agradable y el podcast es muy divertido, no le importa esperar al próximo.

Cinco minutos más tarde, llega el siguiente tranvía, aunque la mala suerte hace que sea también viejo. Doclomieu decide no esperar más, se sube y, como el tranvía está casi lleno, se apoya en uno de los laterales del tranvía, agarrandose a una barra vertical para no caerse. Al arrancar el tranvía, la barra a la que va sujeto se mueve ligeramente. Doclomieu despotrica para sí mismo sobre el lamentable estado en el que se encuentran los tranvías viejos. Al llegar a la siguiente parada y frenar, Doclomieu vuelve a notar el movimiento de la barra.

Cuando el tranvía se pone en marcha de nuevo, Doclomieu escucha, apagada por el sonido del pódcast, la voz de una señora que, en francés, parece estar regañando a alguien. Como él no entiende francés, decide pasar del tema, aunque la voz de la mujer parece cada vez más acalorada. De repente, y antes de llegar a la siguiente parada, la barra a la que va agarrado comienza a agitarse violentamente, hasta que sale despedida de su mano. Doclomieu se gira sorprendido y mira la barra, que ya no está en su mano, pero que, sin embargo, sigue estando en su sitio. En ese momento es cuando la mira con detenimiento, observa que la barra no llega hasta el techo y, cuando mira hacia abajo, ve que la barra está sujeta entre las piernas de una señora sentada, que le mira con cara de pocos amigos y parece estar abroncándole. ¡Ha estado agarrado a una barra de cortina!


Quizás os estéis preguntado que hice tras este momento de vergüenza absoluta... Como no quería sujetarme de nuevo a ninguna barra, me senté en el único sitio libre que había en el vagón, con tan mala suerte que era justo delante de la señora. Íbamos sentados cara a cara. Yo iba escuchando La Ruina y me fui riendo todo el viaje, delante de ella, hasta que sé bajó un par de paradas antes que yo. Me iba riendo del pódcast, pero no me di cuenta de que la señora pudo interpretarlo como que me iba riendo de ella. Lo bueno es que, desde entonces, tengo historia para contar si alguna vez voy a ver a La Ruina. Y la señora también tiene historia para contar, si es que existe La ruine.

(Por escrito pierde mucho, pero a todas las personas a las que les he contado esta historia se han reído a carcajadas).


El jajajashtag de hoy es #Relatos

 
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from Francisco Molinero

He pisado cristales con los pies desnudos sin querer creyendo que caminaba sobre una alfombra mullida y ahora estoy dolorido. Me paro a pensar mientras el aire me acaricia la cara sin parar como una mano delicada que me cuidara y me siento reconfortado. No sé si el tiempo me empuja o me obstruye constantemente en una pelea que estoy seguro ya he perdido y entonces lo veo claro.

 
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from Francisco Molinero

Hace días que vengo notando una cierta sensación de extrañamiento con respecto a Mastodon. Noto estar viviendo un alejamiento de lo que me hizo maravillarme cuando hace un par de años la salida de mucha gente de Twitter para llegar al Fediverso, convirtieron una red medio muerta en un sitio agradable donde estar. Nada ha cambiado en la red que la haga peor. Sigue siendo un sitio amable donde leer y compartir, así que he sido yo el que ha cambiado, creo. Desde hace un tiempo, que decidí pausar el envío de una imagen de un ave al día, con lo que yo consideraba información relevante de la misma y he empezado a tener una actitud más pasiva, más de leer, he notado la sensación de no pertenecer claramente a la tribu. Es verdad que a este sentimiento ha contribuido alguna contestación más ácida de lo normal a lo que yo creía que eran mensajes de apoyo y seguro también aporta su grano de arena que estos días no están siendo del todo fáciles en lo personal. Todas las chinas se van juntando en los zapatos para no sentirlos cómodos. Las temáticas que veo en mi línea temporal y en las que no puedo participar por falta de interés, los debates sobre el cambio de hora, las fiestas de otoño que hace años que me son tan extrañas e irrelevantes como las muy católicas de navidad que por desgracia se acercan, los programas de TV que no veo, los podcaster que no sigo, los influencers a los que no conozco o el tiempo que siempre es demasiado caluroso o demasiado frio. Casi todo me resulta ajeno y empiezo a pensar que no cuadro en la foto, mi imagen sale movida mientras el mundo permanece nítido posando con cara de felicidad, como si en el último instante antes del flash hubiera sentido un impulso y en vez de sonreír me hubiera movido unos milímetros huyendo. Huir se me da de perlas. Puede que sea una especialización en la que he encontrado una forma de ser que sin embargo no me agrada. A estas alturas de la vida debería estar más asentado, más convencido de haber hecho todo lo posible y de alguna manera a gusto conmigo mismo, pero no es así. Sigo saliendo algo movido en la foto y empiezo a no tener herramientas para corregir el problema. Voy a respirar un poco más profundo y más lento a ver si de esa manera consigo amoldarme a una realidad que parece más terca que yo y que me viene diciendo hace tiempo que ya está bien de mirar atrás. Queda poco y es mejor que sea bueno de vivir.

 
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from O corvo gralla

Como semella que eu non atopo o intre para porme a escribir para este blog, a pesar de ter varios textos comezados, vouvos regalar un de Pessoa, do seu Livro do desassossego. Hai tempo que estou a lelo, e vou deixando en Mastodon os fragmentos que máis me gustan. O caso é que cheguei a este, longo de máis para a rede social, e demasiado bo para fragmentalo. É puro Pessoa, e toca un dos leitmotivs do livro: os sentidos como unha outra intelixencia, moi afastada da intelectual; o poder da imaxinación para superar as distancias.

O texto está tirado da edición dixital de Luso Livros; eu estou a lelo na edición de Tinta de China; na primeira o texto está en partes distintas do livro e desde “A renúncia é a libertação” até o final é un fragmento anterior; optei por poñelo tal e como aparece na edición de Tinta de China a cargo de Jeronimo Pizarro.

«Há uma erudição do conhecimento, que é propriamente o que se chama erudição, e há uma erudição do entendimento, que é o que se chama cultura. Mas há também uma erudição da sensibilidade.

A erudição da sensibilidade nada tem a ver com a experiência da vida. A experiência da vida nada ensina, como a história nada informa. A verdadeira experiência consiste em restringir o contacto com a realidade e aumentar a análise desse contacto. Assim a sensibilidade se alarga e aprofunda, porque em nós está tudo; basta que o procuremos e o saibamos procurar.

Que é viajar, e para que serve viajar? Qualquer poente é o poente; não é mister ir vê-lo a Constantinopla. A sensação de libertação, que nasce das viagens? Posso tê-la saindo de Lisboa até Benfica, e tê-la mais intensamente do que quem vá de Lisboa à China, porque se a libertação não está em mim, não está, para mim, em parte alguma. “Qualquer estrada”, disse Carlylé, “até esta estrada de Entepfuhl, te leva até ao fim do mundo.” Mas a estrada de Entepfuhl, se for seguida toda, e até ao fim, volta a Entepfuhl; de modo que o Entepfuhl, onde já estávamos, é aquele mesmo fim do mundo que íamos a buscar.

Condillac começa o seu livro célebre, “Por mais alto que subamos e mais baixo que desçamos, nunca saímos das nossas sensações”. Nunca desembarcamos de nós. Nunca chegamos a outrem, senão outrando-nos pela imaginação sensível de nós mesmos. As verdadeiras paisagens são as que nós mesmos criamos, porque assim, sendo deuses delas, as vemos como elas verdadeiramente são, que é como foram criadas. Não é nenhuma das sete partidas do mundo aquela que me interessa e posso verdadeiramente ver; a oitava partida é a que percorro e é minha.

Quem cruzou todos os mares cruzou somente a monotonia de si mesmo. Já cruzei mais mares do que todos. Já vi mais montanhas que as que há na terra. Passei já por cidades mais que as existentes, e os grandes rios de nenhuns mundos fluíram, absolutos, sob os meus olhos contemplativos.

Se viajasse, encontraria a cópia débil do que já vira sem viajar.

Nos países que os outros visitam, visitam-nos anónimos e peregrinos. Nos países que tenho visitado, tenho sido, não só o prazer escondido do viajante incógnito, mas a majestade do Rei que ali reina, e o povo cujo uso ali habita, e a história inteira daquela nação e das outras. As mesmas paisagens, as mesmas casas eu as vi porque as fui, feitas em Deus com a substância da minha imaginação.

A renúncia é a libertação. Não querer é poder.

Que me pode dar a China que a minha alma me não tenha já dado? E, se a minha alma mo não pode dar, como mo dará a China, se é com a minha alma que verei a China, se a vir? Poderei ir buscar riqueza ao Oriente, mas não riqueza de alma, porque a riqueza da minha alma sou eu, e eu estou onde estou, sem Oriente ou com ele.

Compreendo que viaje quem é incapaz de sentir. Por isso são tão pobres sempre como livros de experiência os livros de viagens, valendo somente pela imaginação de quem os escreve. E se quem os escreve tem imaginação, tanto nos pode encantar com a descrição minuciosa, fotográfica a estandartes, de paisagens que imaginou, como com a descrição, forçosamente menos minuciosa, das paisagens que supôs ver.

Somos todos míopes, exceto para dentro. Só o sonho vê com o olhar.

No fundo, há na nossa experiência da terra duas coisas só — o universal e o particular. Descrever o universal é descrever o que é comum a toda a alma humana e a toda a experiência humana — o céu vasto, com o dia e a noite que acontecem dele e nele; o correr dos rios — todos da mesma água sororal e fresca; os mares, montanhas tremulamente extensas, guardando a majestade da altura no segredo da profundeza; os campos, as estações, as casas, as caras, os gestos; o traje e os sorrisos; o amor e as guerras; os deuses, finitos e infinitos; a Noite sem forma, mãe da origem do mundo; o Fado, o monstro intelectual que é tudo... Descrevendo isto, ou qualquer coisa universal como isto, falo com a alma a linguagem primitiva e divina, o idioma adâmico que todos entendem. Mas que linguagem estilhaçada e babélica falaria eu quando descrevesse o Elevador de Santa Justa, a Catedral de Reims, os calções dos zuavos, a maneira como o português se pronuncia em Trás-os-Montes? Estas coisas são acidentes da superfície; podem sentir-se com o andar mas não com o sentir. O que no Elevador de Santa Justa é universal é a mecânica facilitando o mundo. O que na Catedral de Reims é verdade não é a Catedral nem o Reims, mas a majestade religiosa dos edifícios consagrados ao conhecimento da profundeza da alma humana. O que nos calções dos zuavos é eterno é a ficção colorida dos trajes, linguagem humana, criando uma simplicidade social que é no seu modo uma nova nudez. O que nas pronúncias locais é universal é o timbre caseiro das vozes de gente que vive espontânea, a diversidade dos seres juntos, a sucessão multicolor das maneiras, as diferenças dos povos, e a vasta variedade das nações.

Transeuntes eternos por nós mesmos, não há paisagem senão o que somos.

Nada possuímos, porque nem a nós possuímos. Nada temos porque nada somos. Que mãos estenderei para que universo? O universo não é meu: sou eu.»

 
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from Cuaderno de un solo ojo

#Chucktober #Chucktober9 https://sidiostedalimones.com/blog/2025/chucktober/

La sombra pasa como una flecha sobre mí. La siguen el movimiento de las hojas, los gritos y el cabalgar de un regimiento. Apenas me da tiempo a apartarme, aunque nadie pierde el tiempo conmigo.

Seguirles no es difícil; atreverse, sí. Al principio mantengo las distancias, no es complicado si no eres un caballo. Me paro a comprobarlo. No lo soy. De pronto, un rugido terrible sacude y apaga el bosque. Segundos después, los vítores lo encienden.

Desde lo alto de la ladera, las veo, celebrando alrededor de una bestia enorme. ¿Es eso un dragón? El «animal» yace sin vida mientras una guerrera de pelo largo y ojos de fuego escala hasta donde una espada cierra las diferencias entre los dos. Arranca el arma cubierta de sangre negra y, con un grito, la alza. Sus compañeras caen de rodillas y recitan algo en lo que debe ser su idioma. Se hace el silencio y se giran hacia mi, furiosas. Intento retroceder, pero dos compañeras me cierran el paso. Rápidamente me encuentro rodeado. Abren paso a la de los ojos de fuego. Junto a mí, fija su mirada y hunde la hoja negra en mi corazón.

Algo arde dentro de mí, el viento me mece y me permite surcarlo con mis alas negras. Los cielos son míos. ¡MÍOS! Rujo para que el bosque lo sepa, y es cuando la veo. Abajo, a caballo. ¡Creída! Esto lo vamos a terminar hoy, de una forma u otra.

 
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from El escritorio de McAllus

Cuando empecé a escribir mi novela de fantasía, aún no tiene título, me lancé a la aventura con un capítulo, que era del principio de la segunda mitad de la novela, porque encajaba en un ejercicio del taller. Me pasó igual con el segundo capítulo que escribí, encajaba en otro ejercicio y en esta caso estaba situado casi al final de la primera parte de la novela.

Separo la novela en dos partes porque hay un pequeño salto temporal entre ambas mitades pero no va a ser una saga ni nada de eso. Será un solo libro pero con dos mitades bien diferenciadas.

Luego en otro momento se me ocurrió perfectamente el final (epílogo) y también escribí el antepenúltimo capítulo. Y no se me ocurría el primer capítulo pero entonces la primera semana del taller de 2025/2026, la el tema de la actividad me hizo ver el inicio de mi novela, un primer capítulo con cuatro escenas. Que, por cierto, ayer escribí esa última escena del primer capítulo (unas 700 palabras que hoy pasaré a ordenador).

Y con ese primer capítulo mi mente se abrió y, por fin, supe que podría escribir la novela. Me senté pasé a limpio todas mis notas del worldbuilding caótico de mi mundo, 91 páginas de contenido ahora mismo, e hice todo el guión de la primera mitad de la novela: 31 capítulos. Sé que mucho escritor funciona sin planificar tanto pero mi mente no puede funcionar así (salvo para relatos cortos espontáneos)

Aunque todavía tengo que escribir el guión de la segunda mitad, la historia sí está totalmente resumida, ya puede sentarme a escribir tranquilo teniendo bien el mapa del mundo y el guión (con días y meses incluido) que me permite saber en todo momento cuando y donde está cada personaje.

Quería haber escrito un trozo de capítulo cada semana del taller, pero como las actividades no encajan del todo (solo han encajado 2 de 7) pues la novela tengo que ir escribiéndola de forma adicional. La profesora me ha dicho que puedo pasar del tema del ejercicio y llevar trozos de la novela, pero yo soy muy formal con las clases y prefiero practicar las actividades y dedicar tiempo separado a mis proyectos cuando no pegan.

Había creado un blog para compartir datos de mi mundo (y otro para el Cyberpunk) pero luego me ha dado miedo ponerlo en público porque una cosa es que la IA se alimente con mis cutrereseñas o mis relatos rápidos del taller pero no quiero que se alimente con algo a lo que sí le tengo cariño y le dedico mimo. Quizás cree un fanzine que solo lo puede comprar quien lo “compre” (gratis) y así evito la IA... ya veré como lo hago.

 
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from El escritorio de McAllus

El año pasado, junio de 2024, volví a reencontrarme con la escritura de ficción que abandoné con mi mudanza a Madrid. No voy a explicar los motivos de dejar atrás ese hobby porque no viene al caso pero ir a aquel taller intensivo de Librería Luces impartido por Laura Santiago fue la mejor decisión que he tomado desde que logré abandonar la capital de este país.

Laura me ayudó a recordad lo que amaba escribir y lo necesario que es para mi mente descargar en papel el mar de ideas que me inunda continuamente, es cierto que muchas de esas ideas nunca se convierten en relatos terminados, pero una vez que la tinta las ha atrapado me siento liberado.

Me apunté sin dudar al curso normal (de septiembre 2024 a mayo 2025) y me he vuelto a apuntar al de este año (septiembre de 2025 a junio 2026). En estos meses he hecho algo que hacía años que me comía por dentro y era no darle vida a la historia de mi mundo de fantasía (un mundo donde he dirigido de forma caótica mucho rol).

Gracias a estos talleres tengo 91 páginas de worldbuilding (lo que llamo mi Enciclopedia de escritura) y la mitad de mi novela completamente planificada con 31 capítulos. La segunda mitad tengo toda la historia resumida, pero solo tengo planificados al cien por cien el que sería el segundo o tercer capítulo de esa segunda mitad (que está escrito para un ejercicio de clase del año pasado pero que voy a cambiar la forma en que está narrado) y los cuatros del final (de hecho el antepenúltimo lo tengo casi terminado de escribir).

También he empezado otros dos proyectos largos que iré alternando con la escritura de la novela de fantasía. En este caso son una novelette policíaca y una antología de relatos cortos cyberpunk (de la que tengo escritos a medias los dos primeros que, además, están relacionados porque dentro de la antología habrá unos seis relatos que formarán un arco y el resto independientes). Como veis son tres géneros distintos así que espero así no bloquearme por no tener ganas de escribir alguno de los géneros en un momento dado.

Y, por supuesto, entre medias escribo microrrelatos o relatos cortos como parte de las actividades del taller. Siempre que las reglas del ejercicio encajan aprovecho para escribir algo que me valga para la novela, la novelette o la antología, aunque debo decir que el año pasado era más fácil porque en este en las primeras clases no estamos mucho centrando en estilos de escritores muy concretos (y ninguno encaja con el estilo de mis tres proyectos empezados).

He decidido usar este blog que tengo incluido en la aportación anual a lectura.social para desahogarme como escritor. Contar mis avances, mis bloqueos y cualquier tema relacionado con escribir que vea interesante. Espero que a alguien esta clase de contenido le sirva para animarse a coger él también el lapiz, la pluma o sentarse en el ordenador a escribir.

En la parte de abajo de todas mis entradas os recordaré siempre mi otro blog, El Laberinto de McAllus, donde publico los relatos del taller de escritura, reseñas literarias (generalmente mini reseñas en forma de lo que leo cada mes), algún contenido rolero (muy pero que muy poco) y unos poquitos unboxings (cada vez menos y más espaciados en el tiempo).

Espero mantenerme escribiendo ficción ya por siempre e ir usando este blog como pequeño diario de mis avances durante todo ese tiempo. Espero que nos volvamos a leer pronto.

 
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from Reflexiones desde el Keuper

La soledad, no deseada, es uno de los principales males de este siglo, que afecta, sobre todo, a la gente mayor. Y ayer, en el hospital, mientras esperaba para hacerme una gastroscopia (nada grave), pude ver como alguien la sufría (literalmente), lo que me produjo un gran desasosiego.

Desde el control de enfermería llamaron al siguiente paciente que, al entrar, resultó ser un señor mayor, de más de 70 o 75 años. Venía solo. Algo sorprendente, ya que te repiten, en numerosas ocasiones, que a la prueba hay que ir acompañado, por la sedación. Este señor venía solo y la enfermera le preguntó por su acompañante, si estaba fuera o llegaba tarde. El señor habló muy bajito y no pude entender bien lo que decía, pero la contestación de la enfermera me lo dejó claro, sin acompañante no se podía hacer la prueba. El señor dijo algo, que entendí, con dificultad, como una explicación en la que decía que no tenía a nadie que le pudiera acompañar. La enfermera le contestó que, en ese caso, la única opción posible era hacer la prueba sin sedación.

El buen señor aceptó (¡que remedio!) y, donde todos estábamos tumbados en camillas y semidesnudos, él pasó sin esperar, completamente vestido y por su propio pie.

A los pocos minutos de entrar en la sala de torturas sala de endoscopias, empecé a escuchar gritos agónicos, arcadas y gemidos, a los que acompañaba los pitidos incesantes del monitor cardíaco. El personal sanitario le animaba “¡un poco más!”, “¡vas muy bien!”, “ya casi está”, “30 segundos más y terminamos”. La situación era angustiosa vivida desde el pasillo, a menos de 20 metros de la sala, pero dentro tenía que ser horrible. Por suerte, cumplieron su palabra y, a los 30 segundos de decirlo, escuché como decían “terminamos, ahora para afuera” y más gritos y gruñidos de dolor, pero solo duraron un instante. Y de nuevo más palabras de ánimo y felicitaciones por haber terminado. En ese momento, volví a respirar aliviado.

A los pocos segundos, vi salir al hombre de la sala de endoscopias mientras se despedía, con su voz baja y una horrible ronquera, del equipo médico que le había atendido. Salió por el pasillo, despidiéndose, con numerosos agradecimientos, de todo el personal con el que se cruzaba.

Se marchó y, poco después, fue mi turno. “Vas a sentir una quemazón en el brazo y lo siguiente que verás será la habitación donde te cambiaste. Piensa en algo bonito”, fue lo último que escuché antes de quedarme dormido.

Al rato, me desperté de nuevo en la habitación. Estaba desubicado y atontolinado, pero sin haber experimentado ningún dolor ni angustia.

Y, desde ayer, llevo pensando en este señor. Si no tiene a nadie que le pueda acompañar, ¿no se le puede poner un acompañante de oficio? ¿Citarle por la mañana y dejarle ingresado en el hospital de día? ¿De verdad había que hacerle pasar por semejante trago cuando hay una opción menos estresante y angustiosa? En definitiva, ¿no había una opción más humana?


#Reflexiones

 
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from Cuaderno de un solo ojo

#Chucktober #Chucktober8 https://sidiostedalimones.com/blog/2025/chucktober/

—¡Shh! No hagas ruido —me digo en voz baja, intentando prevenir que la figura a la que voy siguiendo me descubra. Encontré sus huellas nada más entrar y, al rato, le vi. Camina despacio, como ocultándose también; parece que está, que estamos, siguiendo a alguien. ¿Serán estas sus huellas o las de su «presa»?

Piso una rama y el sonido resuena y rebota en cada árbol y piedra. Me oculto rápidamente tras una roca. ¿Me habrá oído? Imposible no hacerlo, pero, ¿sabrá dónde estoy?

Pasan los minutos y no se oye nada. Con cuidado, me asomo y le veo, tras otra roca, asomándose en dirección a su objetivo. Ahora que me fijo, vamos vestidos igual.

 
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from Cuaderno de un solo ojo

#Chucktober #Chucktober7 https://sidiostedalimones.com/blog/2025/chucktober/

Al final de la noche, el bosque bulle en torno a una gran hoguera. Las bestias salen y comparten historias y risas. Al verme, hacen hueco para que me una; conversan sin palabras y cuentan cómo ha ido el día. Hablan de criaturas y lugares a los que lucho por dar forma en mi cabeza y espero que les míes les resulten igual de extrañes.

En un momento, todes paran y la noche se llena de aullidos, relinchos, balidos, ululaciones, bufidos y graznidos. Luego, se levantan y comienzan a bailar al ritmo del fuego. Tiran de mí y danzamos, y reímos hasta que, une a une, nos vamos arrojando a las llamas.

 
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from Caparrazón

Esta mañana iba a trabajar en mi coche después de dejar a mis hijes en casa de su abuela. Llevan más de una semana enfermes, concatenando diferentes virus, y nos ha tocado hace varias visitas a centros de salud/hospitales públicos para asegurarnos de que no había nada potencialmente peligroso en sus organismos. Les han atendido bien algunas veces, regular otras. Eso sí, siempre en la pública, porque en esta casa creemos en ella y la defendemos (y no tenemos seguro privado).

En el trayecto el trabajo iba detrás de un autobús que tenía publicidad de un seguro de salud privado impresa en la parte trasera y laterales del vehículo. Cómo hace dos días me enteré con algo más de detalle del tema de los cribados del cáncer de mama, automáticamente me han asaltado diversos pensamientos al respecto que han acabado convergiendo en una idea perversa y desalentadora que necesito compartir con vosotres. Quiero dejar claro que mi intención no es arrastraros conmigo al pozo de la desesperanza, sino construir a partir de esta subjetiva lectura de la situación. Empezaré dando el titular:

La derecha va a ser la gran beneficiada de la mala gestión en la crisis de los cribados de cáncer de mama

En todo este esperpento, del que no voy ha hacer ahora una crónica ni resumen porque ya se ha hablado mucho, al final el mayor rédito político lo va a sacar la derecha. Igual a corto plazo cae algún nombre medianamente importante, aunque no lo creo. Pero estoy seguro que a medio plazo los beneficios van a ser incalculables. Desgastar la sanidad pública es un punto estratégico en el modus operandi de la derecha ultraliberal multienmascarada que habita nuestras instituciones públicas. Sus ideólogos están a años luz de nuestra mermada y constreñida capacidad profundización informativa, fruto de la enmierdificación y sobreinformación a la que estamos expuestes. Ellos (utilizo el masculino aquí intencionadamente) ya tienen una planificación de daños y beneficios de cualquier crisis pública que creen o favorezcan, y poco les importa que al final caigan un par de caciques si con ello se cumple su objetivo mayor. Pueden permitirse renunciar hasta a una posible reelección, a cederlo por cuatro u ocho años, porque saben que mientras la alternativa sea los que se disfrazan de socialistas (masc. int.), no habrá suficiente blindaje público para detener el tsunami ultraliberal que está arrasando nuestro planeta.

Mientras se suceden las crisis, una tras otra, la izquierda política y mediática poco a poco va asumiendo el marco, sin apenar darse cuenta, y denuncia con vehemencia la mala gestión del Moreno de turno. Una vehemencia que se transforma en ocasiones en inocencia, y que acaba generando la idea perversa que me abordó esta mañana en el coche, viendo el anuncio del seguro privado de salud. ¿Por qué tanta gente de izquierdas ya tiene contratado un seguro privado? Porque contra el superultraneoliberalismo no se puede luchar con sus mismas lógicas: la comunicación de masas es un modelo creado al servicio de los poderes fácticos. Así, mientras te metes de un salto a bucear en este diario o en aquel medio público para leer sobre la crisis de los cribados en la sanidad pública, el enfado y la necesidad de cambio afloran; pero también lo hace otro sentimiento, el del miedo a que te suceda a ti, a tus amigues o a tu familia. Y en el marco de instantaneidad en el que vivimos, en el que el individuo siempre va por delante, puedes llegar a pensar: “que mierda, esos impresentables tienen que caer y se tiene que blindar el sistema público de salud”. ¿Pero qué haces con ese miedo? ¿La sociedad cansada y desprotegida en la que vivimos está preparada para mirarlo a la cara, enfrentarlo y convertirlo en la energía movilizadora para exigir cambios? ¿Y si no podemos con todo? ¿Y si la vivienda, Palestina, las DANAS, las cuotas de autónomos, la ecoansiedad y la sanidad pública son demasiado para nosotres? ¿Y si pagando ese seguro de salud al menos estamos tranquiles de que a nosotres no nos va a pasar?

Estas preguntas muestran que cualquier salida es moralmente válida. Hacemos lo que podemos con lo que tenemos. Pero creo que sí que es obligatorio plantearse cómo los medios e informadores independientes, incluso nosotres, debemos plantearnos como producimos, amplificamos o difundimos las informaciones. Porque cada político de derechas que llega al poder se pone el extremo de un grillete al tobillo y, al otro extremo, ata los servicios públicos esenciales que (todavía) garantizan cierta igualdad y bienestar a la clase obrera. Y cuando caen el gobierno de turno, siempre se lleva por delante un cachito de algo que era de todes. ¿Podemos hacer algo para revertir estas dinámicas? Por supuesto que sí. Lo más importante, sin lugar a dudas, es que hablemos de la desprotección informativa que sufrimos, que lo pongamos en común y nos tomemos nuestro tiempo para debatir las estrategias que podemos aplicar individual y colectivamente para luchar contra esta lógica. Yo propongo una: que cualquier tema relacionado con la mala gestión de los recursos públicos venga acompañado de un fuerte argumentario en contra de la empresa privada correspondiente. Para ser justo, me consta que ya se hace en algunos medios, pero luego siempre se acaban reproduciendo la dinámica de la inmediatez para mantenerse en el torbellino informativo, en la pesca de arrastre del clic. Ninguna información política sin su ataque a la empresa carroñera de turno. Parece radical, lo sé. Sin duda, es lo que necesitamos.

 
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from Reflexiones desde el Keuper

Ya está decidido. Lo he dilatado dos años, pero, por fin, el blog tiene nombre.

Por supuesto, el nombre del blog es el título de la entrada Reflexiones desde el Keuper. Es un nombre que se me ocurrió hace 8 años, para un blog que compartía con mi pareja en el que, a modo de divertimento, subíamos nuestros escritos y dibujos (los míos y los suyos, respectivamente). Pero duró poco (ya he contado aquí mi problema con los blogs).

Este nombre lo utilicé también para inventarme una “editorial” para “publicar” dos fanzines que edité para familia y amigos. Uno con mis relatos y los dibujos de mi pareja, que realizó para ilustrar cada uno de ellos (un relato y su ilustración están publicados en el blog: Una profesión de futuro). Y el otro con todos los dibujos que había hecho mi pareja hasta aquel entonces. ¿Y qué es una editorial sin un logo? Le pedí a mi pareja que me dibujase la silueta de una cabeza de gato, le añadí las letras R y K y... ¡voilá! El logo.

Dibujo de la silueta de la cabeza de un gato. En el centro aparecen las letras R y K. La K está invertida y el lado largo solapado con el lado largo de la R.

Tiempo después, en mayo de 2019, escribí la Muy breve y escueta guía de minerales mágicos y, en la contraportada, le añadí también el logo. Ya que tenía una “editorial” tenía que aprovecharla.

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que utilicé este nombre y ya es hora de que vuelva a salir a la luz. Siempre me propongo escribir más en el blog y, ahora que me he apuntado a los cursos de escritura de Phantastica, quizás publique algunos de los ejercicios que propongan en los mismos. Además, tengo también algunas ideas para escritos que me gustaría compartir aquí. Y que ya han pasado 2 años desde que abrí el blog, he escrito más de 30 entradas y merece un nombre digno.

¿Y por qué este nombre? Bueno, cuando se me ocurrió, mi idea era transcribir al blog algunas de las ideas peregrinas que escribía por aquel entonces en una libreta que me regaló mi pareja (os dejo al final la foto del dibujo que me hizo para la portada). Solo recuerdo los títulos de dos de aquellos escritos Por un Walden tres y Del arte de robar en pelotas. Textos que podríamos llamar reflexiones. Y Keuper (pronunciado koiper) por la formación geológica del Triásico Superior caracterizada por ser arcillosa y con muchos yesos. Quizás una de mis facies continentales favoritas.

Foto del dibujo de la libreta. Un monigote escribe en un papel con una pluma de ave "Refl". Se ve también un tintero.


¿Adivináis el hashtag de esta entrada? ¡Of quartz! #Reflexiones

 
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from FURBY FUCSIA FUMADOR

El destino: un dragón agazapándose en un túnel. Se resguarda del frío que todavía no está, pero ya viene. Aún no ha llegado el invierno, y eso significa que seguimos esperando la noche, que aún ni si quiera podemos presagiar el día que vendrá después, la primavera. La esperanza de sol es incluso más dulce que el sol, siempre será más perfecto lo que adivinamos que lo que vemos. Y este otoño a treinta grados, de aire pegajoso y mañanas oscuras, me arranca el privilegio de soñar con el deshielo. El verano caducó y ahora sólo veo el túnel. Habrá que entrar. Agazapada, escucho el sonido del viento como un arrullo envenenado. Espero, solamente espero a que me cubra la noche.

 
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from una vida flotante

Sopicaldos

No se me había pasado por la cabeza que esto fuera a ser un blog de recetas pero tampoco me parece mal. Estaba haciendo un concentrado para caldo y por qué no ponerlo por escrito y si a alguien le vale pues mira que bien.

La verdad es que es curioso porque no soy especialmente sopera pero cuando vi esta forma de preparar concentrado no me pude resistir y también se puede usar para cocinar otros platos y añadir sabor, no solo para sopicaldos (me encanta esa palabra).

La primera receta la encontré en un blog creo que canadiense que ya no existe. Pero en esa receta los ingredientes eran todo hierbas silvestres. En realidad da lo mismo, mientras mantengas la proporción de sal puedes hacerlo con lo que quieras y tengas a mano.

Dura infinito en la nevera, lleva tanta sal que se conserva perfectamente. Eso sí, tienes que tenerlo en cuenta cuando cocines, apenas hay que añadir sal o incluso nada.

Vamos a ello, yo he puesto apio, zanahoria, cebolla, ajo, apionabo, chirivía y la sal. Se pone todo en la batidora con vaso triturador, en tandas para que sea más fácil y quepa todo y se va triturando. Cuando está todo bien triturado y mezclado se vierte en botes y se guarda en la nevera, ya digo que dura meses y meses.

La proporción es por cada 500 g de verdura, 175 g de sal.

A la hora de usarlo con una cuchara de café rasa es suficiente para una sopa individual aunque mejor comprobar si es suficiente.

Los ingredientes son los que he usado esta vez pero admite cualquier hierba o verdura, otras veces he puesto perejil o tomates secos, cualquier vegetal es bienvenido.

Ojalá le sirva a alguien. ¡Buen sopicaldo!

 
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