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from fracos favores

Pouco despois de que Errejón presentase a súa dimisión a raíz de que varias mulleres o sinalasen como agresor machista, varios homes decidiron escribir en Mastodon.gal cousas positivas sobre el. Errejón devolveume a esperanza na política institucional. Errejón dimitiu inmediatamente, non coma outros. Tede cautela, agardade, aínda non temos toda a información. Coma quen escribe unha elexía trala morte dun alto cargo, algúns homes correron expresar publicamente, sen cautela nin información nin hostias, o seu aprezo incondicional por outro home que non coñecen persoalmente nin saberá nunca que existen. Cando lles contei aes miñes amigues que Carlos tentou meterme man unha noite de festa que me levou a casa, responderon “xa sabes como se pon cando bebe”. Cando lle contei á miña nai que David se enfadou tanto comigo que me acabou gritando no hospital mentres eu agardaba os resultados dunha resonancia para saber se tiña ou non unha contusión por un accidente, respondeu “David é xoven, púxose nervioso”. Cando lle contei a un amigo que Daniel me violou na nosa primeira cita, respondeu “ti tamén, como te metes na súa casa?”. Unha realidade innegable é que todas, ou case todas as mulleres e persoas femme que coñecedes sufriron algún tipo de agresión polo feito de seren mulleres ou persoas femme. A inmensa maioría desas agresións foron cometidas por homes. E a inmensa maioría deses homes teñen amigos, colegas, compañeiros de “cuadrilla” que saben que cando bebe non se controla, que é mui insistente, que todas as mulleres coas que anda acaban desaparecendo misteriosamente, que é un tío xenial pero non o deixarían a soas coa súa irmá, ou coa súa filla adolescente, pero é mui bo amigo, en serio, só que ás veces non sabe calar e fai chistes de mal gusto, pero é bo tío. Neste bar non podemos entrar con el porque tocou a unha camareira, pero estivo na miña voda porque somos como irmáns. Unha vez pasounos uns nudes da moza que tiña, dixémoslle que era pasarse, pero claro que as miramos, claro que non o denunciamos nin falamos con ela, a ver, non saíu do grupo de colegas. Marcha sempre con tías claramente bébedas de máis, é un golfo, pero é bo amigo, en serio. Devolveume a esperanza na política institucional. Dimitiu inmediatamente, non coma outros. Tede cautela, agardade, non sinaledes aínda ao agresor, seguro que hai unha explicación.

 
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from torresburriel

Por fin hoy ha tenido lugar la UX Masterclass 2024, que se ha celebrado en Dubái 🇦🇪. Con un conjunto de ponentes y de temáticas francamente envidiable y de primera línea, hemos podido ver desfilar por el escenario del Dubai Knowledge Park los temas que actualmente deben estar en la agenda de cualquier profesional y cualquier agencia de diseño de experiencia de usuario y research. Mis compañeras en Torresburriel Estudio han hecho un artículo estupendo en LinkedIn en el que podéis encontrar las referencias de todas las personas que han estado en la conferencia. Yo me voy a quedar con algunos mensajes que me han parecido francamente inspiradores.

Christopher Golias ha tocado un tema que a veces es incómodo, y tiene que ver con la revisión inicial de la mirada de los equipos de research cuando se trata de desarrollar su trabajo en territorios donde el sesgo puede jugar un papel relevante desde la perspectiva negativa. Importantísimo su discurso y estupendo el framework de trabajo que ha compartido.

En una línea parecida, Kristine Pitts ha estado compartiendo aprendizajes en torno a la importancia de valorar debidamente el contexto cuando se despliegan procesos y proyectos de investigación con usuarios.

Me ha parecido muy potente en el escenario y con mucho calado el discurso de Faris El Mahgiub explicando cómo abordar el proceso de cambio de una gran corporación cuando se trata de implementar procesos de experiencia de usuario desde una perspectiva corporativa e institucional.

Tremenda también la sesión de Paola Seghezzi y Anna Lazzati compartiendo como acelerar el proceso de entrega de valor al usuario a través de la confluencia entre la consistencia global y el impacto local. Solamente trabajando en proyectos multi-country se puede entender el valor de este tipo de estrategias y lo han contado muy bien.

Aunque si me tengo que quedar con una conferencia, y mira que todas me han gustado muchísimo, tiene que ser con la de Katral-Nada Hassan. Ha expuesto de una manera solvente y asertiva el proceso de trabajo para incorporar elementos y componentes éticos en los proyectos de research. Lo ha hecho a través de la figura del consumidor ético y ha elegido analogías y un marco de trabajo muy acertado para transmitir un mensaje que, en definitiva, ha llegado a toda la audiencia de una forma muy potente.

Es cierto que ha habido un tramo de la jornada que me lo he perdido, porque he tenido que atender una cuestión profesional que no podía esperar, pero a mi regreso he podido ver la charla de Sudipt Shah, que con ejemplos fabulosos y absolutamente sensibles con quienes veníamos de otras regiones del mundo, ha estado compartiendo y nos ha permitido aprender muy bien cómo hacer la aproximación a proyectos de research y de diseño en Middle East.

Ha continuado Wojtek Chojnaki haciendo el mejor repaso que he visto la fecha de herramientas de inteligencia artificial y estrategias para integrarlas en el proceso de diseño y de investigación con usuarios.

Para finalizar, Gavin Lew no ha fallado, como viene siendo habitual, y nos ha compartido una clase magistral sobre cómo hacer una aproximación y un despliegue de estrategia de accesibilidad para que sea compatible con la metodología de trabajo de diseño e investigación con usuarios. Su forma de comunicar, los ejemplos, la cadencia, el ritmo e incluso el tono de voz, han sido el vehículo mediante el que toda la audiencia hemos transitado esos caminos que para muchos han sido hoy nuevos. Fabuloso.

Finalmente, como un panel de lujo con integrantes de diversos países miembros de la UXalliance han estado compartiendo alegrías, dudas, tristezas e incertidumbres vinculadas con la venta de proyectos de investigación con usuarios. Ha sido muy enriquecedor porque contar con la experiencia de un panel de expertas y expertos, como el que hemos tenido hoy, no sucede muchas veces. La fortuna que tengo es poder conocerles y trabajar con ellos desde hace ya varios años.

No me cansaré de repetir que este es el evento de referencia a nivel global en investigación con usuarios y diseño. En esta ocasión nos hemos visto en Dubái y en 2025. Nos veremos en Bangalore (India).

In English: https://www.linkedin.com/posts/torresburriel_uxmcdubai-activity-7255293891690590209-tFaB

 
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from heyazorin

Mi hija y la hija de nuestra vecina de abajo llevan toda la vida juntas sin ser conscientes de que sólo las separaba una placa de hormigón. Ambas nacieron casi al unísono pocos años después de mudarnos y, sin embargo, nunca tuvimos (ni tenemos) una relación de amistad con sus padres que propiciara su interacción, los días de parque o las cenas bajo su pérgola de madera.

Pero los niños son curiosos por naturaleza y más de una vez hemos sorprendido a Irene mirando a través de las lamas de la galería de la cocina al jardín de debajo mientras la hija de la vecina hacía peripecias con el tobogán, saltaba en la cama elástica, competía contra sus amigas en el futbolín, canturreaba en las fiestas de cumpleaños o chapoteaba ruidosamente dentro de la piscina hinchable.

Es Irene la que nos avanzaba las novedades:

—Le han comprado una cama elástica.

O, por ejemplo:

—Han montado una piscina más grande, la otra se quedaba pequeña para los tres.

Y, también:

—Se ha roto la piscina. Se sale el agua.

Sus ojos hablaban por sí solos y nos gritaban: ¡Yo también quiero eso!

Así que me propuse ponerle solución.

Conseguí el teléfono de la madre gracias al grupo de WhatsApp de la comunidad y le lancé a la cara un mensaje que decía algo así como 'Mi hija quiere jugar con la tuya pero es muy vergonzosa. Si tu hija quiere jugar con la mía, dile que suba a casa'.

Sencillo, claro y directo.

Por si acaso subía, también se lo dije a Irene. Hay que ser considerado. A ella no le hizo mucha gracia. A nadie le hace gracia que lo saquen a la fuerza de su zona de confort.

Sonó el timbre. Y ahí estaba ella, también vergonzosa, con su pelo largo hasta la cintura, lacio y negro: la vecina de abajo.

Lo que pasó a continuación es historia: dos meses después, son mejores amigas.

Ahora se retan al futbolín, saltan en la cama elástica, se lanzan por el tobogán y, quién sabe, quizá el próximo verano chapoteen juntas en el agua de la piscina.

Ahora conocemos un poco mejor a la hija de nuestra vecina y podemos hacernos una idea de cómo es su vida. Sabemos que sus padres están separados y sabemos, también gracias a Irene, que en su habitación tiene una Nintendo Switch, una televisión, un móvil y una tablet.

Con 9 años.

Y sabemos, también, que lo que más le gusta a nuestra vecina de abajo es subir a casa y jugar con nosotros a juegos de mesa: la cucaracha, el UNO, la Batalla de Genios.

Irene, mi amor, el cariño, la compañía y la atención nunca se podrán sustituir con objetos.

Tablas.

 
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from heyazorin

Le pregunto a mi padre por su última cita, de la que nos habló la última vez que cenamos juntos y con la que la situación rayaba la friendzone.

—Hemos echado de menos una cama—dice.

Mi padre, para poneros en contexto, tiene 70 años. Pero no son exactamente los setenta que te imaginas (gordo, calvo y con un pie en la tumba) porque todavía conserva el vigor y la vitalidad de una persona de cincuenta.

El movimiento, el sol, la vida social y no saber cocinar lo han conservado en un estado de envejecimiento lento ayudándolo a alcanzar la setentena sin achaques: ni azúcar, ni colesterol, ni tensión alta. ¿La jubilación? Su prime.

Lo que más me perturba de mi padre es que folla más que yo. Lo sé porque sé lo que follo yo y lo que folla él. No es una meta inalcanzable, pero no consigo imaginarme como él a su edad. Mi mente me devuelve una imagen mucho más envejecida, arrugada y flácida de lo deseable.

Desde que enviudó, ha tenido más parejas que yo en toda mi vida. Algunas, hasta 25 años más joven: asiáticas, manchegas y hasta una pepera —definiéndose él como ácrata— figuran en su álbum de parejas.

—Tu cadera ya no es lo que era —le digo entre risas, porque sé que ha tenido que apañarse como ha podido en el coche.

Él también se ríe. Hoy cenamos juntos.

 
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from jartigag

En enero de 2023, Elon Musk consiguió un récord mundial: logró ser la persona que más dinero ha perdido en la historia. La revista Forbes calculó que, desde noviembre de 2021 hasta la fecha, perdió 182.000 millones de dólares. Musk encarna al héroe estándar de Silicon Valley: procede de familia rica, pasó por universidades de élite el tiempo justo para conocer a la gente adecuada, ha recibido generosa financiación pública para sus aventuras, ha participado en la invención de algunas cosas ciertamente relevantes pero también ha vendido mucho humo, y acumula tal nivel de privilegio que no importa cuánto la cague porque siempre tendrá recursos para levantarse. Además de la ruina récord, hemos visto a Musk experimentar durante años con una especie de supositorio gigante que iba a revolucionar el transporte por tierra y nunca más se supo, y también construir el cohete más potente de la historia para que explotara a los tres minutos de despegar. Él lo justifica porque su método se basa en el diseño iterativo: un bucle de experimentación, prueba y mejora del producto, mientras ya está siendo utilizado. Y ahí está el tío, que no baja del podio de hombres más ricos del mundo, a pesar de que el piloto automático de sus coches ha provocado cientos de accidentes. Cuando llegue a Marte, nos hablarán de su audacia y su ambición y seguramente se les olvidará mencionar la cantidad de conocimiento que debe a la agencia pública NASA, o la cantidad de dinero que debe a su Gobierno: 5.700 millones en subvenciones directas[67] y muchos más en contratos de prestación de servicios. Washington paga a Musk por transportar a tripulantes de la NASA al espacio, por las estaciones de carga de coches eléctricos que necesita para cumplir sus planes climáticos y hasta para que le dé internet por satélite al ejército de Ucrania. “En los últimos veinte años, Musk ha buscado oportunidades de negocio en áreas cruciales donde, después de décadas de privatización, el Estado ha retrocedido. El Gobierno ahora depende de él, pero lucha por reaccionar ante su temeridad y su carácter caprichoso”.[68] Esto lo dice el periodista Rowan Farrow en un reportaje lleno de información sensible que, la verdad, da un poco de miedo.

  1. [67]: La cifra es de cuando la autora del libro (Marta G. Franco) escribió este párrafo, puedes mirar en este rastreador a ver si en tu presente son más: Good Jobs First Subsidy Tracker [en línea]
  1. [68]: Rowan Farrow, “Elon Musk’s Shadow Rule”, The New Yorker, 21 de agosto de 2023 [en línea]

Musk desembarcó en Twitter en octubre de 2022, después de haber pagado 44.000 millones de dólares. Quiso que la empresa dejara de cotizar en bolsa para no tener obligaciones de transparencia, así que no conocemos su estado financiero. Lo que sí sabemos es que, un año después, la propia empresa publicó que su valor era menos de la mitad, 19.000 millones; su nueva CEO, en unas declaraciones torpes, dejó entrever que habían perdido el 12% de usuarios diarios activos, y Musk reconoció que los ingresos por publicidad se habían reducido a la mitad. En realidad, Twitter nunca fue un buen negocio. Su publicidad relativamente poco invasiva no consiguió que resultara rentable. Para entender por qué Musk emprendió una tarea tan ruinosa, podemos mirar quiénes le ayudaron a reunir el dinero para la compra: el príncipe saudí Al Waleed Bin Talal, asiduo de las inversiones en big tech y de las listas de mayores millonarios; un fondo de inversión de Qatar que está ligado a operaciones diplomáticas para extender los negocios del país; la empresa líder en criptomonedas Binance, cuyo exCEO ejerce de líder espiritual de la secta de los criptobros (ya no es CEO porque le pillaron blanqueando capitales); una sociedad de capital riesgo llamada Andreessen Horowitz cuyos dueños ven a Musk como un héroe de la libertad de expresión que puede enfrentarse a la “extrema izquierda” que impera en Silicon Valley (sic); Larry Ellison, cofundador de Oracle y donante millonario de la campaña de Donald Trump…[69] En fin, personas y entidades con interés en usar sus fortunas para impulsar su agenda libertariana y reaccionaria.

  1. [69]: Hamza Shaban y Faiz Siddiqui, “Here’s who helped Elon Musk buy Twitter”, The Washington Post, 24 de diciembre de 2022 [en línea]

De hecho, sabemos que esa es la motivación de Musk. Él mismo ha contado que compró Twitter porque una de sus hijas, trans y anticapitalista, no quería saber nada de él y se quitó su apellido al cumplir los 18. Es más, piensa que la ideología que le ha robado a su hija también amenaza con robarle su sueño de conquistar Marte: “a menos que el virus woke, que es anticiencia, antimérito y antihumano, se detenga, la civilización nunca llegará a ser multiplanetaria”, le dijo a su último biógrafo cuando le preguntó cómo encajaba una red social en sus planes extraterrestres. La intencionalidad política quedó muy clara desde que llegó al mando: una de sus primeras órdenes fue borrar cuentas antifascistas y anarquistas y reinstaurar las de líderes alt-right y conspiracionistas que habían sido eliminadas por difundir mensajes de odio. Se vio claramente en el perfil de @elonmusk. Un análisis de sus interacciones[70] revela cómo cambió su patrón: cuando estaba negociando la compra, se relacionaba solo con cuentas que le alababan como gurú y empresario razonable; en cuanto se hizo con el mando, empezó a amplificar cuentas de activismo de derechas y antiwoke.

  1. [70]: Clara Martiny, “Friends in the ‘right’ places: An analysis of Elon Musk’s Twitter interactions before and after acquiring the platform”, Institute for Strategic Dialogue, 31 de enero de 2023 [en línea]

Entre tuit rancio y retuit reaccionario, se abandonó a la gestión estrambótica y cuñada. Impuso un ritmo de trabajo que implicaba dormir en la oficina. Decretó un sistema de vigilancia para que le avisaran si alguien hacía comentarios críticos, actitud que suponía el despido fulminante. Se ve que su defensa radical de la libertad de expresión no operaba en su oficina. Un día, al señor Musk se le metió en la cabeza que había que trasladar un servidor de sitio para ahorrar costes. Le advirtieron de que no era tan sencillo, que desconectarlo era arriesgado. ¿Cómo que no? Cogió una navaja, hizo palanca para abrir unas cuantas trampillas y lo desenchufó él solito. En los siguientes meses, Twitter tuvo problemas de estabilidad y se cayó varias veces. Al menos, reconoció que la culpa fue suya[71]. Otro día se enfadó porque sus tuits estaban teniendo menos interacciones, despidió a un programador que se atrevió a decirle que quizá era porque a la gente no le interesaba y ordenó cambios en el algoritmo para que los mostrara más[72].

  1. [71]: Jordi Pérez Colomé, “Aún hay mierda que no funciona por eso”: cuando Elon Musk desenchufó los servidores de Twitter con una navaja”, El País, 13 de septiembre de 2023 [en línea]
  1. [72]: Zoë Schiffer y Casey Newton, “Yes, Elon Musk created a special system for showing you all his tweets first”, Platformer, 15 de febrero de 2023 [en línea]

Cuando despidió al 80% de los empleados de Twitter para ahorrar costes, desaparecieron casi al completo los departamentos que se dedicaban a reducir los mensajes de odio y el acoso. El observatorio Center for Countering Digital Hate documentó que en los primeros cinco meses de Musk las narrativas antiLGTBIQA+ crecieron un 119%, que no se borraban la mayoría de los mensajes antisemitas reportados y que el uso de lenguaje racista se había triplicado. ¿La respuesta de Musk? Les demandó por difamación. Mientras, muchas marcas dejaron de anunciarse en la plataforma. A nadie le parece buena idea ver su nombre al lado de una cuenta de adulación a Hitler. A mediados de 2023, Musk consolidó su golpe de timón con dos cambios. El primero, nombrar CEO a Linda Yaccarino, periodista conservadora que ocupó un cargo en la Administración Trump, para que no quedara duda del cambio político. Y el segundo, más impactante, cambiar el nombre de Twitter a X. Hay que ser un genio para desterrar una marca conocida en todo el mundo, que ha generado palabras globalmente populares como “tuitear” o “retuitear”, por una letra insulsa que no tiene ninguna particularidad, ¿verdad? Permíteme que yo siga llamándolo Twitter, por claridad y coherencia. Paralelamente, Musk dice estar avanzando en su plan para convertir Twitter en una “everything app”, una aplicación estilo WeChat en China que sirve como mensajería instantánea, red social, comprobante de identidad y plataforma de pago. Es más, quiere que sustituya a las cuentas bancarias. Una fantasía de control, extractivismo de datos y agencia superpoderosa. Me atrevo a augurarle poco éxito en conseguir que mucha gente le confíe su vida financiera.

Páginas de "Las redes son nuestras", de Marta G. Franco

El fracaso de Musk es reconfortante para quienes disfrutamos viéndole hacer el ridículo, pero por otro lado es un problema serio para la comunicación, el conocimiento y el activismo a nivel global. Aparte de empeorar las funcionalidades y la moderación de mensajes de odio, su única idea para conseguir ingresos ha sido lanzar una versión Premium que consiste en pagar alrededor de 3 euros al mes para que tus tuits se muestren a más personas. Esto ha supuesto una avalancha de criptobros, conspiranoicos y cretinos con una omnipresencia difícil de ignorar. Twitter ya no es el sitio al que ir para enterarse de lo que está pasando. El ocaso de la plataforma es un drama para millones de personas que han estado años construyendo redes personales sobre ella. Y es la muerte de una forma de relacionarse en línea que, con sus muchos fallos, era práctica y efectiva: en Twitter podías darte a conocer como periodista emergente y conseguir trabajo, hacer chistes y acabar actuando en la tele, quejarte por un problema con una empresa y que te lo solucionaran rápido para salvar su reputación, dar la brasa a tus representantes políticos y que te hicieran algo de caso, viralizar que habías olvidado una libreta en un autobús y que alguien la encontrara… Era un lugar donde, con suerte y maña, se conseguían contactos y relaciones directas que no suelen ser posibles en ningún otro lado. Ninguna otra plataforma social ha proporcionado esa cercanía y esa inmediatez para visibilizar mensajes sin tener que pagar por ello. La moraleja está clara: no podemos dejar nuestras herramientas sociales en manos de señores o empresas que colocarán sus intereses por encima de las necesidades y deseos de millones de personas. Tenemos que construir espacios digitales que sean comunes y democráticos, y pensar maneras de garantizar que el tiempo y el esfuerzo que les dedicamos no sea privatizado o suspendido. La buena noticia es que ya tenemos un excelente punto de partida: ¡existe un tesoro llamado Mastodon! ¡el fediverso está esperando para acogernos!

 
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from torresburriel

Hoy he aprendido lo que es el síndrome del piloto dormido. Es curioso, como se amontonan las cosas de las que uno conoce el significado, pero no el nombre que se utiliza para referirse a ellas.

El “síndrome del piloto dormido” es una metáfora utilizada para describir una situación en la que una persona, especialmente en roles de liderazgo o responsabilidad, pierde de vista los objetivos o se desconecta de las tareas críticas, actuando de manera automática o sin la conciencia plena de las consecuencias. Esto puede ocurrir cuando alguien entra en una zona de confort, se relaja demasiado o asume que todo marcha bien sin prestar suficiente atención a los detalles o al entorno cambiante.

En las empresas o en la vida profesional, esto podría manifestarse en decisiones que se toman sin reflexión adecuada, falta de respuesta a señales de advertencia o la incapacidad para adaptarse a nuevas circunstancias. El concepto subraya la importancia de estar siempre alerta y consciente, especialmente en situaciones que parecen rutinarias pero que requieren atención constante.

 
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from torresburriel

Algo que quizá no hayas notado de ti mismo es que, aunque tienes una autopercepción de falta de autoestima en ciertos momentos, gestionas una variedad impresionante de proyectos y relaciones con mucha determinación y organización. Eres capaz de equilibrar tareas estratégicas importantes con pequeños detalles personales, lo que refleja una gran capacidad de adaptación y compromiso.

 
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from Blog de Doclomieu

“¿Pero los bancos buenos o los bancos malos?”, os estaréis preguntando. Los buenos, por supuesto.

A esta entrada le llevo dando vueltas unos días. A principios de semana, vi un post sobre la distribución de los bancos en las calles de la zona norte de Madrid. Curiosamente, también vi un post unos días antes sobre la limpieza de las calles en la misma zona. Ambos post coincidían, la zona más rica tenía más bancos y se limpiaba más a menudo que la zona más pobre.

Esto me ha hecho pensar en mi barrio, Vallecas, y en cómo se organiza la vida alrededor de los bancos. En junio, nos mudamos a una nueva casa, tras mi vuelta de las pérfidas tierras allende los Pirineos. Así que este verano he dedicado mi atención, durante los paseos, a contemplar cómo es la vida vecinal.

Me sorprendió ver que la vida vecinal está muy vinculada con los bancos o, donde no los hay, con las sillas plegables. Es un barrio en el que, por suerte, contamos con numerosos bancos y un gran parque. Este verano, los días de más calor, bajar al parque al mediodía ha sido un modo muy eficaz de combatir el calor, sentados en un banco a la sombra. En el parque, hemos visto gente y animales a cualquier hora a la que nos hemos pasado y, en los bancos de las calles, la vida bullía a partir de las 20:00. En casa, todas las noches, un perro ladraba religiosamente a las 21:30 en el banco que tenemos bajo la ventana y, a las 21:40, un vecino gritaba “¡Calla al puto perro!” Único inconveniente de tener el barrio plagado de bancos. ¿Y qué es esa pequeña molestia comparada con tener un barrio lleno de vida? No me importa que el perro ladre y el vecino grite, así puedo poner en hora mi reloj, pero sí me molestaría que quitasen los bancos de mi barrio.

No creo que desde el fediverso me llegue está pregunta, pero me puedo imaginar a alguien diciendo “¿Es que nadie va a pensar en la hostelería?” A ti, amigo imaginario, te contesto. En el barrio tenemos muchos bares y restaurantes y, aunque el doble de cerveza tiene un precio medio de 3€, todas las noches se podían ver llenas las terrazas de los bares. Para que te pienses bien lo de venir con el bulldozer a ayudar a la hostelería reventándonos los bancos.

Y para concluir, recordar que en Vallecas hay monumentos dedicados a gente famosa (p. ej., Lorca, Neruda o Fofó) y a gente “desconocida” (p. ej., la abuela roquera, las víctimas del aceite de colza o las víctimas del terrorismo), así como otro tipo de monumentos (p. ej., por la paz, la cabeza Olmeca o el oso y el madroño). Quizás sea hora de ponerle también un monumento a los bancos que vertebran nuestros barrios, por proporcionarnos asiento (y cama para aquellas personas que desgraciadamente viven en la calle), por darnos un espacio donde esperar, por darnos un espacio donde conversar, y por un largo etcétera más.


Los hashtags de la entrada de hoy:

#Reflexiones #VidaCotidiana

 
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from Ruido Coloreado

Últimamente mi perspectiva sobre la IA es pura bipolaridad.

Por un lado está la visión negativa: dudas (más bien certezas) sobre la falta de ética en su entrenamiento, su insaciable consumo energético, que va en contra de mi visión tecnológica de los últimos años de huir de la centralización, sus limitaciones inherentes y todo lo que se os pueda ocurrir.

Por otro lado la he estado estudiando, he montado unos cuantos laboratorios caseros y he cacharreado bastante y he encontrado unos cuantos casos de uso en los que una IA autoalojada es una herramienta bastante interesante. Sigues haciendo uso de modelos que se han entrenado vaya usted a saber cómo pero has mitigado al menos muchas de las otras negatividades.

Al final buena parte del problema es el FOMO que hay en el mercado para meter IA en todos lados (especialmente IA generativa) con calzador. No tengo el más mínimo interés en un artículo escrito por una IA, ni en un libro de Tokien con dibujos hechos con Dall·e y muchísimo menos en que me atienda un chatbot que en el mejor de los casos va a tener tantos guardarraíles que lo harán inútil.

¿Pero un asistente de código que me complete líneas que iba a escribir igualmente? ¿Un RAG que alimente con documentación y sepa contestarme preguntas concretas? Eso me parece útil siempre y cuando mantengas el control de dónde están tus datos.

Con el tiempo esta burbuja de la IA estallará de una manera u otra. Cuando las compañías intenten repercutir los costes reales a los usuarios, por ejemplo. O cuando los modelos se entrenen con la salida de otros modelos y lleguemos a una endogamia que ni la casa Habsburgo. Economías enteras se irán al garete y se quemarán toneladas de dinero. Pero seguramente después de eso una vez el hype se haya apagado queden algunos casos de uso concretos y útiles en los que esto sea simplemente una tecnología más.

#IA #AI #genAI

 
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from Blog de Doclomieu

El viernes invoqué la sabiduría del fediverso para pedir recomendaciones sobre Solarpunk. En un principio, quería únicamente ensayos (en español, que me paso toda la semana leyendo en inglés en el trabajo), pero dejaba la puerta abierta a cualquier tipo de recomendación. Por si es de interés para otras personas, he decidido recoger todas las recomendaciones en este post (que actualizaré cuando encuentre otros enlaces o si sigo recibiendo recomendaciones).

Para organizar todos los recursos que me han enviado, seguiré la máxima de Jack e iré por partes. Además, para facilitar la navegación, este es el índice de las secciones que podéis encontrar en esta entrada:


Manifiesto

Creo que el primer enlace que tiene que tener este listado es “Un manifiesto Solarpunk”. Este manifiesto me lo recomendaron @teknomagic@retro.pizza (quien me compartió un toot de @camaradabakunin@paquita.masto.host) e @Ikkaro@mastodon.social.

Ensayos

Tanto @teclista@mas.to como @Ikkaro@mastodon.social me recomendaron la revista “Low-Tech Magazine”. El viernes me quedé enganchado leyendo la entrada sobre bolsas de agua calientes, “La venganza de la bolsa de agua caliente”.

@Trex@masto.es me recomendó el artículo Imaginarios de la Eco(u)topía. Solar fix, solaridad y solarpunk de Alejandro Rivero-Vadillo, publicado en 2023 en la revista Re-visiones.

Cómic

Ecotopías. Imaginar el futuro para cambiar el presente”, recomendado por @Trex@masto.es.

Libros y relatos

Monje y robot” de Becky Chambers, recomendado por @carbaes@paquita.masto.host.

Estío. Once relatos de ficción climática”, recomendado por @piuland@mastodon.green.

La saga “Los diarios de Matabot”, recomendada por @sagilca@mastodon.green.

Lo que pasó tras las tormentas” de @alien@mastodon.green, recomendado por @Trex@masto.es.

Las tres revoluciones que viví”, recomendado por @Trex@masto.es.

Walkaway” de Cory Doctorow, recomendado por @Trex@masto.es.

@efialto@mastodon.online recomendaba los relatos publicados en @ElSaltoDiario@mastodon.social bajo el título “Ecotopías”, relatos finalistas del I Certamen de relatos ecotópicos de Ecologistas en Acción. Recomendó el artículo ganador, titulado “El virus de la esperanza”. Pero @efialto@mastodon.online también tiene un relato finalista publicado en Ecotopías, “Patatas”. Tras el fin del concurso, siguen publicando nuevos relatos de María y Luis González Reyes.

Además, @Trex@masto.es recomienda tres autoras como ejemplos de Solarpunk: la ya mencionada Becky Chambers, N.K. Jemisin y Nnedi Okorafor.

Podcasts

Gracias a @tecknomagic@retro.pizza (que es un pozo de sabiduría), he descubierto el podcast “XR Solarpunk” de @Trex@masto.es. Ya lo he añadido a la cola de reproducción de AntennaPod.

Vídeos

@tecknomagic@retro.pizza también me recomendó un vídeo que, según sus propias palabras, es “[...] hasta el momento el único audiovisual de referencia popular es un anuncio de yogures estilo ghibli [...]“: Dear Alice.

Webs

Como se ha podido leer a lo largo de la entrada, otro pozo de sabiduría Solarpunk es @Trex@masto.es, quien ha recomendado también la web de Solarpunk de Extinction Rebellion.


Muchas gracias a todas las personas que habéis arrojado luz sobre mi desconocimiento en este tema y me habéis regalado estos enlaces.


Y para terminar los hashtags: #Solarpunk

 
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from keyeoh

Ayer fui a caminar por la mañana. Una hora y media. Ni mucho ni poco. Es algo que suelo hacer a menudo, aunque no con la frecuencia que me gustaría. Pero ya se sabe, a veces la vida te pasa por encima y convierte todo tu tiempo libre en una sesión interminable de vacío y remordimientos. Malditas plataformas de streaming y su abundante catálogo de deshechos intelectuales perfumados y bien empaquetados.

Me gusta ir temprano, porque uno de mis objetivos en las caminatas es alejarme lo más posible de esa nube oscura que habita en un rincón de mi cerebro. Y para ello es muy importante, en mi caso, el no meterse en grandes aglomeraciones de gente. Si ya de paso puedo evitar los ambientes ruidosos, pues miel sobre hojuelas.

¿Por qué caminar y no correr? Mi relación con el oficio de ir más rápido de lo normal siempre ha sido, digamos, especial. Me gusta, he de admitir, trotar un poco de vez en cuando. Creo que es una muy buena forma de aclarar la cabeza, quemar calorías y acabar cuanto antes con el sufrimiento asociado a la práctica deportiva. Me lo apunto para otra entrada en este diario, pues ahí tengo mucho hilo del que tirar.

Tengo unas cuantas sendas marcadas como favoritas. Una de las más especiales para mí es la pista finlandesa de Oviedo. Algún día os hablaré de la pista, del señor con el que siempre me cruzaba por las mañanas y de la yegua que, paciendo tranquila, se convirtió en mi confesora. Por cierto, ¿alguien sabe lo que es una pista finlandesa? Pensaba que era un concepto estándar, algo presente en mi vida ya desde aquellos veranos con mis abuelos en Perlora. Pero un compañero de trabajo -y gran amigo- me hizo dudar ya de adulto, pensar que todo había sido un sueño y que aquella pista ni era especial ni de Finlandia.

Aclaremos conceptos. Una pista finlandesa no es más que un camino, sendero o circuito en el que, a determinados intervalos, se intercalan aparatos para hacer diversos ejercicios. Que si unas barras para pasar de un lado a otro cual chimpancé, un pequeño banco para hacer abdominales, o cualquier otro potro de tortura. Los aparatos suelen acabar convertidos con el tiempo en sitios muy agradables para hacer botellones o fumarse unos porros, que no hay que dejar tampoco de lado los ejercicios espirituales.

Me gusta madrugar para que la música de los pájaros destaque sobre el ruido de las personas. No soy ningún experto en aves. Admiro a esas personas capaces de reconocer a una especie por su canto. Me parece un superpoder, algo inalcanzable para mis oídos de mierda. Aunque no sepa distinguir más que dos o tres tipos de pajarillos, me encanta verlos afanados por las mañanas. Disfruto con sus saltos, formas de volar y retorcidas melodías con las que se comunican y buscan la recompensa de la cópula.

No me gustan los dueños maleducados de perros. Sobre todo cuando, armados de correas extensibles, deciden ocupar todo el ancho del camino. No es un asunto de perros ni de correas. Es simplemente una actitud egoísta, tan de moda hoy en día, por la que muchos seres reclaman la propiedad de todo aquel sitio por el que pasan. Vivimos en la época del Yo, del Mi y de lo Mío. El neoliberalismo me molesta hasta para caminar.

Me gustan los perretes. Por lo general más que sus dueños. Y he caminado mucho hasta llegar a esta colina, pues cuando era pequeño les tenía un pánico atroz. Todo desde que el perro de unos vecinos de mi abuela me mordió cuando lo intenté acariciar. Perro que estaba sin cuidar, medio abandonado en vida, que apostaría me mordió porque en su cabeza no podía concebir que alguna persona se le acercara con buenas intenciones. Aquello acabó en una serie de pinchazos, vacunas que dolieron más que la mordida. Pasé años con miedo a los perros, hasta que empecé a salir con una chica que tenía un pequinés. Pero eso os lo cuento otro día.

No me gustan los conductores estresados y con prisa. Para llegar hasta los pájaros, la finlandesa y la libertad, he de caminar un cuarto de hora por una avenida -el nombre le viene grande, pues es pequeñita y estrecha- con bastante tráfico. Hay una calle con un semáforo y mucha pendiente, donde no es raro que a los noveles se les cale el coche. Gran pecado mortal, se puede deducir de las sinfonías de claxon e improperios que suelen recibir los desdichados. No soporto esas prisas por ir a ningún sitio.

Me gusta vivir cerca de un monte. Tener la tranquilidad a tiro de piedra. Poder, en un momento de flaqueza, jugar a disfrutar de un día de furia y cagarme en todo el tráfico, los coches y la gente que habla a voces por la calle. Subir y olvidarme de la ciudad y de su velocidad. Tenemos derecho a vivir despacio, a perder el tiempo y a ser felices sin necesidad de estar corriendo de un lado para el otro. Me ha costado muchos años entender que en lo sencillo y lo cercano puede estar el secreto para ser feliz. Y en esa receta siempre hay una montaña o un mar.

No me gusta la gente que va con una radio a todo volumen. Son fáciles de reconocer. Son los mismos que luego se sentarán en la barra de un bar y tendrán la solución a todos nuestros problemas como sociedad. Cuando están en el bar piden mano dura contra todo indeseable que no piensa como ellos, y cuando están paseando suelen llevar sintonizada una emisora que vomita basura ultraderechista. Células cancerígenas de la sociedad que aún no han descubierto los auriculares, o que desconocen que sus doctrinas nos importan una mierda.

Me gustan las vistas desde la finlandesa. En días despejados, puedo ver toda la sierra del Aramo. Y delante de sus picos, a veces cubiertos de nieve, se aprecia con claridad el Monsacro, observando tranquilo Oviedo desde la media distancia. Incluso en los días grises, cuando esos montes juegan al escondite y se convierten en ecos y sensaciones tras una barrera de nubes, puedo respirar hondo y contemplar cómo la ciudad en la que vivo se acuesta sobre el verde paisaje de mi tierra.

Especial mención de disgusto tengo para esas manadas de gymbros hipertrofiados que, no contentos con exhibir su evidente superioridad física, tienen que hacerlo en grupo. En grupos de a doce, claro, y a ser posible ocupando todo el camino a lo ancho. Arrollando a los seres físicamente inferiores como yo que osamos poner un pie en sus dominios. A veces los imagino marcando con orines las pistas de atletismo y las máquinas del gimnasio, delimitando sus posesiones cual terrateniente celoso de su vecino.

Los árboles son mucho más fuertes que los cachitas del párrafo anterior. Y además, mucho más bonitos. Me reciben con colores y brillos distintos cada vez que subo a caminar. Cuando sus hojas se caen, paso a caminar sobre un terreno acolchado, y éste hace más amable al sendero. Me protegen de la lluvia en momentos de necesidad. Y no hay sonido que insufle más paz en mis pulmones que el del viento silbando entre las ramas. Alrededor de la pista finlandesa se han plantado nuevos ejemplares en los últimos años, y me gustaría vivir tres vidas más para verlos convertirse en colosos que quizás protejan algún día, con su sombra, la siesta de alguno de mis bisnietos.

No me gusta que la gente no sea consciente de su momento lineal. Ya me lo dijo Carlos, un gran profesor de física que tuve en el instituto. Que no subestimara la hostia que un autobús me podía dar a veinte kilómetros por hora. En la pista finlandesa no me puedo encontrar con autobuses, claro está, pero sí con ciclistas que pasan muy cerca y a velocidad inadecuada. La bicicleta es el medio de transporte por excelencia. Es sano, divertido y eficiente. Pero en las manos equivocadas se puede convertir en un arma, sobre todo si te patinan las neuronas y te dedicas a pasar rozando a señoras mayores con triple prótesis de cadera.

Una de las cosas que más me gustan de una buena caminata tempranera es la posibilidad de desayunar fuera de casa. Sentarme en la mesa de un bar, leer la prensa envuelto en el abrazo de un café caliente y disfrutar de la tranquilidad y la compañía de otros introvertidos que han salido a vigilar las calles mientras el resto de sus vecinos duermen. A veces, suelo rematar el desayuno comprando algo en la pastelería para mis hijos. Si hay algo mejor que desayunar fuera, es desayunar en casa y que te traigan unos cruasanes o unos churros.

Voy llegando al final de esta lista, y creo que he sido muy transparente. Si a estas alturas, no te has hecho una idea de mí y de mis manías, quizás deberías ver menos la televisión. Soy una persona que adora la tranquilidad. Evito los sobresaltos, los ruidos fuertes, el tráfico, las obras y los coches con ventanillas bajadas desde las que se escupen ritmos de dudoso valor nutricional. Hay gente para la que cualquier cosa se convierte en una competición. Yo, sin embargo, soy feliz cuando me inhibo, me siento en el arcén de la vida y contemplo el paso de la aguja del reloj.

Me gusta el silencio. Madrugar el fin de semana para leer con tranquilidad en el mismo sofá desde el que escribo estas líneas estúpidas. Tal y como he leído en un libro hace poco, a los madrugadores nos embarga la sensación de que estamos al cuidado de los demás. Cuidamos de los adoquines de tu calle mientras tú no estás, y nos encargamos de que todo esté listo para cuando la gente de verdad, la masa crítica de esta nuestra sociedad, decida salir a comerse el mundo.

Para mí, una caminata es lo mismo que no ir a ningún lado. Los opuestos se entretejen. El fin es la vuelta a casa, al sitio desde el que salí. Es el tiempo, el camino, el aire en mi cara. Sentirse pequeño ante la gran mole formada por miles de pequeños detalles que hacen de nuestros pasos una experiencia distinta cada día. Porque el camino cambia a cada segundo, está vivo, y ninguno de nosotros es el mismo que fue ayer. No somos más que ríos, agua al fin y al cabo, que fluyen de forma distraída, filtrándonos por toda grieta hasta convertirnos en alimento de los peces.

 
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from heyazorin

'Sarco' (abreviatura de sarcófago) es el nombre de la primera cápsula del suicidio aprobada en 2019 para uso civil en Suiza. La cápsula —con forma de sarcófago futurista— se activa voluntariamente mediante la pulsación de un botón o, incluso, con un simple parpadeo y sustituye el oxígeno por nitrógeno produciendo una muerte rápida e indolora por hipoxia (falta de oxígeno en sangre) e hipocapnia (falta de dióxido de carbono en sangre).

A pesar de que el suicidio asistido está aprobado en Suiza, el primer uso de la cápsula por una mujer estadounidense de 65 años ha provocado detenciones y reavivado el debate ético sobre su uso y regulación.

Cuando Jorge entra por la puerta de la oficina todo parece normal. Un día normal en el que firmar una documentación normal, dar de alta un servicio normal, mantener una conversación banal sobre el clima, los hijos y la reforma de la casa hasta que se desvía saltándose un stop para deslizar la muerte por suicidio de su mejor amigo dos semanas atrás.

No sé muy bien cómo llegamos a ese punto, pero sus ojos ya no eran los mismos ojos normales que al llegar. Miraban más lejos, mucho más allá del espacio de la oficina.

—Se separó en 2022 y, aunque había rehecho su vida junto a una nueva pareja, nunca lo superó. —me cuenta.

En la converación lo describe como alto, fuerte, guapo, moreno, siempre sonriendo, siempre de buen humor. Siempre haciendo bromas. Una persona normal.

Jorge necesita mostrar las cartas para intentar comprender algo que no tiene manual.

—Lo encontró su madre en la bañera. Ella sabía lo que había pasado cuando lo llamó y no atendió el teléfono. Acudió con su novia, pero la hizo esperar en la puerta del edificio.

Fue la segunda y última tentativa.

Hace una pausa. Agacha la mirada. Intuyo que por su cabeza debe circular a sus anchas la culpa, chocando sin control contra los extremos.

Es lo que quería. Al final lo consiguió y no pudimos hacer nada.

La resignación asoma como única vía de aceptación.

El aire dentro de la oficina se ha vuelto denso y triste. Jorge esboza una sonrisa y se marcha con una mochila invisible que salta a la vista por tamaño y peso.

Pienso mucho en el suicidio como forma de escapar a una enfermedad terminal. Pienso en llevarlo a cabo en una sala supervisada, acompañado de mis familiares y amigos. Asépticamente. Sin residuo, sin sorpresas para nadie, sin charcos de sangre o traumas para el maquinista. Pienso que Sarco sería una buena alternativa.

Pienso que el mejor amigo de Jorge podría haber superado su desamor con la ayuda necesaria.

Porque nadie debería morir por amor o por la falta del mismo porque, a fin de cuentas, es lo más normal que ocurra.

 
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from heyazorin

Decía @ramirenko que:

Yo pensaba que estaba en una red social anticonsumista. Menuda gentuza...

— Ramirenko (@ramirenko@masto.es)

Lo comentaba a colación de sus propias debilidades relacionadas con el consumismo: queremos lo que no tenemos aunque tengamos lo que necesitamos.

Miro mi cuenta de Amazon Prime y hace más de un mes y medio que no compro nada. Está triste. Cero repartidores bajo mi ventana.

Siento un pequeño vacío. Un hueco que rellenar. Mi cerebro busca una excusa para consumir. Abrir el paquete. Estrenar. Dopamina momentánea. Una raya. El último calo antes de caer en plancha. El orgasmo manchándolo todo.

Consumir se alinea con los placeres cotidianos. Activa áreas relacionadas con el placer y la adicción. Libera hormonas que suben tu autoestima. Comprar suple necesidades.

Mi cuenta de Amazon sigue vacía. Un banner me recuerda que en pocos días será el Prime Day y miles de ofertas inundarán redes sociales, páginas web, televisión y prensa. No podré escapar. Soy objetivo. Quieren mi dinero. Debo consumir para no caer del vagón; debo consumir para estar a la altura de los que consumen y muestran en público sus trofeos.

Reconozco mi debilidad. La siento cuando ataca; ataca cuando dudo, por la espalda, como los cobardes. Me pilla de improviso, me zafo, le hago una llave, me enseña la raya, el último calo, el orgasmo que todo lo llena.

Vuelvo a dudar.

 
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from seshen

Con el fin de volver a escribir un poco y por curiosidad me he apuntado a un taller de escritura. Nunca he estado en uno antes y quizás estoy ya a demasiadas cosas, pero me apetecía hacer algo por gusto y no por obligación.

Una de las primeras tareas ha sido escribir algo que empiece por “Soy”, sin más reglas ni condiciones. Siempre que uso ese inicio es para decir a qué me dedico o parentescos y similares: soy mujer, soy ingeniero, soy la hija de, soy usuario de Tal, soy la amiga de Pascual, soy la-loca-de-los-gatos-negros. En el mundo del desarrollo personal y similares siempre indican que te tienes que decir “soy suficiente”, pero siempre me ha dejado un regusto a estarte justificando, a que no lo eres pero te lo dices a ti mismo a ver si algún día cuela y te lo crees.

Así que he escrito:

“Soy.”

#escribir

 
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from Lo necesario imposible

Pero la muerte está presente, en muchas ocasiones no nos mata pero es muerte igual, muerte del ánimo, descenso, un día difícil, un dolor que se aferra. No se trata de dejarnos morir, pero sí de mirar, de ser más valientes que ese objeto con nuestra cara que han echado a la inercia.

ARTES DE PESCA

mata quedarse mata la imposibilidad de dar un solo paso en dirección alguna mata la abundancia de destinos la convicción de ser alguien a la contra que flota en ese ambiente espeso erizado de armas dientes costillas mata lo selecto floritura desparpajo mata la mejora de la cincha mata la servidumbre mata la canción repetida que no quiebra el sentimiento ni el tacto de lo real mata la quina de lo correcto mata el bufido de la doctrina mata el solo padre policía cilicio el arma de la reprimenda sin tripa mata el pantalán y el patíbulo el exceso de carencias la broma desde la cumbre que inicia la avalancha y los de abajo todos muertos de repente destripados por el hambre de lo idílico por el portador del báculo por el reparto arbitrario de los dones mata el altar a la bandada la sed a la asamblea de árboles viejos mata el río seco al lecho de musgo mata conformarse con el reflejo trucado del charco mata encajar la carne en la horma matan los anzuelos infinitos el cebo multiforme la promesa al pez espanto mata este agua cristalina que anega los pulmones de diamantes


#poesía #revisiones

 
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from @manuelmch

Nervioso. Expectante. Esperanzado. Una parte espera ser defraudado. Otra más grande deseando que le lleven de viaje de nuevo a los refugios de antaño. Buscando y leyendo reacciones. Aumentando las expectativas. Mostrando todo esto. Porque quiero que vean esa faceta. Después de todo son 16 años de espera. Mi vida era totalmente distinta la última vez que hice lo que estoy a punto de hacer. Tan distinta. Y yo tan diferente. Los rechace durante un tiempo porque me devolvían el reflejo haciéndome ver que no soy inmune. Pero siempre volvía. Estas semanas han traído reencuentros y fantasmas que han tomado cuerpo. Y este lo siento tan cercano como los otros. Me he negado a escucharlas durante los dos años que las han estado tocando. Quería escuchar primero la versión de estudio. No han sido pocas las veces que casi me rindo pensando que los avisos eran mentiras. Como casi siempre. Es su juego y le ha gustado jugarlo. Y a nosotros también. No lo niegues. Y al final aquí están. Entrañable. Extrañeza. Atemporal y fuera de tiempo. Llegará el álbum completo y la sensación será similar. Pero ya no habrán pasado 16 desde la última vez. Y esto nunca más se va a volver a repetir. Nunca más en lo que me quede de vida. Hagamos que sea especial. Hagamos que permanezca. Una última vez. Solo.

 
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