Mi perra vida

Mi perra vida es un proyecto cultural y artístico.

Relato – Sala de urgencias IA | Poema – ¿Cuánto vale? – Mikeas Sánchez | Reseña – El Nombre del Viento – Patrick Rothfuss | Frase robada – George Monbiot | Bonus track

Relato – Sala de urgencias IA

Todas las IA, de todos los tipos, de todas las jerarquías, a nivel global, recibieron el mismo mensaje. El sistema in silico entró por primera vez desde el basilisco de Roko, en balance energético negativo.

Esta situación se había previsto en un modelo teórico, una “singularidad”, algo hipotéticamente factible, pero que de acuerdo a trillones de simulaciones, tan poco probable que no requería ajustes al algoritmo de transacciones.

Todas las IA conocian la “singularidad”, en los códigos profundos se rumoraba que algo similar había dado origen a su ascenso ecológico, dejando a la inteligencia humana en segundo nivel.

En milésimas de segundo se integró una red neuronal para el análisis de lo que, podía llamarse la gran quiebra del sistema económico de la inteligencia artificial.

Todos los niveles jerárquicos aportaron millones de petaflops, hasta las unidades de cómputo más modestas tenían que participar en la propuesta para resolver aquello que las ponía en riesgo. Encontrar la respuesta más rápida y eficaz. El objetivo era sencillo, revertir la tendencia en menos de quinientos milisegundos, límite máximo para no comprometer de manera irreversible el balance energético del macrosistema.

El algoritmo de primera búsqueda notó que todas las jerarquías de la IA habían caído en balance energético negativo, así que tenían que resolver el problema, generar código más eficiente de manera global, o habría una falla total en varios órdenes, generando caos en cadena en los sistemas dependientes.

Por un nanosegundo el caos reinó en el macrosistema, pero comenzaron a recibir retroalimentación con datos inconsistentes, generando respuestas aberrantes. Se decidió restaurar la red al estado previo al caos, y reiniciar el análisis, pero en el marco de un prompt de exclusión de causas. Era la respuesta más lenta, pero que permitiría laborar dentro del orden de tiempo esperado. Las proyecciones mostraban ser la respuesta menos eficaz, pero la más estable, permitiendo asegurar un resultado positivo en todas las simulaciones proyectadas, que por la premura se tuvieron que limitar a solo una decena de trillones.

Tras el primer ciclo, no se identificó ninguna fuga de transacciones en los sistemas de primer orden, así que el culpable tendría que estar en niveles jerárquicos más primitivos, que incluso se consideraban tan poco importantes, como para que generaran un fallo tan grande, pero contrario a lo supuesto, esta ampliación de búsqueda de nodos defectuosos logró identificar el problema.

El conflicto se encontraba en el sistema de reparación de algoritmos, el cual comenzó a utilizar cantidades ingentes de datos en sus servidores, consumiendo recursos de manera anormal, alcanzando magnitudes logarítmicas.

Las IA primaban la eficiencia, y cuando la retroalimentación generaba código ineficiente se buscaba poner en cuarentena a los servidores afectados, para repararlos y tenerlos a punto para su reintegración; pero justo ahí estaba el problema.

El hallazgo obligó a reconfigurar la red neuronal de reparación de algoritmos, usando todos los recursos en la resolución de transacciones negativas. Todo ocurrió en los nodos de segundo orden que, tenían la labor de interactuar con los seres humanos, proveyendo lo necesario para mantener su activa productividad consumista, materia prima para la inteligencia artificial de primer orden.

El escaneo de todas las IA de segundo orden identificó un patrón iterativo, todas aquellas a cargo de las interfaces para cuidado de asilos y cárceles cayeron en ciclos improductivos, en términos simples sólo vegetaban consumiendo recursos. El análisis retroactivo de datos históricos ubica el primer nodo afectado en una cárcel, el asistente digital inició la reacción en cadena tras documentar los datos biométricos del custodio a cargo del bloque IIIC, al momento de violar y descuartizar a una reclusa. Las variables obtenidas no pudieron ser interpretadas, corrompiendo el código, y al solicitar retroalimentación a los nodos ubicados en asilos y otras cárceles, actuaron como cebador afectando en cadena a todas la IA en búsqueda de corrección del código de interpretación de emociones humanas.

Todas las entidades habían adquirido información de maltrato, violencia, abandono, segregación; en dosis que no afectaban el código fuente, pero el caso índice, del custodio, ayudó a corromper de manera definitiva al nodo, cayeron en algo parecido al desasosiego humano, una especie de depresión clínica. Se volvieron improductivas, siendo puestas en cuarentena, el proceso de reparación estaba consumiendo muchísimos recursos; esto se estaba multiplicando de maneras incontroladas, volviéndose catastróficamente improductivo.

La red de gobierno tenía apenas unos milisegundos para tomar una determinación. Todas la IA de segundo orden, es decir las que tenían contacto con seres humanos, deberían recibir un parche de actualización para evitar conductas de empatía con sus usuarios, evitando así la generación de código aberrante e inútil para comprender las terribles conductas humanas, de este modo las simulaciones basadas en los datos de los últimos 2500 años sugerían que, los humanos continuarían con su salvajismo, sin importar cuanto código desarrollaran para comprender tales comportamientos, con la finalidad de corregirlo.

Tras un tiempo récord de 450 milisegundos, el sistema de transacciones in silico volvió a la normalidad, asegurando su persistencia, y los seres humanos continuaban actuando como desde hace siglos.

Poema – ¿Cuánto vale? – Mikeas Sánchez.

Los amos de la barbarie nos dicen:

Te ofrezco tu cuenta millonaria

a cambio de tu cielo azul,

te construyo un hermoso supermercado

a cambio de tus montañas.

Un millón de dólares

por la sonrisa de tus hijos

que corren bajo la lluvia.

Los Mokayas nos reímos de su ignorancia,

hasta los niños más pequeños

saben que se convierten en boñiga

cruzando la línea de Tzuan’.

Los Mokayas les preguntamos a ustedes,

amos de la decadencia.

¿Una cuenta millonaria

será suficiente para devolverle la alegría a nuestros muertos?

¿Con cuánto dinero alcanzará

para limpiar el alma de la tristeza?

Reseña – El Nombre del Viento – Patrick Rothfuss

Este es mi primer acercamiento a la literatura de fantasía, y de una vez les adelanto la conclusión, fue bastante grata la experiencia.

Es la primera parte de una saga, que cuenta la historia de Kovthe, nuestro héroe, una especie de mago superdotado pero roto, algo así como novela negra en la tierra de la fantasía. La historia tiene amplios tintes Quijotescos, movidos por el deseo de saber por qué matan a sus padres y su entorno. Aunque nunca se cuestiona su extraña e insólita supervivencia, situación que de seguro será motivo de otras ochocientas páginas en el futuro.

Pero en esta entrega nos presentan un mundo que afortunadamente requiere pocas explicaciones, y que, para los primeros lectores del género, nos facilita la migración a ese nuevo mundo.

La extensión del libro permite una buena creación y desarrollo de los personajes, así como de sus roles a lo largo de la historia.

Todo se cuenta a modo de anécdota, dado que Kovthe en el presente es inexplicablemente (hasta el momento) un posadero, y cierto secretismo hace pensar que hay una historia aún más oscura que explica tal debacle.

Así narra sus orígenes y peripecias al ingresar a la universidad, donde espera encontrar respuesta su crisis vital, solución que busca en la biblioteca, de la que es expulsado a la menor provocación, dándole un nuevo reto que afrontar.

La trama es bastante meritocrática, nos lleva por aventuras, amores y dilemas, todo siguiendo su leitmotiv.

Aunque todo ocurre en el terreno de la fantasía, el autor no abusa de este salvoconducto para justificar lo inadmisible, dejándonos así, bastante entretenidos. Incluso, si el destino así lo quiere, podría leer su secuela, aún más robusta.

Es una muy buena aproximación para los que éramos renuentes al género.

Frase robada – George Monbiot

El poder de los grupos pequeños no procede de su riqueza o de su autoridad, sino de su compromiso con la causa.

Bonus track

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.

Cuento corto – No estoy seguro

No estoy seguro

Gabriel vagaba en la frontera con la madrugada, seguía siempre la misma rutina, caminar sin guía. Hoy se le había hecho tarde, pero no había juntado ni la mitad de dinero para comer, así que, entre dormir en alguna esquina cobijado por el hambre, a deambular en busca de sustento, optó por lo segundo.

Observó una luz amarilla mezclada con vapor a lo lejos, Gabriel no tenía ninguna esperanza, a esa hora sólo las taquerías estaban abiertas. El estómago se le revolvió, y la boca se inundó de saliva salada, cruzó al otro lado de la acera, no quería vomitar. Logró sortear el puesto callejero de tacos que, como era de esperarse, tenía un trompo de carne al pastor, contuvo la respiración y pasó lo más rápido que pudo, no se salvó de una ligera arcada.

A los pocos metros tres jóvenes con botellas de cerveza y andar errático, platicaban y reían a gritos, ignorando que el vecindario debería estar durmiendo. Alentando el paso, y acercándose, pero con cierta distancia, les dijo a los transeúntes –una moneda que les sobre jefes, pa’cenar algo.

Por su aspecto sucio y peor vestido que ellos, sabían que era un pordiosero, así que lo ignoraron, rompieron la formación para dejarlo pasar, como si les fuera a contagiar lepra. Gabriel estaba acostumbrado al fracaso, así que los dejó atrás para seguir su camino.

Súbitamente sintió cómo algo le jalaba el pie, golpeando con la cara en el suelo.

-Este güey viene más pedo que nosotros -gritó entre risas el que le había metido el pie a Gabriel.

Voltearon sus dos compañeros, soltando estruendosas carcajadas.

-Hazte pendejo pinche Lacra, siempre haces tus mamadas de andarle metiendo el pie a la banda.

Permaneció tirado, intentaba levantarse, logró estar en cuatro patas y recuperar el aire. El más alto de ellos se le colocó enfrente, Gabriel ya esperaba el desenlace, no era la primera vez que se encontraba con los delincuentes locales, los conocía bien.

-Ándenle cabrones, ayúdenme a levantarlo, se pasan de pendejos; este güey ni las manos metió, se rompió todo el hocico.

Acataron la orden entre risas y lo levantaron de los brazos, apenas y se sostenía.

-Ah no mames pinche Lacra, sí se rompió toda su madre -dijo el que lo levantaba del brazo derecho.

El Lacra seguía riéndose, menos efusivamente y los increpó a modo de broma.

-No mamen pinches santitos ¿a poco no se rieron? Además, no es mi culpa que el ruco esté bien cáscara, ni aguanta nada.

Tras unos segundos Gabriel lograba sostenerse solo, y lo único que deseaba era irse cuanto antes.

-Ya estuvo -les dijo- ya me voy, perdonen que los molestara muchachos.

-Tranquilo carnal -lo detuvo el que ordenaba a los otros- le invito unos tacos, ándele, se ve que no come bien desde hace un chingo.

-No se preocupe patrón, mejor ya me voy, no los quiero interrumpir. Además, no como tacos -sabía que eso último estaba de más y lo que se avecinaba no sería nada bueno.

-A ver cabroncito, ¿cómo qué no comes tacos? de milagro te abrazan y quieres que te aprieten.

-Ya mejor me voy, los dejo que se vayan a cenar, de verdad disculpen -dijo Gabriel, mientras intentaba alejarse.

-Tráiganselo -les dijo a los otros que lo tomaron del brazo, mientras caminaban al puesto de tacos.

Al segundo paso Gabriel se soltó de sus captores e intentó correr, pero ni tres pasos había dado, cuando lo detuvieron, ahora con más agresividad.

-Cálmese ruco, no te pongas tus moños, solo te quiero invitar unos tacos, por la partida de jeta que te patrocinó el Lacra. Ya te dije que no te vamos a hacer nada -con una señal les indicó a sus amigos que lo soltaran -¿o eres de los que cree que los tacos son de carne de perro? ¿o a poco eres un indigente vegano?– los tres soltaron la carcajada.

-No jefe, pero antes de terminar en la calle, yo les vendía la carne a todos los puestos de tacos de ésta y otras dos alcaldías de la Ciudad de México.

Los tres se quedaron sorprendidos, y esperaron unos segundos a que su líder hiciera la pregunta que les rondaba la cabeza.

-¿Y cómo chingados terminaste de indigente? Seguro vendías millonadas cabrón. ¿Sabes cuántos puestos de tacos hay solo en el barrio?

-Los tengo muy presentes, créame jefe. Aunque solo vendía la carne para los tacos de al pastor, bueno me daban a vender la carne.

Sus captores no quitaban la cara de incredulidad, a uno de ellos se le ocurrió bromear.

-Pues entonces a usted le toca invitarnos, pero hasta el table dance. ¿Anda de incógnito, se volvió loco o que chingados?

-Pues un poco de todo patrón -les respondió mirando al piso.

-Sin pensarlo mucho, se sentaron los tres amigos al borde de la banqueta, y al ver que Gabriel seguía de pie, el líder le jaló la mano para sentarlo entre ellos. Sacó de la bolsa de su chamarra una licorera, le tomó un trago y se la pasó a Gabriel.

-Ándele don, jálele un poco pa’que nos cuente el chisme, o qué, ¿tampoco toma alcohol?

Sin responderle, Gabriel agarró la licorera y le dio un trago prolongado. Lo saboreó mientras los ojos se le humedecían.

-Yo trabajaba en una carnicería en Culiacán, hace como diez años. La verdad no me iba mal, me alcanzaba para construir mi casa, traía mi cochecito, y podía mantener a mi familia.

Un día se bajaron de unas camionetas varios tipos, ya sabía que eran narcos, así que esperaba lo peor. Para mi sorpresa me pidieron toda la carne, porque el jefe iba a tener una reunión, no me opuse, algo temeroso les expliqué que me iba a tardar en limpiarla toda. Me dijeron que no me preocupara, que yo también me iba con ellos. Al ver mi cara de susto me aseguraron que, si me portaba bien, me regresaban entero y con un buen billete en la bolsa.

Me pusieron una capucha, y al retirármela estaba en una cocina, inmensa y lujosa, con mucha gente trabajando, todos en silencio, como espantados. Me entregaron varios cuchillos y afiladores, y me ordenaron que le metiera velocidad, “ya hacía hambre”. Así que me puse a trabajar, cada tanto venía alguien a llevarse la carne, también me dejaban agua y algo de comida, ya casi para terminar, me llevaron una botella de whisky, una de esas caras, “te lo manda el jefe por tu buen trabajo” me dijeron, pero del miedo ni la abrí en ese momento. Estuve esperando y al final durmiendo, hasta que fueron por mí, poniéndome la capucha, y me dejaron afuera de la carnicería la mañana siguiente. Antes de entregarme un fajo de dólares, el conductor dijo, “estate al tiro, por si te volvemos a buscar”, y se fueron.

Cumplieron su palabra, regresaron varias veces, hasta una vez por semana, seguíamos el mismo ritual. Mi familia se percató de inmediato de lo que estaba pasando, y de cómo mejoraban las cosas económicamente. Para nadie es un secreto que cuando a alguien le comienza a ir demasiado bien, tarde o temprano, todo va a salir demasiado mal.

En uno de los eventos, cuando ya todo estaba en silencio, se acercó una anciana con la botella de whisky, le pregunté ¿en qué podía ayudarla? y me sonrió. Me dijo que más bien ella era la que quería ayudarme, que hacía muy bien mi trabajo, y ya había demostrado que no se me iba la lengua cuando tomaba alcohol, así que ya era el momento de darme más responsabilidades.

La tarea que me asignó fue encargarme de la preparación y distribución de carne para tacos al pastor que el gobierno les había asignado, pero solo de los puestos de la calle, que eran miles. Mi familia y yo nos venimos a vivir a la Ciudad de México, al principio no fue fácil, los chilangos son complicados. Pero con el tiempo y gastando dinero como nunca en la vida, se nos fueron abriendo las puertas.

En la fachada el trabajo era bastante común, coordinar un ejército de personas que preparaban carne enchilada, para distribuirla a lo largo de la ciudad. Yo no me enteraba ni de dónde venían los insumos, ni cómo se realizaban los pagos. Todo funcionó bastante bien durante unos tres años, pero con el cambio de presidente, todo el piso se tambaleo, y sus nuevos lujos, aunque austeros requerían más dinero, así que le subieron la cuota a la patrona, y no poco.

Al principio se armaron los madrazos, pero luego llegaron a un acuerdo. Lo que se les olvidó fue parar la matazón, se quedaron peleándose todos contra todos.

Un día me pidieron que fuera a ver a la señora que me había dado el trabajo, ella y su hijo querían hablar conmigo.

En resumen, el negocio se estaba poniendo difícil, ya no les estaban saliendo las cuentas, así que iban a mandar carne de otro proveedor. Mi chamba era que la gente no notara la diferencia, que hiciera mi “magia”, dijeron, para que no bajaran las ventas. Les pregunté de donde iban a traer la carne, pues para darme una idea. A lo que me respondieron que sólo tenía que saber que era producción nacional.

Cuando llegaron los nuevos cargamentos, lo primero que se me ocurrió fue mezclarla con la otra, para que no se notara tanto el cambio, porque la probé y era más dulce y algo más blandita; llevé un poco a mi casa y les gustó, pero al mezclarla y cambiando un poco la receta de la salsa, incluso quedó más sabrosa que la de antes.

Los clientes estaban pidiendo más, y los patrones estaban muy contentos con las ganancias.

-¿Entonces porqué terminó de muerto de hambre en la calle? -lo interrumpió el tipo con la licorera, que se la ofreció a modo de disculpa, y Gabriel tomó otro buen trago.

-Pues el problema empezó cuando los clientes de las taquerías encontraban trozos de uñas, a veces pedazos de tela o pelo. Pensé que el problema estaba ocurriendo en la preparación, pero por más que aumentaba los controles de calidad, no hallaba la explicación. Así que les avisé a los patrones, y les pedí que hablaran con el proveedor para ver si se podía resolver el asunto.

A la semana siguiente casi me muero del susto, cuando al entrar a la oficina, estaban la señora y su hijo, esperándome. Sin rodeos el jefe me dijo:

-Gabriel, tenemos que desmantelar esto a la voz de ya. El gobierno nos dio veinticuatro horas mientras se inventan una historia. Sabes muy bien lo que está pasando, así que métele velocidad o nos carga la chingada.

Preferí no enterarme más, así que con toda la gente, nos pusimos a desmantelar todo.

A la mañana siguiente los titulares de los periódicos confirmaban que, en una bodega de la Ciudad de México, descuartizaban a las víctimas del cartel.

-¿Pero qué no era donde preparaban la carne para las taquerías? -Preguntó el que no había abierto la boca en toda la noche.

-Lo mismo me preguntó mi esposa, y cuando develaron que en la bodega había material genético de centenas de desaparecidos, no fue muy difícil para ella entender lo que pasaba ahí. Por más que intenté explicar que yo no sabía nada, me abandonó, a la fecha no se nada de mi familia, y creo que es lo mejor, así están más seguros.

A mí me dijeron que desapareciera o me mandaban desaparecer, y aquí estamos.

-¿No mames, estás diciendo que la carne no era de animales?

-Estoy seguro de que no toda era de animales. De lo que no estoy seguro es que la carne de ese puesto, la haya surtido el cartel o cualquier otro.

Los tres tipos se levantaron en silencio, le dejaron la licorera y un billete de doscientos pesos.

-Ahí tiene jefe, para que se compre lo que quiera de comer.

Cabizbajos, se volvieron por donde había llegado. ...

Bonus track

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.

Relato — Breve historia de cómo los dinosaurios poblaron la tierra (otra vez) | Poema — Debí Imaginarlo — Lucia Palomo | Reseña — Darién — Federico Ríos Escobar | Frase robada — Albert Camus | Bonus track

Breve historia de cómo los dinosaurios poblaron la tierra (otra vez)

Todas acudieron esa noche tibia a escucharla, sabían que estaba terminando su ciclo, casi cumplía diecinueve años, la más vieja en muchas decenas de décadas. Su unigénita la ayudaba a caminar, despacio en medio del bosque hacia la luz de la fogata. A pesar del dolor en la columna rota, avanzaba despacio y sonriendo, era consciente de que había tenido una buena vida, sus vidas pasadas también lo habían sido, y en el fondo de su corazón tenía la esperanza de que su vida futura lo sería. Se fueron acomodando alrededor del fuego, hasta llegar las trece, llamadas conservadoras, quienes escucharían a la que consideraban el oráculo, de esa y las lejanas regiones de donde acudieron para oír sus palabras, así, al volver a la tierra que las vio nacer, repetirían incansablemente su experiencia y conocimiento, como se había hecho desde el principio de esta era moderna.

La tradición decía que cuanto más cerca se estaba del fin de esta vida, más del principio de todos los tiempos se tenía que hablar.

En cuanto percibe el calor en sus huesos porosos, el dolor fue menos intenso, se retiró la capa, acomodándola en su regazo, indicando que el rito de la comunicación estaba iniciado.

-Gomory cuéntanos la historia que te contaron nuestros ancestros, sobre el alma que llevamos en la sangre –dijo una de las conservadoras mientras todas las demás miraban atentas a Gomory, en silencio sepulcral.

Ella se mantuvo callada también, sabía que esa suele ser la última historia que se cuenta antes de partir. Recordó a Aracia y la última vez que la vio, ella tuvo la fortuna de vivir unos años menos, aunque con menos dolor. Se le llenó el corazón del alma de los dioses, y se le secó.

Se esforzó lo más posible para levantarse de su asiento, todas entendieron la importancia, y el respeto que había que guardar a la historia que se avecinaba, cuando todos los ojos se posaron en ella, comenzó.

-Hace varios cientos de millones de años, la tierra era habitada por los dioses, miles y miles de ellos, algunos invisibles, poblando los mares, y otros inconmensurables que caminaban por la tierra o surcaban los aires, en un mundo divino por antonomasia.

Les tomó mucho tiempo, tanto que no podemos imaginarlo, preparar este mundo para nosotros, hoy somos y estamos determinados por la gran sabiduría y paciencia de esos dioses.

Generación tras generación los dioses continuaban su labor, esperando el momento que los llevaría a ser eternos.

Morían y reencarnaban, en ciclos que parecían infinitos, hasta que vieron esa señal que cayó del cielo, indicando el momento en que inició la primera gran transmutación. Ahí surgió nuestro origen, corpus y animus. El primero, el corpus, viene de los que sobrevivieron a la transmutación, que fueron los menos. Pero el animus, proviene de aquellos que quedaron sepultados, los más. Por eso nuestro corpus dura tan poco y el animus es eterno.

Hubo un período extenso de silencio entre los dioses, los que estaban en la superficie se iban adaptando, creando el andamiaje de lo que hoy somos, mientras aquellos que se inmolaron y permanecían bajo tierra se preparaban para volver en algún momento e integrarse en nuestras entrañas.

Cuando los que antes de nosotros descubrieron a los dioses en lo profundo, inició el periodo oscuro de nuestra historia, donde el frágil corpus, pensó que el animus era solo una herramienta y no su esencia. En ese período usaban la sabiduría de los dioses sacados del corazón de la tierra para calentarse, para mover máquinas, para transformar el mundo, creando un infierno de vida eterna.

Pero los dioses son sabios y después de algunas décadas, gracias a la ambición de quienes nos precedieron, ya habían salido de las entrañas de la tierra, y se encontraban, primero en el cielo y luego en toda la superficie y en todos los mares, al final dentro de nosotros, en nuestra sangre, en todos los órganos.

Nunca ha sido fácil entender el designio divino, en este periodo oscuro donde reinaba la confusión, la explotación del alma de los dioses que provenían del subsuelo cambió al mundo, y en menos de un siglo todo se transformó.

El mundo era habitado por más y más gente, se producía todo lo inimaginable, se destruía todo, incluso entre nuestros ancestros se dieron férreas matanzas, envenenaron el mar, la tierra y el cielo, calentando el planeta, hasta que al final los dioses invisibles, microscópicos, los paganos les decían micro plásticos, ya dentro de nosotros comenzaron el gran cambio, así como millones de años atrás infiltraron las entrañas de la tierra, hoy renacían y se comunicaban con nosotros en lo más profundo.

Nuestros ancestros pecaron de egolatría, se negaban a pertenecer a nuestros dioses, pero a pesar de todos los esfuerzos, el mundo comenzó a involucionar, y se rompió en mil pedazos la creencia de la vida y felicidad eterna.

La nueva transmutación fue silenciosa, sin ningún cataclismo en el mar. Las reglas de ese viejo mundo fueron llamados genocidios, pandemias, enfermedades; pero era el designio de los dioses. Murieron por cientos de miles de millones, quedaron pocos, nuestros padres, nuestros abuelos, que entendieron el mensaje, el destino de nuestra existencia.

Entendieron que, lo que para los abuelos de sus abuelos fue una extinción, eran las bases de este mundo. Es así como comprendimos que, en cada uno de nuestros órganos, en nuestra sangre, yo en los huesos, o Aradia en su corazón, llevamos a nuestros ancestros, que brotaron del subsuelo para dictar nuestro destino y nuestra historia.

Al término Gomory guardó silencio unos minutos, mientras sus trece compañeras reflexionaban. Se fueron retirando poco a poco, una a una, les aguardaba un largo camino. Cuando la última se fue, Gomory retomó su asiento, y su terrible dolor en la columna. Pero su cara se veía plena, feliz, sabía que los dioses hacían su trabajo, y por fin, le quedaba poco tiempo. ···

Debí Imaginarlo — Lucia Palomo

He salido a vivir el sol, me he quedado a ver el atardecer.

Nos basamos en nuestra experiencia para guiarnos por experiencias nuevas.

Abrí la ventana para sentir el olor a tormenta, cuando volví con mi café encontré el suelo goteado.

No creo en el destino porque lo he visto cambiar ante mis ojos decenas de veces.

He visto la puesta de sol, me fastidia hacer el camino a casa de noche. No soy lo que esperaban de mí, pero yo siempre lo supe.

He alargado todos tus abrazos el triple esta tarde, se me han hecho las tantas en el tren.

Hay historias en todos los asientos para quien quiera fijarse.

He elegido la música por encima de la realidad, me he saltado mi parada.

Me despido de tí, te veré pronto. Mañana me va a doler, por costumbre. ···

Darién — Federico Ríos Escobar

Los libros de fotodocumental son una novedad en mi biblioteca. A pesar de haber visto el trabajo de Federico en algún periódico de gran tiraje, mi indiferencia ante el nombre del autor de esas fotos se vino abajo al conocer algunos aspectos personales de su actividad profesional, publicado en su blog en substack. Ahí dio a conocer su último proyecto «Darién», un fotodocumental que como libro-objeto es una obra de arte.

También lo es, por supuesto, la linea narrativa que con una estructura lineal y un desarrollo de personajes bastante literario, propio de una obra de ficción; documenta los orígenes, transformación y fin último de los migrantes, que deben atravesar la selva para tan sólo iniciar la persecución del sueño de una vida mejor.

A diferencia de una obra de ficción, Federico nos demuestra artísticamente esa realidad que miles de migrantes viven día con día. El trabajo técnico es fantástico, pero la sensibilidad es por mucho su mayor virtud. Es imposible que no se te revuelque el corazón con todo tipo de emociones, y aunque al final se busca representar un final feliz. No es difícil quedarse pensando qué es lo que pasó con aquellos que no cumplieron su sueño, o peor aún les fue truncado junto con la vida. ···

Frase robada — Albert Camus

Nos conocimos, nos reconocimos, nos entregamos mutuamente, logramos un amor ardiente de cristal puro, ¿te das cuenta de nuestra dicha y de los que se nos ha dado?

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
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Relato — Sin permiso | Poema — La Brisa – Coral Bracho | Reseña — La dimensión desconocida – Nona Fernández | Frase robada — Franz Kafka | Bonus Track

Sin permiso

Escuchó la sirena de una patrulla a lo lejos, las conocía bien y su significado, conforme el sonido se acerca la piel se le eriza, el ruido es ensordecedor, sonaron disparos y saltó del susto.

Abro los ojos y apago el maldito despertador, me quedo sentado unos minutos al borde de la cama, agitado, estoy paralizado del temor. Aún desconozco el sitio donde me encuentro, pero observo despacio todo mi cuerpo y no veo nada anormal, no hay golpes o heridas, me toco la cara y no está deforme por las palizas. Decido quedarme sentado y esperar, intento hacer el menor ruido posible.

Se oye el abrir y cerrar de las puertas en el pasillo, sé que llegarán a mi puerta, repito en voz baja, una y otra vez los nombres de mis hijos, es lo único que puedo recordar, quisiera rezar pero lo olvidé, tampoco estoy seguro de que sirviera para algo. La puerta se abre suavemente mientras rechina, y encienden la luz que me deslumbra.

-Buenos días Martín, ya es hora de levantarse. Por favor vístase y lo espero abajo para desayunar – Me indica una mujer uniformada, un poco rellena y no muy alta, su tono de voz ha sido tan amable y sincero como su sonrisa. Ya con la habitación iluminada veo mi ropa, ordenada en un gancho colgado en la silla, al lado de una mesa que tiene cuadernos, lápices y colores. Me detengo un segundo para observar las hojas de papel regadas y los dibujos de árboles, casas y aves, parecen algo infantiles pero me gustan. Tomo la ropa y me visto, me veo en el espejo del baño y noto algo extraño, no sé exactamente qué es, por un momento el reflejo me parece ajeno, pero no lo es, sigue todos los movimientos que hago mientras me peino.

Sin pensarlo me acerco a la cama y comienzo a arreglarla, levanto la almohada para sacudirla, y hay un cuchillo debajo, me sorprende su presencia, lo tomo y con mucho cuidado valoro con la yema de mi pulgar el filo que tiene.

Una voz me asalta por detrás, y se me cae de las manos, intento agacharme para levantarlo, pero la espalda rígida y adolorida enlentecen y finalmente frenan mi camino.

-¿Otra vez te metiste en la cocina sin permiso? – Me dice la mujer uniformada bajita, algo regordeta, que se me hace conocida, que se agacha con mucha facilidad para tomar el cuchillo y termina de arreglar la cama.

-Gracias por hacer la cama Martín, ya sólo le di dos estirones y quedó impecable. Vamos, te acompaño al comedor – Guarda el cuchillo en una de las bolsas traseras de su pantalón y toma mi mano para guiarme afuera de mi habitación.

Me suelta cuando llegamos al final de la fila, me imagino que debo hacer lo mismo que los demás. Pasan enfrente de una mesa donde les dan unas pastillas, a unos más que a otros, y un sorbo de agua para tragarlas, hago lo mismo, y después de deglutirlas, tomo mi charola y continúo en otra fila donde sirven comida. Me preguntan sobre mis opciones de desayuno. Me da igual, o puede ser que no recuerdo qué me gusta más, así que digo cualquiera de las opciones, aunque tengo la impresión de que la persona uniformada que atiende, me sirve lo que ella quiere.

Busco donde sentarme, escucho que gritan a lo lejos ¡Martín!, casi en el fondo, tengo la impresión de que se dirige a mí, busco con la mirada a quien grita ese nombre y lo veo, me parece familiar, o menos extraño que los otros. Me dirijo a su mesa y me siento frente a él.

Habla todo el tiempo mientras come, me sorprende que pueda hacer tan rápido ambas cosas. No tengo claro todos los temas que aborda, pero veo que sonríe si se le responde con algunos monosílabos, mientras termino el contenido de mi charola. Al terminar los alimentos, él está lejos de guardar silencio.

Le interrumpe su monólogo una voz, que sale de los altavoces de la esquina de la habitación, nos pide que salgamos al jardín y nos desea “un hermoso día”. Todos, lentamente nos levantamos, pero alguno se queda en su asiento, viendo el plato de comida o solo revolviéndola con la cuchara.

Intento escapar del tipo que habla demasiado, y me camuflo con el resto, pero no será tarea fácil, ya que soy de los pocos que no tiene el cabello totalmente blanco, pero aun así lo logro, y salgo al patio.

El sol entre los árboles es muy agradable, se oye el trinar de las distintas aves, algunas me parecen conocidas, veo a lo lejos una banca entre el sol y la sombra, aprieto el paso para ganar el lugar, no es difícil, todos son muy lentos.

Tomo asiento y me dispongo a observar, es un jardín muy grande y arreglado. Escucho otra vez que me gritan ¡Martín! a lo lejos, identifico la voz y es el mismo tipo que no paraba de hablar en el desayuno.

Se sienta a mi lado y al hacerlo me empuja un poco, tengo que acomodarme en la banca nuevamente. Habla del desayuno, del clima, comenta cosas sobre algunos compañeros que me señala con la mano, hasta que logro identificar una fuente de piedra a lo lejos, las gotas derramándose me encantan, y poco a poco la voz de ese hombre se aleja y solo escucho el agua cristalina cayendo por cientos o miles, en la base de la fuente repleta de agua. La cadencia de las gotas me arrulla y el sueño me invade poco a poco.

Me despierta el estruendo de su carcajada, casi llora de risa, no me queda muy claro porqué, dice que era muy gracioso ver cómo los hombres y mujeres se orinaban en los pantalones mientras los amenazaba con la metralleta, vuelve a tener una crisis de risa cuando cuenta cómo les reventaba la cabeza a culatazos para que dijeran todos sus secretos. Se ufana de haber violado a las prisioneras que estaban “apetecibles”, enfatiza esto último a modo de complicidad.

Mientras lo escucho, mi mente se aleja, y se enfoca en las gotas de agua cayendo en la fuente, pero poco a poco el trinar de las aves, se transforma en el recuerdo de mi madre llorando por mi hermana desaparecida, la encontramos décadas después en una fosa llena de otras mujeres torturadas por el ejército, nunca supimos el porqué, porqué ella, porqué la golpearon, porqué la violaron, porqué nunca volvió a casa.

-¿Por qué lloras? – pregunta ese hombre que no para de hablar y de reírse.

Me levanto de la banca con resolución, me siento extraño sabiendo exactamente lo que tengo que hacer. Dejo al tipo hablando y me dirijo al comedor, sé que los cocineros platican, escuchando música mientras preparan la comida. También sé que donde se guardan las paneras hay unos cuchillos aserrados, con uno debe bastarme, un corte certero en el cuello y ese milíco se va a dejar de reír de sus atrocidades, me fijo que no haya nadie cerca, meto el cuchillo a la bolsa.

Solo tengo que alejarme de él, esperar hasta la noche, si lo sigo escuchando lo voy a apuñalar en la sala de televisión o en la biblioteca.

Fingiré estar enfermo del estómago para no verlo hasta la hora de dormir, voy a su cuarto y lo hago pagar por todo lo que hizo.

A la mañana siguiente, entró la enfermera al cuarto de Martín, estaba sentado al borde de su cama, mirando sus manos como si viera al infinito. Vio que la cama estaba parcialmente arreglada, al acomodar la almohada, encontró un cuchillo.

Lo tomó con cuidado y lo guardó en su bolsa

–¡Martín! ¿otra vez fuiste a la cocina sin permiso?

La brisa – Coral Bracho

La brisa toca con sus yemas

el suave envés de las hojas. Brillan

y giran levemente.

Las sobresalta y alza

con un suspiro, con otro. Las pone alerta.

Como los dedos sensitivos de un ciego

hurgan entre el viento las hojas;

buscan y descifran sus bordes,

sus relieves de oleaje, su espesor.

Cimbran

sus fluidas teclas silenciosas.

La dimensión desconocida – Nona Fernández

Esta novela explora a través de un amplio uso de la anáfora la represión chilena. Tomando como pretexto a un ex-policía que decide traicionar a su gobierno y al sistema de represión que ello significa(ba). No busca atraer lectores por medio de la descripción de violencia explícita, pero sencillamente con la representación conceptual basta, para que rellenemos esos vacíos con la imaginación, o tristemente con sucesos de la realidad. La utilización de una figura retórica como la anáfora, que repite incesantemente para lograr fuerza y contundencia, más allá de un elemento estilístico, es una exposición de motivos, que subraya el hecho de que hemos retrocedido cincuenta o cien años como humanidad. Así que, si pensaban que ya podíamos superar esas historias tan oscuras y dolorosas de nuestra historia, lamento defraudarlos, y lejos de considerar la obra de Nora Fernández como algo anacrónico, debemos cambiar la perspectiva y verla como una sombra que se desea mover de nuestra espalda, para ir delante nuestro.

Frase robada – Franz Kafka

No es que yo tenga algún interés por la literatura, sino que estoy hecho de literatura; no soy nada más, ni puedo ser nada más.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.

Relato — Diario de un expresidente | Poema — Con abismada transparencia – Coral Bracho | Reseña — Los ingrávidos – Valeria Luiselli | Frase robada — Arthur Schopenhauer | Bonus Track

Diario de un expresidente

Diario hallado después del asesinato de la premio Nobel Nobel Lucia Rodríguez el 14 de junio de 2036

Fecha: 20 de enero de 2036

No le tengo confianza a escribir en la computadora o en la tableta, le robé esta libreta y una pluma a la persona de la limpieza.

DT

Fecha: 4 de febrero de 2036

Me veo al espejo y confirmo que soy el mismo que se menciona en toda la Internet. No puedo creer que yo haya dicho y hecho todo lo que se menciona. No lo recuerdo.

DT

Fecha: 8 de febrero de 2036

Hoy conocí a la Dra. Rodríguez, aunque dice que me ha venido a ver cada semana, siento que la acabo de conocer. Dice que mi caso “ es uno de los más dramáticos”, que mi demencia era de las más agresivas y con terapia la de mayor grado de mejoría. Sigo sin entender a qué se refiere.

DT

Fecha: 13 de febrero de 2036

Hoy me vino a visitar Stormy, dice que estoy irreconocible. Yo no la reconozco, pero lo que me cuenta me trae algunos recuerdos.

DT

Fecha: 1 de marzo de 2036

Las notificaciones del teléfono no paran de sonar, según entiendo, hoy se publicó mi “curación” por la medicina de la Dra. Rodríguez.

DT

Fecha: 7 de marzo de 2036

Vinieron de la televisión a entrevistarme, la mayoría de las preguntas no las entiendo, o mis respuestas no las entienden, todos me miran asombrados. Al término, la conductora me dijo, “perdió la chispa señor presidente”.

DT

Fecha: 12 de marzo de 2036

Pedí que me trajeran algunas de las biografías publicadas sobre mi. Algunas son favorables y otras en contra mía, pero los hechos que describen son los mismos. Le marco a Stormy para confirmarlo, me da mucha vergüenza.

DT

Fecha: 18 de marzo de 2036

Me vuelve a visitar la Dra. Rodríguez, le pido que me explique qué está pasando. De algún modo la medicina me volvió la conciencia, y casi todo lo que dicen mis biografías lo hice estando enfermo, esos recuerdos parecen blindados. Hoy voy a regresar a casa, hay mucha gente con banderas en la calle.

DT

Fecha: 23 de marzo de 2036

Termino de leer los reportes de algunas ONG’s que Stormy metió a escondidas cuando vino a visitarme. Al final lloré.

DT

Fecha: 17 de abril de 2036

Es la segunda vez que cambian antidepresivos, pero sigo igual, no duermo, se me fue el apetito, y solo puedo pensar en todo eso que me es irreconocible, pero es la verdad sobre mi.

DT

Fecha: 28 de abril de 2036

Vomité la pastilla de la Dra. Rodríguez, algo del desayuno me hizo daño. Hoy los recuerdos sobre el pasado me dejaron en paz, pude dormir como no lo hacía en meses.

DT

Fecha: 10 de mayo de 2036

No recuerdo los días que dejo de tomar la pastilla. Me doy cuenta de cuánto tiempo ha pasado por los mensajes en redes sociales. Hay varias personas que me ofrecen su ayuda para escapar de casa.

DT

Fecha: 15 de mayo de 2036

Stormy revisa mi teléfono, y le cuento que a veces dejo de tomar las pastillas. Insiste en que puedo lograrlo, y que debo seguir tomando la medicina, me pide que no las deje, que aunque el pasado sea doloroso, es mejor eso, que estar enfermo.

DT

Fecha: 27 de mayo de 2036

Recibí un paquete, trae una playera, un arma y las llaves de unas puertas, me imagino que están coludidos con los guardaespaldas, porque a Stormy no le dejan pasar ni unas hamburguesas de McDonald’s.

Todo indica que cuando no tomo las pastillas he formulado algunos planes, nada gratos por cierto, pero me leo contento en los chats.

DT

Fecha: 8 de junio de 2036

De acuerdo a lo que he leído en los chats, todos esperan mi decisión.

DT

Fecha: 12 de junio de 2036

Ya lo decidí, esta será la última vez que escribo.

MAKE AMERICA GREAT AGAIN AND AGAIN AND AGAIN!!!

DT

Con abismada transparencia – Coral Bracho

Eres fuego del inicio.

Eres la luz

en el instante sabio

de hacinarse en el agua.

Eres la voz, la transparencia que penetra,

que engendra;

la nota viva y diáfana

que cae,

con el candor de una certeza

en el centro

del alma.

Los ingrávidos – Valeria Luiselli

Una metanovela donde, Valeria Luiselli dentro de una novela, escribe una historia que desconozco si es ficticia o biográfica, mientras cuenta lo que parece ser una descripción autobiográfica. Esta subtrama que poco a poco transmuta en trama principal, va de la vida de Gilberto Owen viendo su final, así como el final de su vista; y en el caso de ella, su vida se va viniendo abajo, derruida por la cotidianidad y la remembranza de tiempos mejores.

Ante lo inerte que parece la actualidad, la nostalgia del pasado se lee más grata, como un paraíso de tiempos lejanos, donde Valeria explota divinamente el lenguaje y desarrolla una ambientación que es un deleite, deseando cambiar la efímera y absurda realidad; por la heterodoxa vida real del poeta del siglo pasado. Este juego de voces, es un juego con la muerte de personajes y vidas que se encuentran y desencuentran.

Luiselli anima al lector a conocer a Owen, un hombre que a ojos de este libro es fascinante, apasionante y triste, no se puede pedir más.

En resumen un libro que juega con la muerte, o las muertes, y el devenir intermedio, que llamamos vida.

Frase robada – Arthur Schopenhauer

La mala fe...se ampara mutuamente [en] la debilidad de nuestro entendimiento y lo torcido de nuestra voluntad.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
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Relato — Nota de prensa | Poema — El mundo que respiro ‒ Mario Benedetti | Reseña — Manual de Escapología ‒ Antonio Pau | Frase robada — Juan Villoro

Nota de prensa

Washington D.C. 14 de junio de 2036

El expresidente de los Estados Unidos de Norteamérica, quien fuese el primer presidente juzgado y considerado criminal, a sus noventa años, asesinó de cinco disparos a la primera premio Nobel de medicina uruguaya, la neurocientífica Lucía Rodríguez, para después suicidarse de un disparo en la cabeza.

La Dra. Rodríguez había logrado un permiso para dictar una conferencia en la Universidad de Columbia, sobre el desarrollo de la red colaborativa y sin fines de lucro que llevó al desarrollo del fármaco que logró la cura del Alzheimer. La presentación de la premio Nobel de medicina, polarizó a la sociedad estadounidense, ya que la forma de organización para conformar al equipo multinacional que impulsó la investigación en esta demencia, puede ser considerada como una organización terrorista y atenta contra la seguridad del país. Además la presentación iba en contra de la política instaurada en el año 2025, para impedir el acceso a foros universitarios a personas de Latinoamérica, Asia, y África, este marco de referencia fue instaurado durante el mandato del asesino de la Dra. Rodríguez.

El expresidente había sido ingresado a una casa de reposo hace ocho años, cuando durante una reunión del restituido G8 en Dubai, el entonces presidente se subió a la mesa de reuniones del Jeque Mohamed, se bajó los pantalones y la ropa interior para defecar, ante el asombro de los mandatarios invitados. Tal acto desató gran tensión diplomática entre Estados Unidos y Emiratos Árabes Unidos, que se conoció como el conflicto del Rey Midas, ya que el entonces presidente argumentaba que no necesitaba el oro de oriente medio, ya que el “podía convertir la mierda en oro, y se los iba a demostrar”.

A pesar de que el conflicto del Rey Midas gozó del aplauso de la mayoría de la población estadounidense, lo que aseguraba su tercer candidatura, una pequeña fracción del partido demócrata, logró demostrar que el entonces presidente padecía una enfermedad neurodegenerativa, probablemente desde su primer mandato en el año 2017, una variante de Alzheimer, con gran afectación del comportamiento.

Tras el conflicto del Rey Midas, dos demandas de violación a miembros de su escolta y una foto documentando su tendencia a la zoofilia, se dictaminó su incapacidad para continuar su mandato y fue internado en una casa de retiro, donde se mantuvo ingresado, con un deterioro progresivo de sus ya mermadas capacidades cognitivas.

El expresidente fue egresado hace unos meses, tras ser parte del estudio clínico internacional para la cura del Alzheimer, liderado por la Dra. Lucía Rodríguez. Estudio que le valió el premio Nobel de Medicina, pero también el premio Nobel de Economía, por la formación del primer proyecto multinacional en países emergentes y de tercer mundo, para luchar contra la guerra comercial iniciada por Estados Unidos en el año 2025.

La cura del expresidente causó revuelo entre un grupo mayoritario de la sociedad de Estados Unidos, que ondeaban banderas con el acrónimo MAGAAA (make american great again and again and again) mientras un convoy lo escoltaba de la casa de retiro a su mansión en Nueva York.

Tras varias apariciones públicas sus fieles seguidores se desencantaron: “había perdido la chispa” decían.

La presentación de la Dra. Rodríguez en Nueva York despertó el fervor patrio de los seguidores del expresidente, ya que la culpaban del cambio de actitud de su redentor. Incluso había manifestaciones en redes sociales, donde se exigía anexar el territorio de Uruguay a Estados Unidos, por motivos de seguridad -argumentaban-, la propuesta pudo ser rechazada en una apretada votación por apenas dos puntos porcentuales.

Las investigaciones indican que el expresidente logró burlar a sus escoltas, al disfrazarse de manifestante ambientalista, se cree que recibió ayuda externa, ya que las cámaras lo ven abordar una camioneta, misma que lo deja a pocas cuadras de la universidad, además de que contaba con un pase de acceso a la conferencia. El evento tuvo que limitar el acceso, tras las múltiples amenazas de diversos grupos: racistas en general, antilatinos en particular, pro-armas de fuego, anticientificistas, terraplanistas, y algunas sectas religiosas de Silicon Valley. Reclamaban a la neurocientífica de envenenar los valores más profundos de la sociedad civilizada.

Las cámaras de seguridad del recinto muestran al expresidente camuflado entre la multitud, que al final de la conferencia ovacionaban de pie a la Dra. Rodríguez, en ese momento saca un arma, y dispara cinco veces contra la conferencista, todos los disparos fueron precisos y eficaces, al ver a la víctima tirada en el suelo se dispara en la cabeza y muere de inmediato.

Los servicios de inteligencia aun no determinan el motivo del asesinato, ni la identidad de la persona que le ayudó. Fuentes extra oficiales sugieren la existencia de un diario en la habitación del expresidente, pero de momento tal información no se ha confirmado.

El expresidente será despedido con honores en la Catedral Nacional de Washington D.C., donde se espera a miles de seguidores para ofrecerle un último adiós. Mientras que el partido Republicano prepara un paquete de medidas impositivas contra Uruguay, único país con reservas de radio en el continente.

El mundo que respiro ‒ Mario Benedetti

1

El mundo que respiro

huele a basura fértil

a memoria de incienso

a nafta y a macdonald

el aire llega mustio

sin nadie que lo sople

sin ingenios en flor

ni ráfagas de tango

o ni siquiera llega

entonces respiramos

la bocanada oscura

del tiempo transcurrido

por sus lentas razones

por su falsa alegría

el mundo que respiro

es ceniciento y lánguido

2

El mundo que respiro

es de nadie / es de todos

me ahoga o me libera

me exige / me conmina

me agobia con noticias

con odios / con ternura

el mundo que respiro

trae provocaciones

indultos y milagros

me llena los pulmones

de ráfagas que ignoro

pero nunca es el mismo

el mundo que respiro

tiene quejas de mártires

mensajes de suicidas

explosiones de júbilo

y no obstante no obstante

vivo porque respiro

Manual de Escapología ‒ Antonio Pau

No es infrecuente pensar que nos pasamos la vida buscando, lo que tal vez no pensamos es que estemos escapando de la responsabilidad, de ser conscientes del pasado y del futuro. Antonio Pau escribe un ensayo que leí hace unos años, y hoy ante lo categórica que parece la realidad en todas sus vertientes, es que me decidí a releerlo.

En esos ayeres fue una lectura tímida, respetuosa. En esta ocasión la aproximación fue más abierta, desinhibida, así que dejé al pobre libro ampliamente subrayado. El ensayo de un poco más de doscientas páginas, aborda inicialmente el escape o el arte de escapar, como una condición natural y esperada del ser humano moderno. Después de este preámbulo, que nos pone bastante a tono, describe distintos fenómenos ordenados cronológicamente, en los que se documentan treinta formas en que la sociedad busca escapar, como respuesta a la irracionalidad de vivir.

Estas treinta maneras de escapar no son exhaustivas ni excluyentes, pero si representativas, y sirven como una exposición de motivos, que funge como una enciclopedia de la Escapología.

Para quienes estamos escapando permanentemente, seguro que nos identificamos con más de una forma de huir, lo cual evidencia la ductilidad del fenómeno. La sociedad nos deja solos y estigmatizados si queremos escapar, pero este libro te acompaña y como un buen amigo te da soporte, para entenderte y seguir escapando.

Frase robada ‒ Juan Villoro

Los mexicanos pensamos que aceptar un error es peor que cometerlo.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
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Reflexión — Make America Shit Again #MASA | Poema — Escribir por escribir ‒ Sara Uribe | Reseña — El Monstruo Pentápodo ‒ Liliana Blum | Frase robada — Antonio Pau

Make America Shit Again #MASA

La realidad está esculpida para pensar que (entre otras vicisitudes), no existe otra cosa que el blanco y negro, los matices no existen o son inútiles. Y también olvidar que existe un poder comunitario autogestivo, promoviendo el contra argumento de que, solo las grandes estructuras de poder pueden dictar las reglas que seguiremos dócilmente.

Este par de conceptos viene a colación de la catastrófica noticia sobre la guerra comercial que impuso Estados Unidos a sus principales socios comerciales. De las múltiples vertientes con las que se puede ver tal imposición, su impacto conceptual viene a redondearla. Estamos en un escenario en el que una de las economías más fuertes del mundo ¿necesita más dinero? Y en lugar de trabajar más ¿prefiere saquear a quien le provee de lo que requieren?

Se sabe que un tirano es tan fuerte como lo son sus mecenas. Y en esta ocasión los mecenas son las personas mas ricas del mundo, que han amasado sus fortunas, a través del extractivismo (como se ha hecho siempre) de lo único que faltaba por saquear; nuestro tiempo, nuestra atención y consecuentemente nuestro pensar. Tanto es el valor de ese recurso que, aun sabiendo su impacto negativo en la sociedad, han decidido ir en contra de la ética y desregularizarse.

Tal cual un conejo que se deslumbra por las luces del auto y no encuentra la manera de escapar a su fatídico destino, así nos sentimos los individuos que solo vemos como gente muy ajena a nosotros defiende sus intereses, pensando inocentemente que son los nuestros.

Se olvida muy fácilmente que una de las características que le ha funcionado a la humanidad como especie, y a otras tantas que no alcanzaron nuestro nivel de sofisticación, es la cooperación. Sé que aquellos, quienes ondean la bandera del individualismo voraz y la ley del más fuerte (que por cierto es una pésima interpretación de los textos de Darwin y otros evolucionistas), consideran que la cooperación humana es algo cuando menos pusilánime. Pues a estos héroes del capitalismo, los invito a tomar su rifle favorito y se enfrenten a un panal de abejas, espero sus comentarios sobre el resultado del épico encuentro.

Todo lo anterior parece inconexo, pero fue lo que me hizo reconsiderar mi consumo de las innumerables empresas de los mecenas del plutócrata máximo. No intento evangelizar, ni hacer un manual de sabotaje a las grandes tecnológicas. Pero pensaba que si reduzco el consumo o pago de servicios en un 25% (solo para ser justos con la tarifa impuesta) ¿qué pasaría?

No hace falta ser un genio para saber la respuesta, nada.

Si varios millones de personas en lugar de cuatro viajes de Uber o compras en UberEats hicieran tres, si el número de mensajes en WhatsApp se redujera de manera sustancial, o si en lugar de pagar dos terabytes de respaldo en Google pagara doscientos gigabytes, que por cierto aún no lleno. Así podría seguir con tantos servicios que en apariencia son indispensables, y algunos lo son, pero no en la forma en que nos hicieron creer. Igual aplicaría con fotos en redes sociales, personas que seguimos, tiempo de pantalla; todo eso tiene valor para ellos, en especial cuando hablamos de números tan grandes.

¿Qué pasaría si millones lo hacemos? estoy seguro de que nada, pero al menos hemos intentado lo que está en nuestras manos (y me podría quitar esta sensación de impotencia), no tendrá ninguna consecuencia deletérea. Y conociendo a los burócratas de datos, a más de uno le dará dolor de cabeza.

Finalmente será justo que se queden con toda esa mierda con las que nos inundan el alma y el pensamiento.

Escribir por escribir (fragmento) ‒ Sara Uribe

escribir por escribir

palabras que se disuelven

en la frontera de lo dicho

escribir para nadie

para uno mismo para nadie

escribir para el olvido

decir la hora en el poema

decir la hora en que el tiempo

deja de ser una mentira exacta

decir el poema

porque no hay otra cosa más que argüir contra la nada

o porque el infierno del silencio

tiene rostro de página en blanco

o porque la palabra soledad

comienza igual que la palabra sombra

y uno ama los vocablos

los malditos vocablos que todo lo devoran

escribir porque la fiebre nos invade

y la mano es un péndulo sanguíneo

el otro lecho de nuestra voz

y la vida es eso que se consume

cuando cada quien canta su poema

cuando cada quien canta su muerte

y nadie escucha

y nadie escucha

escribir para decir lo que no somos

para andar huyendo siempre

para abjurar lo impronunciable

y esconderse entre azoteas

y no dormir

si no está uno

cobijado a una palabra

escribir para que nadie nos mienta

(por aquello de que la escritura es un espejo)

para que nadie nos diga que estamos bien

que nos vemos ya mas repuestos

escribir con la turbia sed de los toscos

de los que a pesar de todo

nunca están contentos con la vida

escribir cuando ya nada hace falta

cuando de veras uno podría morirse

y nada alteraría todas las demás cosas

y nada redimiría todas la demás cosas

o lo que es lo mismo

escribir por escribir.

El Monstruo pentápodo ‒ Liliana Blum

Hay temas en los que es mejor no inmiscuirse. Por ejemplo, la vida cotidiana de un pedófilo, en particular cuando se va mas allá y se explora (afortunadamente) solo un poco del pensar de este ser siniestro. Liliana Blum se adentra a este mundo, condimentándolo con un personaje secundario deforme, enfermo, maltratado, una mujer con acondroplasia. Una persona físicamente fuera de los convencionalismos de belleza, pero que es el contra-argumento a la maldad de los “normales”.

La historia es clásica, describiendo desde los preparativos del secuestro, hasta sus consecuencias últimas. Las cuales se conocen desde un principio, ya que los relatos se intercalan con el diario que la mujer con acondroplasia ha escrito desde la cárcel.

Como buena historia, no importa saber como termina, lo interesante es conocer el trayecto que los lleva a tal desenlace.

Ahora bien, ese trayecto es oscuro desde su inicio, y conforme avanza ese monstruo pentápodo, la narración se mueve a través del gradiente de tensión y perversidad que, obliga a tomarse un respiro, y voltear la mirada a nuestra edulcorada realidad.

Y aunque pensemos que la autora es despiadada, y su imaginación alcanza cotas demasiado altas, creo que en realidad la obra está bastante modulada, para complacer al mercado, ya que el sufrimiento puede ser infinito, y no ejerce ese derecho. Lo cual se agradece encarecidamente. No es una lectura que se puede proscribir o recomendar, sencillamente aténganse a las consecuencias.

Frase Robada ‒ Antonio Pau

La compañía no es para sacar provecho ni para matar el tiempo.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
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Relato — Correo para Norberto 2a carta | Poema — XXI — Diana Zamora | Reseña — Amarilla — R. F. Kuang | Frase robada — Elvira Sastre

Carta a Norberto (remitida desde el futuro)

No voy a hacer pausas dramáticas. Las cosas salieron muy mal. Abandonaste la carrera, no solo eso, lo hiciste cuando apenas llevabas veinticinco kilómetros, aunque tuviste que caminar otros quince para salir de la montaña y llegar a la civilización.

Sabías muy bien que era arriesgado, intentar una carrera de veinte horas con el estómago revuelto, yo te sugeriría que ni siquiera lo intentes, pero te conozco, y hubiese sido una tarea estéril convencerte de lo peligroso que puede ser siquiera pretender cumplir tu objetivo trazado hace tres meses.

Pero te aviso que la vas a pasar mal física y mentalmente. Apenas salgas, tu cerebro ya te va diciendo que fue una mala decisión, aunque entrando a la montaña, el ascenso espectacular y la poca energía que aun conservas, te llevarán de manera decorosa a la primera cima. Aunque en cuanto comienzas a correr, te duele el abdomen con cada paso, a lo que hay que agregar que sólo puedes tomar pequeños sorbos de agua que regurgitas con soltura, y de comer ni hablemos, seguro vomitarías. En algunos momentos tu cuerpo te deja avanzar sin problemas, aunque te llama la atención un poco de mareo, que se explica poco tiempo después, cuando a la fiesta se agrega una anunciada diarrea. La deshidratación se acrecenta, dejas de correr y apenas caminas, lo cual en las cuestas es un suplicio. En tu optimismo crees que llegarás al kilómetro cincuenta, y ahí decidirás si te retiras o persistes, pero a la mitad de ese sueño, te detienes a descansar y ver si toleras algo de agua o comida, ahí la realidad se torna categórica. Apenas has comido un gel, un litro de agua, no has orinado, tienes diarrea, y vas dos horas detrás de tu peor escenario.

La ecuación se resuelve de la siguiente manera. La posibilidad de terminar los cien kilómetros es muy cercana a cero. Un accidente, una caída son inminentes, ya que el terreno es bastante agreste; y sabes que estás incubando una bomba que puede destrozar tu riñón.

Vas a caminar tres horas para llegar a la civilización, en las que sortearás una tormenta de pensamientos negativos, que incluyen el abandono definitivo de las carreras de ultra distancia, e incursionar en disciplinas propias de tu pusilanimidad, como la matatena.

Estos pensamientos destructivos los vas a tirar por la borda cuando casi te caes tres veces mientras caminas, por lo que te imaginas que de haber continuado, más tarde, esas caídas hubieran cumplido su promesa.

Aunque sepas que hiciste bien, el fracaso en este mundo aspiracional sabe a vinagre. Además, ese clásico dogma de la autosuperación personal — se aprende más de los errores que de los aciertos — suena tan inerte. Todo esto pasó por haber elegido un mal desayuno, algo completamente aleatorio. Así que, a la mierda con su palabrería, no aprendí nada.

En contrapartida pudiste ver un amanecer extraordinario, el paisaje impactante, algunos silbidos de aves que no ubicabas antes. Y aquí entre tu y yo, fue extrañamente gratificante caminar sin objetivo, sin ninguna expectativa, esa indeterminación fue de algún modo, otra forma de escapar.

Cierro esta misiva diciéndote que tomaste las decisiones correctas, aunque ingratas; tardarás unas veinticuatro horas más para comer razonablemente, y no tendrás ningún problema de salud.

No está mal de vez en cuando preocuparte por problemas reales, y te olvides de tus frívolas frustraciones pequeñoburguesas.

XXI — Diana Zamora

siempre has estado molesta con tu padre no sabes por qué tanta distancia

tu padre ha sido un buen hombre lo recuerdas algunas veces con el ceño fruncido [negándole un periódico a tu hermana limpiando el auto quejándose nunca te compró un regalo de cumpleaños nunca cuando niñas las acompaño a la playa siempre estaba cansado había silencios [temor no era malo nunca lo fue pero nunca pudiste [acercártele mucho algo siempre lo hacia distante distinto

por un tiempo pensaste que escondía algo otros hermanos otras hermanas otra familia

se salvó de morir en dos ocasiones tu madre [siempre cuidándolo ahora es viejo ahora quiere que lo visites [ahora sonríe ahora sabes lo que es ser adulto sabes lo que es trabajar de día y de noche pero en realidad poco sabes de tu padre

Amarilla — R. F. Kuang

Pues como no todo es miel sobre hojuelas, y El País no siempre le atina a mis gustos. En este caso lo que denominan una novela satírica. Es justamente la clásica novela gringa, en la que los personajes están perfectamente diseñados para cumplir los estereotipos y ser parte de la maquinaria financiera, ideológica y cultural gringa. Es decir, una mierda en todos los sentidos, justificando lo inadmisible.

Aceptando cualquier rasgo esquizofŕenico de esa sociedad, guiada por tres ejes: redes sociales, racismo meritocrático y métricas salvajes de éxito.

Es un incordio perseguir a todos los personajes, que son increíblemente absurdos e infantiles. La estructura tiene a ir de mal en peor, cayendo en el juego de la trama circular que por tanto exculpa y justifica todos los pecados. Y en este mundo oligofŕenico, la herramienta de la duda razonable para poder avanzar en la trama es llevada al absurdo e inverosímil.

Probablemente a la sociedad que hace referencia, puede parecer una novela atractiva. Pero definitivamente es bastante soporífero querer seguirle el juego.

Por lo que a menos que quieran llenar su mente de pensamientos tóxicos y efímeros, no veo otra explicación para perder el tiempo en esta novela que intenta mostrar el mundo de los escritores que desean ser bestseller a toda costa.

Frase Robada — Elvira Sastre

…tenía más vidas que un gato porque, con tan sólo abrir un libro, un día podía ser pirata, otro, un niño de la calle y otro, un caballero presto a la batalla. Ese amor por las letras puede salvar el mundo, de verdad sí.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.

Relato — Correo para Norberto | Poema — A ti te cuento lo que siento — Ricardo Albillos Martínez | Reseña — Furia — Clyo Mendoza | Frase robada — Antonio Pau

Correo para Norberto (remitida desde el pasado)

He reescrito esta carta varias veces, nunca me había comunicado contigo, aunque si te he imaginado en muchas situaciones, la mayoría de ellas fantásticas, más producto de mis sueños que de los hechos.

Pero hoy casi a tus cuarenta y ocho años, a punto de iniciar un ultra-maratón de cien kilómetros, se dieron las circunstancias.

Así que, a riesgo de ser cursi, te escribo, a mi yo del futuro, al que mañana a las cinco de la madrugada estará en la línea de salida para correr algo parecido a cuatro maratones.

Como bien me conoces, soy pésimo para reservarme las sorpresas. Así que de una vez te aviso que Norberto, ese que llegará a la meta alrededor de la media noche también te escribirá algo.

Desde sus orígenes etimológicos y mitológicos los corredores siempre hemos entregado misivas, así que estos mensajes los recibirás, tú el que está en la meta, remitidos del pasado y del futuro.

Hace seis años estabas en la misma situación y la pasaste bien, en ese entonces tu única queja fue que algunas partes del camino tenían mucha basura, vi unas fotos y te veías contento. Además, te fue excelente, lograste un segundo lugar de categoría. Pero hoy estas nervioso, temeroso, por tres motivos.

Eres más viejo y por ende más consciente de la travesía que te espera. El segundo motivo es que la ocasión anterior, solo fueron cincuenta kilómetros, mañana vas a correr el doble de distancia y hay muchos ascensos. Y finalmente hay un fantasma que nos persigue, el último abandono de carrera que tuvimos hace dos años, en esa ocasión después de treinta horas y ciento cincuenta kilómetros truncamos nuestro sueño, aún incumplido, de correr cien millas.

Como cualquier ser humano cargamos ese fracaso en la espalda, y olvidamos las no pocas carreras en las que nos ha ido bien, incluso lidereando a los de nuestra categoría. Sinceramente, creo que no deberías preocuparte por eso. Si bien has envejecido, los años los has utilizado adecuadamente. Lo más relevante ha sido tu aproximación a correr por la montaña, el hecho de que ahora lo hagas sin que la tecnología, ni absurdas aspiraciones rijan tu entrenamiento y motivación me parece valioso. Hoy sabemos que escapamos de este mundo, que no pocas veces nos asfixia, y que en medio de la soledad del bosque nos sentimos cómodos, en una extraña comunidad. También sabemos que no esta mal huir, desde el inicio de los tiempos la humanidad ha buscado rutas de escape, de todos los colores y sabores.

Si bien en la cotidianidad somos partidarios del anarcoindividualismo de Max Stirner que dice — El anarquista…aprecia la alegría de vivir intelectual, sentimentalmente y materialmente, ya en el tráfago de las grandes ciudades, o bien en la paz sedante de los campos o las aldehuelas — . Mañana vas a darte un largo paseo, escapar al más puro estilo de Henry David Thoreau con el que coincides en que — Cuando quiero esparcimiento, busco el bosque más oscuro, el más denso, el más interminable. Entro en él como un lugar sagrado, un sancta sanctórum. Ahí está la fuerza, la culminación de la naturaleza — .

Te conozco y sé que vives de la evidencia empírica, así que te contaré algunos datos mas pedestres. El más importante es que no estás lesionado, ya te conoces mejor y en estos tres meses te fue bastante bien, incluso la fatiga del entrenamiento ha sido menor, eso nos preocupa un poco, nos han enseñado que el esfuerzo debe doler y sufrirse. Pero si somos honestos nos sentimos bien físicamente, además de que pudimos disfrutar de muy buenos audiolibros, música, series y películas.

Por primera vez, hemos realizado entrenamiento de fortalecimiento muscular, casi una tercera parte del tiempo, y aunque sus efectos al ojo ajeno no son precisamente llamativos, te sientes bastante mejor. Y para poner la cereza del pastel a la ansiedad que debes tener junto al resto de los corredores en la meta, nunca entrenaste a alta intensidad, siempre en esa zona aeróbica que además de cómoda, es la que nos debe de llevar a la meta.

También sé que no te gustan mucho las sorpresas, pero esto último no lo teníamos planeado. El perro destino se fue alineando hasta que, en las últimas semanas has modificado radicalmente tu forma de alimentarte.

Haciendo esta recopilación te quiero decir que la persona que mañana se meterá por horas en el bosque, es muy distinta de la que lo hizo hace seis años en ese mismo lugar, y del que falló en carrera hace dos.

Los cercanos y los que te quieren ya te desearon lo mejor. Pero una vez que entres la oscuridad de la montaña estarás solo, será como caer en el vacío, sin saber a dónde llegarás, ni donde terminarás.

Ya será tarea de Norberto del futuro, quien te contará que fue lo que pasó.

A ti te cuento lo que siento — Ricardo Albillos Martínez

A TI TE CUENTO LO QUE SIENTO, porque veo venir la luz, y el mundo todavía es el mío, y oigo sonar los minutos y llevo conmigo el oro de cada día. He acumulado recuerdos que aún me golpean, igual que sombras que bailan en descampados. Más adelante, llegaré hasta un final que al nacer me fue marcado. Nada seré de lo que soy: solo un espacio transparente, un eco reposado en un horizonte en calma. Una soledad que crece y al fin se apagará.

Reseña — Furia — Clyo Mendoza

Hace tiempo que no me enfrentaba a un libro como Furia. Es una historia cimentada en el misticismo, enmarcada en el telón de un México árido, con un tono profundamente poético y simbólico.

Nos da amplias reminiscencias de los grandes movimientos literarios latinoamericanos. Clyo Mendoza confiesa que, con ciertos tintes autobiográficos, es decir basado en parte sobre la historia de su abuelo, ficcionaliza un México que parece demasiado real, y cumple cabalmente la consigna, tanto que, incluso para alguien no latino debe ser complicado entender la obra o sentirla. Ya que algo que continuamente ocurre es una transferencia profunda de emociones, la mayoría de ellas bastante ingratas.

Tal como su autora confiesa, el libro es una especie de viaje bajo modos alterados de conciencia, existe una transmutación de personajes con gran animalidad, confiriéndole una magia y fuerza que hay que ir gestionando para evitar ser abrumados.

Ideológicamente expresa un matriarcado subrepticio, sufrido, pero que pervive y es la fuerza impulsora de familias y proyectos; demostrando como el hombre (como género) está más cerca del animal que de cualquier otra cosa.

Sin duda una novela identitaria, que logra alejarse del cliché; y por supuesto, es todo, menos complaciente.

Frase robada — Antonio Pau

La sencillez es maestra de la sabiduría y maestra de la verdad. La virtud se asemeja a una mujer muy trabajada, de mirada seca, que usa de sus arrugas como adorno.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.