Mi perra vida temporada 2025, episodio 15.
Relato – Los niños del futuro | Poema – Opinión sobre la pornografía – Wislawa Szymborska | Reseña – La Doctrina Invisible – George Mombiot & Peter Hutchison | Frase robada – Simone Weil
Los niños del futuro
Los habían geolocalizado hace tres días, pero eran muy escurridizos, a esa edad son ágiles, flexibles e ingeniosos. Aunque los superaban en número y armamento, no lograban darles alcance; sabían que, al menos una iba herida. El soldado dudó en tirar del gatillo, mientras seguía a la niña con la mira del rifle, le parecía abominable dispararle en la cabeza, apenas estaba entrando en la adolescencia, le calculaba no más de doce años. Disparó y apenas la hirió en un brazo. Al menos lograron que redujeran el ritmo al que avanzaban, y aunque los compañeros del soldado no superaban los veinticinco años, ese cuarteto de niños los aventajaba continuamente.
Cuando escaparon del campo de detención, la orden fue precisa, matarlos uno a uno, pero no solo matarlos, había que cazarlos, seguirles paulatinamente, y así les llevarían al santuario, donde, de manera intuitiva todos esos rapaces sabían llegar. Si lograban dar con ese mítico lugar, podrían matarlos a todos, o al menos a los más listos, los más hábiles; y así enmendar el error que habían cometido años atrás.
Después de que, por tercera vez intentaran repartirse el planeta, ganaron los mismos y perdieron los de siempre, pero el mundo no perdonaba, estaba envenenado, desde lo más profundo y hasta la nube más alta. Entonces los ganadores se percataron de que, su botín era efímero, ya no había gente, ni tierras que explotar. Ellos se habían acostumbrado a expandirse, a invadir, cayeron en la mayor de sus crisis, cuando lejos de reproducir su adorado capital, ya no eran siquiera capaces de reproducir su linaje. Se habían encargado de, destruir y contaminar el lugar más recóndito, para después aislar y preferentemente aniquilar a cualquiera que fuera de piel, habla o pensamiento distinto. Cuando habían logrado su paraíso, pasó lo que sólo a ellos no se les había ocurrido, creyeron que serían la plaga que repoblaría una tierra arrasada. Pero ni los unos, ni las otras lograban reproducirse, los genes no perdonaban, no se los permitían, la mayoría eran estériles, y algunos pocos procreaban seres deformes, adoloridos, sufrientes, como el mundo que habitaban. Eficaces en aislarse, no había salida, en pocas generaciones ellos habrían perdido esa única guerra que los exterminaría. Y así todas sus esperanzas, ya que las que habían plantado más allá del cielo, no duraron mucho.
La historia les recordaba que los que ordenaban y lideraban, habían creado granjas exclusivas donde, congelada estaba la simiente de jefes y directivos de las empresas que promovieron el fin del mundo, en su momento se hizo para no interrumpir esa grandiosa cadena de expansión por todo el mundo, ya tendrían hijos en el futuro, así congeladas sus esperanzas, se dedicaban a mover la eficaz maquinaria. Ahora esas esperanzas congeladas eran su última oportunidad de repoblar el mundo, además con los seres más selectos que la sociedad había seleccionado décadas atrás.
Al principio pensaron que era algo aislado, los niños de esos gametos privilegiados, mostraban un comportamiento inusual, excesivamente agresivos, prepotentes, individualistas. Conforme estos nuevos pobladores crecieron y socializaron con otros como ellos, se volvieron depredadores, y tras los reportes de asesinatos a sus padres no biológicos, violaciones en pandillas, lapidaciones a ancianos en la calle; cambiaron las expectativas que se habían fincado en estos niños privilegiados. Tal como en sus orígenes biológicos, su naturaleza que, en el pasado se consideraba una ventaja, y se aplaudía; en este nuevo orden social, era excesivamente destructivo. No hubo otro remedio que encerrarlos, pero fue insuficiente, ya que teniéndolos juntos potenciaban su capacidad lesiva. Escaparon dejando rastros ingentes de sangre y daño; así que se formaron escuadrones para exterminarlos.
Estaba confirmado, los habían acorralado en la azotea de uno de los tantos edificios en ruinas, con extremo cuidado fueron revisando piso por piso, no querían tener sorpresas desagradables, todo estaba desierto, por fin un gran botín, que siempre era doloroso, verdaderamente eran niños encantadores, no parecía justo cazarlos, era antinatural, pero necesario.
Por el cansancio, por los nervios y el remordimiento anticipado, el escuadrón estaba más tenso conforme se acercaba al objetivo.
Los encontraron en la terraza, llorando al lado de la niña herida en el brazo, parece que la hemorragia había terminado la labor que el soldado no cumplió. Los amordazaron y tiraron boca a abajo, para no ver sus caras inocentes, pero el llanto y las súplicas eran dolorosas.
Se escuchó una lluvia de detonaciones, los gritos se silenciaron. Después de unos segundos, se escuchó la primera carcajada, de tono dulce, de niño travieso, que se contagio a las decenas, tal vez cientos de infantes que salieron a las espaldas de pelotón para matarlos.
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Opinión sobre la pornografía – Wislawa Szymborska
No hay mayor lujuria que el pensar.
Se propaga este escarceo como la mala hierba
en el surco preparado para las margaritas.
No hay nada sagrado para aquellos que piensan.
Es insolente llamar a las cosas por su nombre,
los viciosos análisis, las síntesis lascivas,
la persecución salvaje y perversa de un hecho desnudo,
el manoseo obsceno de delicados temas,
los roces al expresar opiniones; música celestial en sus oídos.
A plena luz del día o al amparo de la noche
unen en parejas, triángulos y círculos.
Aquí cualquiera puede ser el sexo y la edad de los que juegan.
Les brillan los ojos, les arden las mejillas.
El amigo corrompe al amigo.
Degeneradas hijas pervierten a su padre.
Un hermano chulea a su hermana menor.
Otros son los frutos que desean
del prohibido árbol del conocimiento,
y no las rosadas nalgas de las revistas ilustradas,
pornografía esa tan ingenua en el fondo.
Les divierten libros que no están ilustrados.
Sólo son más amenos por frases especiales
marcadas con la uña o con un lápiz.
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La Doctrina Invisible – George Mombiot & Peter Hutchison
Cuando las cosas no son nombradas, pero ocurren, se corre el riesgo de dar por entendido que ese es el orden natural, concediéndole la característica de inamovible, por lo tanto es difícil que se nos haga presente, y así valorar su influencia o afectarla, en caso necesario.
Esta es la premisa con la que buscan poner al súper héroe del capitalismo, el neoliberalismo, en el banquillo de los acusados. Haciendo una relatoría detallada de, como el capitalismo ha movido sus hilos de una manera magistral, hasta poner a todo el mundo contra las cuerdas.
Esta exposición de motivos, muestra el juego de cartas con el que, unos pocos han ido abriéndose camino para crear un escenario que les beneficie cada vez más y más, sin importar las consecuencias, sean humanas, sociales, ecológicas, entre otras. Intentan ponerle nombre, apellidos y fecha a una complicada lista de sucesos que, nos tienen en la situación actual.
Este libro intenta revelar la génesis del problema, para darnos la oportunidad de ser más críticos sobre la situación actual que vivimos, e intenta quitarnos de la espalda esa sensación de pecado original que nos han inculcado, responsabilizándonos de los desastres que presenciamos.
Ya con todos los elementos sobre la mesa, no es que vayamos a encontrar la solución, pero el menos tener más claridad sobre el poder de los otros en cada segundo de nuestras vidas. Lo que permitirá tener una visión crítica, y llevar a la práctica minúsculas acciones individuales, que de alguna manera nos ayude a encontrar respuestas a esta problemática que nos tiene al borde de la catástrofe.
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Frase robada – Simone Weil
La atención es la más rara y pura forma de generosidad.
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