De la ociosidad
El otro día, me dio por revisar mi diario, el primero que escribí. Lo empecé en 2023, en enero, y, en una de las primeras entradas (22 de enero), ya escribí un pequeño germen de la idea que tengo para esta entrada.
El otro día, me dio por revisar mi diario, el primero que escribí. Lo empecé en 2023, en enero, y, en una de las primeras entradas (22 de enero), ya escribí un pequeño germen de la idea que tengo para esta entrada.
El año pasado, dimos ese gran salto con triple tirabuzón que es comprarse una casa. Tras 4 años de dar vueltas por el mundo, llegó, por fin, el momento. Tras unas obras un tanto aciagas, finalmente nos mudamos y empezamos a comprar todos los muebles que necesitábamos. Los últimos fueron los de los despachos (y tan últimos, ya que compré, la semana pasada, la última estantería de mi despacho). Llevo ya unos meses en el proceso de mudanza de libros. Y quiero escribir sobre como ha sido el proceso, que empezó en diciembre de 2023 y no ha terminado todavía.
Nunca se me han dado bien las plantas. Siempre he dicho que a mí se me mueren hasta las plantas de plástico, y que la única planta que me ha sobrevivido es el potos de casa de mis padres, porque se alimentaba de mi odio.
¿Os suena el título de este post? Espero que sí, porque es el título de la entrada que escribió @DanielSanz@masto.es en su blog Daniel Sanz. Voy a aprovechar que ya he dado el paseo matinal para bajar los excesos del año pasado y que me he preparado un café para contestar a su pregunta.
“¿Pero los bancos buenos o los bancos malos?”, os estaréis preguntando. Los buenos, por supuesto.
Hoy he cambiado el modo de enfrentarme al blog. Las entradas que publico aquí las escribo primero en papel y, una vez terminadas, las transcribo, arreglando todas aquellas cosas que no me convencen demasiado. Pero hoy ha sido un día en el que he estado muy perezoso y, aunque he pensado en sentarme a escribir en papel, al final he preferido coger la tablet y teclear este texto a vuela pluma. Esta tarde, que he pasado en el sofá, he aprovechado para ver si encontraba algún podcast más que seguir, pero me he dado cuenta qué estoy buscando algo que no parece existir en la podcastfera en español.
El 10 de mayo de 2023, escribí en el blog una entrada titulada “La añoranza de lo absurdo”, donde hablaba sobre las cosas tontas que echaba de menos de España. En esa entrada, me preguntaba, al final, sobre las cosas que echaría de menos de Francia. Hoy, contesto a esa pregunta.
¡Sí! ¡Por fin! Después de los años que llevo dándole la matraca a mi pareja con la idea de hacerme un lacre, ya tengo el logo que voy a utilizar (4 años largos me ha costado).
Hace ya tres meses me cambié de gafas graduadas. Me bajaron ligeramente las dioptrías y necesitaba con urgencia unas gafas nuevas.
-¿Cómo que tu ruido? ¿De qué vas a escribir hoy? ¿Te has dado un golpe en la cabeza?
Tras este críptico título no se esconde nada más que la web My Noise creada por Stéphane Pigeon. Es mi web de cabecera, cuando llego al trabajo y enciendo el ordenador lo primero que se abre es el índice de esta web. También tengo la web instalada como aplicación en el móvil y en la tablet. ¿Quieres saber por qué?
Es una web que genera “ruido” para tapar aquellos que tienes a tu alrededor y que son desagradables. Como te he dicho, yo la utilizo constantemente para trabajar, así me quito los ruidos del laboratorio de al lado, del pasillo y de las charlas aledañas.
La descripción que te he hecho de la web es poco útil, ¿pero qué pensarías si te dijera que puedes trabajar en la costa irlandesa sin moverte de tu oficina? ¿O dormir bajo la lluvia dentro de una tienda de campaña mientras estás cómodo y calentito en tu propia cama? Suena mejor, ¿no?