Mi perra vida temporada 2025, episodio 7.
Reflexión — Make America Shit Again #MASA | Poema — Escribir por escribir ‒ Sara Uribe | Reseña — El Monstruo Pentápodo ‒ Liliana Blum | Frase robada — Antonio Pau
Make America Shit Again #MASA
La realidad está esculpida para pensar que (entre otras vicisitudes), no existe otra cosa que el blanco y negro, los matices no existen o son inútiles. Y también olvidar que existe un poder comunitario autogestivo, promoviendo el contra argumento de que, solo las grandes estructuras de poder pueden dictar las reglas que seguiremos dócilmente.
Este par de conceptos viene a colación de la catastrófica noticia sobre la guerra comercial que impuso Estados Unidos a sus principales socios comerciales. De las múltiples vertientes con las que se puede ver tal imposición, su impacto conceptual viene a redondearla. Estamos en un escenario en el que una de las economías más fuertes del mundo ¿necesita más dinero? Y en lugar de trabajar más ¿prefiere saquear a quien le provee de lo que requieren?
Se sabe que un tirano es tan fuerte como lo son sus mecenas. Y en esta ocasión los mecenas son las personas mas ricas del mundo, que han amasado sus fortunas, a través del extractivismo (como se ha hecho siempre) de lo único que faltaba por saquear; nuestro tiempo, nuestra atención y consecuentemente nuestro pensar. Tanto es el valor de ese recurso que, aun sabiendo su impacto negativo en la sociedad, han decidido ir en contra de la ética y desregularizarse.
Tal cual un conejo que se deslumbra por las luces del auto y no encuentra la manera de escapar a su fatídico destino, así nos sentimos los individuos que solo vemos como gente muy ajena a nosotros defiende sus intereses, pensando inocentemente que son los nuestros.
Se olvida muy fácilmente que una de las características que le ha funcionado a la humanidad como especie, y a otras tantas que no alcanzaron nuestro nivel de sofisticación, es la cooperación. Sé que aquellos, quienes ondean la bandera del individualismo voraz y la ley del más fuerte (que por cierto es una pésima interpretación de los textos de Darwin y otros evolucionistas), consideran que la cooperación humana es algo cuando menos pusilánime. Pues a estos héroes del capitalismo, los invito a tomar su rifle favorito y se enfrenten a un panal de abejas, espero sus comentarios sobre el resultado del épico encuentro.
Todo lo anterior parece inconexo, pero fue lo que me hizo reconsiderar mi consumo de las innumerables empresas de los mecenas del plutócrata máximo. No intento evangelizar, ni hacer un manual de sabotaje a las grandes tecnológicas. Pero pensaba que si reduzco el consumo o pago de servicios en un 25% (solo para ser justos con la tarifa impuesta) ¿qué pasaría?
No hace falta ser un genio para saber la respuesta, nada.
Si varios millones de personas en lugar de cuatro viajes de Uber o compras en UberEats hicieran tres, si el número de mensajes en WhatsApp se redujera de manera sustancial, o si en lugar de pagar dos terabytes de respaldo en Google pagara doscientos gigabytes, que por cierto aún no lleno. Así podría seguir con tantos servicios que en apariencia son indispensables, y algunos lo son, pero no en la forma en que nos hicieron creer. Igual aplicaría con fotos en redes sociales, personas que seguimos, tiempo de pantalla; todo eso tiene valor para ellos, en especial cuando hablamos de números tan grandes.
¿Qué pasaría si millones lo hacemos? estoy seguro de que nada, pero al menos hemos intentado lo que está en nuestras manos (y me podría quitar esta sensación de impotencia), no tendrá ninguna consecuencia deletérea. Y conociendo a los burócratas de datos, a más de uno le dará dolor de cabeza.
Finalmente será justo que se queden con toda esa mierda con las que nos inundan el alma y el pensamiento.
Escribir por escribir (fragmento) ‒ Sara Uribe
escribir por escribir
palabras que se disuelven
en la frontera de lo dicho
escribir para nadie
para uno mismo para nadie
escribir para el olvido
decir la hora en el poema
decir la hora en que el tiempo
deja de ser una mentira exacta
decir el poema
porque no hay otra cosa más que argüir contra la nada
o porque el infierno del silencio
tiene rostro de página en blanco
o porque la palabra soledad
comienza igual que la palabra sombra
y uno ama los vocablos
los malditos vocablos que todo lo devoran
escribir porque la fiebre nos invade
y la mano es un péndulo sanguíneo
el otro lecho de nuestra voz
y la vida es eso que se consume
cuando cada quien canta su poema
cuando cada quien canta su muerte
y nadie escucha
y nadie escucha
escribir para decir lo que no somos
para andar huyendo siempre
para abjurar lo impronunciable
y esconderse entre azoteas
y no dormir
si no está uno
cobijado a una palabra
escribir para que nadie nos mienta
(por aquello de que la escritura es un espejo)
para que nadie nos diga que estamos bien
que nos vemos ya mas repuestos
escribir con la turbia sed de los toscos
de los que a pesar de todo
nunca están contentos con la vida
escribir cuando ya nada hace falta
cuando de veras uno podría morirse
y nada alteraría todas las demás cosas
y nada redimiría todas la demás cosas
o lo que es lo mismo
escribir por escribir.
El Monstruo pentápodo ‒ Liliana Blum
Hay temas en los que es mejor no inmiscuirse. Por ejemplo, la vida cotidiana de un pedófilo, en particular cuando se va mas allá y se explora (afortunadamente) solo un poco del pensar de este ser siniestro. Liliana Blum se adentra a este mundo, condimentándolo con un personaje secundario deforme, enfermo, maltratado, una mujer con acondroplasia. Una persona físicamente fuera de los convencionalismos de belleza, pero que es el contra-argumento a la maldad de los “normales”.
La historia es clásica, describiendo desde los preparativos del secuestro, hasta sus consecuencias últimas. Las cuales se conocen desde un principio, ya que los relatos se intercalan con el diario que la mujer con acondroplasia ha escrito desde la cárcel.
Como buena historia, no importa saber como termina, lo interesante es conocer el trayecto que los lleva a tal desenlace.
Ahora bien, ese trayecto es oscuro desde su inicio, y conforme avanza ese monstruo pentápodo, la narración se mueve a través del gradiente de tensión y perversidad que, obliga a tomarse un respiro, y voltear la mirada a nuestra edulcorada realidad.
Y aunque pensemos que la autora es despiadada, y su imaginación alcanza cotas demasiado altas, creo que en realidad la obra está bastante modulada, para complacer al mercado, ya que el sufrimiento puede ser infinito, y no ejerce ese derecho. Lo cual se agradece encarecidamente. No es una lectura que se puede proscribir o recomendar, sencillamente aténganse a las consecuencias.
Frase Robada ‒ Antonio Pau
La compañía no es para sacar provecho ni para matar el tiempo.