Mi perra vida temporada 2025, episodio 29.

Relato - A mi yo del futuro | Poema - Pido al dolor que persevere - Piedad Bonnett | Reseña - Técnica y tecnología - Adrián Almazán | Frase Robada - Audre Lorde | Bonus track

A mi yo del futuro

Andrés abrió los ojos que le parecían estar lacrados. De lo primero que se percató, es que le dolía todo el cuerpo, respirar, levantar la mano, voltearse en la cama, incluso intentar hablar le rebanaba la garganta. Le tomó tiempo, bastantes minutos observando, para recordar que esa mujer, durmiendo mal acomodada en el sillón de la habitación era su hermana. Junto con la certidumbre de estar en una cama de hospital, era lo único que recordaba de momento.

Tras un par de semanas Andrés era autosuficiente, le restaban meses de rehabilitación física, y de acuerdo con el neurólogo la recuperación de la memoria era algo impredecible. Pero tanto su cuñado y sus sobrinas ya habían sido muy generosos con él, así que apenas se sintió seguro le agradeció a su hermana, por haberlo cuidado después del accidente que casi lo mata. Tras muchas lágrimas y promesas, Andrés se afanó en volver a una vida normal.

El primer día que volvió al despacho de contadores, lo recibieron con globos festivos y ovaciones, apenas entrando al recibidor del edificio. Se lograba ubicar en su oficina y conforme pasaban los días, con la ayuda de su secretaria, volvía a recuperar la rutina que perdió casi un par de meses atrás, cuando el personal de limpieza lo encontró tirado en la escalera emergencia, congelado, con el rostro y huesos desfigurados, agonizante. Tras llevarlo en ambulancia al hospital, iniciaron las investigaciones que no llevaron a muchas conclusiones. Ya desde unos días previos, las cámaras de vigilancia habían dejado de almacenar los videos, por problemas con el servidor, y también se evidenció que, ningún personal visualizaba los monitores fuera del horario de oficina. Pero la opinión de los médicos era que probablemente, una crisis convulsiva lo hiciera perder el conocimiento y caer por el barandal de las escaleras, sobreviviendo de milagro. Aunque nadie se lograba explicar qué hacía Andrés fuera del horario de oficina en esa zona del corporativo. Las semanas le sentaban bien a la memoria, y aunque lento por la secuelas físicas del accidente, estaba reintegrado casi totalmente. Todos se sorprendían de su capacidad, pero en particular de su talante. Antes reservado incluso hosco, ahora su deferencia para los demás los tenía pasmados. La rectitud de Andrés no había cambiado, lo que en el pasado le había acarreado no pocas desavenencias, pero ahora con su recién adquirida personalidad tan luminosa, le habría puertas, incluso frente a problemas aparentemente indisolubles. Inclusive su conocida batalla con el departamento de auditoría interna parecía haberse subsanado. Los dos gerentes del área se quedaron sorprendidos cuando el viernes que organizaron una salida para los directivos de la empresa, en un restaurante para festejar la firma de un gran contrato, Andrés se acercó a platicar con ellos, y contrario a lo ocurrido en el pasado, Miguel y Marcos lo encontraron amable e interesante, al principio reacios, para el término de la velada, eran el trío más animado del festejo, lo que para todos fue incluso más milagroso que la recuperación del accidente. A la mañana siguiente, cuando la mayoría aún no se recuperaba de la resaca, en los múltiples chats con temas de la firma contable, galopaba el rumor de un asesinato en las oficinas, en el piso de la dirección general. La confirmación se dio a las pocas horas a través de redes sociales, se confirmaba que, en las oficinas de uno de los grupos de contadores más importantes del país, el director general y dos gerentes de auditoría habían sido asesinados.

Andrés tenía muchas dificultades para conciliar el sueño a menos de una semana de haber sido dado de alta, tenía noches enteras en las que vuelta tras vuelta apenas lograba dormir, y en esos escasos minutos tenía una pesadilla persistente, en la que resbalaba por las escaleras y se observa muerto tirado en el piso. Mientras noctambulaba destinaba varias horas a organizar lo que siempre había sido un desastre, su guardarropa, la biblioteca, y el escritorio. En uno de los cajones encontró una vieja grabadora digital que contenía una tarjeta de memoria. El anacrónico hallazgo le llamó la atención, extrajo la tarjeta y dedicó noches enteras a escuchar los miles de mensajes que almacenaba desde hace años. Sistemáticamente todos comenzaban con la misma frase, “para mi yo, del futuro”. Desde la universidad había adquirido la extraña costumbre de mandarse mensajes para ser escuchados en el futuro, lo cuales ahora, además de acompañarlo en sus noches insomnes, le llenaban de nostalgia, pero también eran de gran ayuda para recuperar los recuerdos después del accidente. Había de todo, consejos para estudiar, metas laborales futuras, advertencias sobre amores tórridos y tóxicos, incluso sobre temas a resolver que de momento no sabía su paradero. Esa estrategia que sus amigos consideraron excéntrica, hoy le ayudaba a rehabilitar su apabullado cerebro. Durante las últimas cinco grabaciones hasta antes del accidente, se escucha advirtiéndose sobre Miguel y Marcos, tenía evidencia sobre una operación de falsificaciones masivas de documentos para lavar dinero del narcotráfico, se percibía temeroso, ya que involucraba a altos mandos de la firma. Esos mensajes le hicieron recordar la noche, en la que Andrés salió de la oficina del director general, después de explicarle sobre las desviaciones del departamento de auditoría interna, los elevadores ya no funcionaban, así que bajó por las escaleras de emergencia. Sólo sintió un impulso detrás de su espalda que lo hizo rodar decenas de escalones, y aturdido observaba como lo levantaban de pies y manos para arrojarlo al vacío.

Al término de la celebración Andrés le mandó un mensaje al director general, pidiéndole verlo a primera hora de la mañana del sábado, junto con varios archivos que evidenciaban su implicación en el lavado de dinero. Apenas entró a la oficina Andrés le disparó en medio de los ojos, con las manos enguantadas tomó el teléfono y con la huella de su dueño lo desbloqueó para escribirle a Miguel y Marcos que acudieran urgentemente a la oficina. Después de menos de una hora tocaron la puerta, al no tener respuesta abrieron sigilosamente y observaron el cuerpo del director, cuando se acercaron a auxiliarlo, recibieron un impacto en el pecho que los dejó tirados en el piso. Andrés tomó sus teléfonos, y bajó tranquilamente por las escaleras de emergencia.


Pido al dolor que persevere - Piedad Bonnett

Pido al dolor que persevere Que no se rinda al tiempo, que se incruste como una larva eterna en mi costado

para que de su mano cada día con tus ojos intactos resucites, con tu luz y tu pena resucites dentro de mí.

Para que no te mueras doblemente pido al dolor que sea mi alimento, el aire de mi llama, de la lumbre

donde vengas a diario a consolarte de lo fríos paisajes de la muerte.


Técnica y tecnología: Cómo conversar con un tecnolófilo - Adrián Almazán

Todo nos hace pensar que el futuro sólo existe bajo dos circunstancias inamovibles: el capitalismo y la desbordante tecnología. Sin embargo, Adrián Almazán, aborda este axioma ontológicamente, y aunque no expone una heroica respuesta a la debacle que estamos presenciando, si abre una puerta trasera a esta modernidad que tantas promesas ha lanzado, y que en la vorágine en la que nos encontramos, no nos tomamos el tiempo de analizar y pedir cuentas a tales ilusiones. Persistiendo en un círculo vicioso que vislumbra tarde o temprano una catástrofe. El ensayo es contundente y claro, por lo que para los no iniciados en filosofía nos sentiremos cómodos y atraídos. Tras su lectura se genera una visión crítica que, aunque no lleva al lector a una respuesta divina, si da herramientas para reconsiderar la actualidad, y forzarnos a repensar alternativas viables, más que comerciales. Tal vez es momento de dejar de actuar, es decir dejar de seguir comprando y usando tecnología, y pensar por unos instantes hacia dónde vamos.


Frase robada - Audre Lorde

Dejarse dominar por el miedo a sentir y a trabajar límite de la propia capacidad es un lujo que solo pueden permitirse quienes carecen de objetivos, quienes no desean guiar sus propios destinos.


Bonus track

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.