A principio de año me apunté en un taller de lectura, una recomendación que llevaba muchos años haciéndome mi amigo Adrián Perales y que yo siempre decía... ya buscaré.
A finales del pasado año hubo un cambio importante en nuestra vida familiar, se dispuso de bastante más tiempo libre y dije bueno, ahora ya no hay excusa. Además, como estoy bastante en serio con el tema de escribir mi primera novela, me pareció interesante ver cómo perciben otras personas las novelas.
En realidad, me apunté a dos, aunque la organización, periodicidad y lugar de reunión de uno no me gustó nada y ni tan siquiera asistimos a ninguna reunión. En el que permanezco es de pago, organizado por una periodista jubilada y organizado en una librería de Zaragoza bastante prestigiosa en el sector de la literatura independiente, Cálamo.
Si estoy escribiendo este artículo es porque la novela que debemos tratar en el próximo mes de abril me ha tocado la fibra en varios aspectos importantes y son tantas cosas que dudo pueda tratar todas en el taller, teniendo en cuenta la cantidad de personas que somos y el tiempo disponible, pero por fortuna disponemos de internet para este tipo de cosas ¿verdad?
En primer lugar, el contexto.
La novela se llama «Vírgenes Juradas», escrita por una escritora albanesa sobre una figura que existe en la zona norte del país, en las montañas. Ahí las mujeres pueden hacer un juramento de por vida y se convierten en hombres a todos los efectos y, por supuesto, no pueden estar jamás con un hombre bajo pena de muerte, lo mismo que sí quieren volver a ser mujer.
Esto, como imaginaréis, me voló la cabeza porque toda la sociedad no solo lo acepta, sino que lo celebra como si naciese un hombre. Puede estudiar, conducir, fumar, beber, ser la cabeza de familia... Algo muy utilizado, por ejemplo, si moría el padre sin descendencia masculina, de esta forma prevalecía la casa familiar por reducir mucho la cosa.
Yendo por partes, hay varios aspectos fundamentales que me interesan mucho al saber de la existencia de esta novela que, por cierto, me leí en dos tardes.
1º Yo tengo un hijo de 18 años, transexual, en España, un país en teoría del primer mundo, moderno y que asume y acepta este tipo de situaciones y veo la hipocresía y el rechazo en la sociedad.
2º Yo, a título personal, no sé a qué es debido, lo achaco también a que tengo asperger y altas capacidades. Lo cual, por un lado, me hace sentir una desconexión con mi propio cuerpo y, por otro, las altas capacidades, generar una empatía excesiva por la alta sensibilidad. Pero yo no sé lo que es ser un hombre o una mujer. No lo entiendo, tan solo veo personas con circunstancias particulares cada uno.
Por lo tanto, una novela en la que se aborda cómo una mujer que no se siente ser un hombre decide adoptar ese rol voluntariamente en una sociedad mucho más cerrada que la española, donde no solo es aceptado, sino además celebrado, me voló la cabeza y tenía muchísimas ganas de leer y aprender.
La novela arranca con Hana, una Virgen Jurada que viaja a Estados Unidos invitada y ayudada por su prima, que ya está establecida allí con su mujer e hija y le ayuda a conseguir la green card.
Ya se intuye desde el principio que el objetivo del viaje es volver a ser mujer y tiene una frase muy potente que me hizo esperar todavía más de la novela.
No se puede escribir poesía con la vulva seca
Dejando claro, o por lo menos para mí, que la mujer no se siente ser ella misma al haberse transformado en un hombre, y su espíritu, su energía, su creatividad y pasión murió al aceptar ese rol. Brutal.
Aquí toca hacer otra parada para explicar mi relación con la literatura. Como he comentado de pasada al inicio, el asperger y las altas capacidades hacen una combinación extraña en mí, porque me cuesta identificar cómo me siento o incluso si me estoy excediendo físicamente, lo cual haciendo deportes me ha ocasionado muchísimas lesiones. Sin embargo, en el aspecto sentimental, gracias a la literatura, he aprendido a identificar los gestos, miradas, el simbolismo de lo que se dice y se calla. Por eso, amo tanto la literatura y es algo que valoro y aprecio muchísimo, el poder y el arte tras las palabras.
Es decir, esa frase que todos hemos escuchado cientos, miles de veces de: no lo digas, muéstralo. En mi caso, es la diferencia entre una novela que sirve para entretener, o que es auténtica literatura. Sin querer desmerecer a nadie, por supuesto.
Yo mismo he devorado cientos de libros por puro entretenimiento, como es obvio, mucho más que de los otros.
Pero en este caso, en concreto, con ese tema, con esa premisa y con ese inicio... Esperé demasiado y eso nunca es bueno.
Como digo, me lo leí en dos tardes. Es una lectura ágil, fluida, cambia entre el pasado y el presente, haciendo que mantengas el ritmo en todo momento y la trama fluya de forma amena.
Además, presenta a las Vírgenes Juradas, que, como digo, me despierta mucho interés e investigaré sobre el tema.
Y ahí termina todo lo bueno que puedo decir sobre esta novela.
La protagonista se siente una Mary Sue, un arquetipo de chica perfecta en todo momento.
Lista, responsable, independiente, segura de sí misma, que sabe que quiere estudiar porque ama la literatura, los libros y no quiere atarse con nadie para renunciar a su libertad...
Los hombres en Albania son todos alcohólicos, se pasan el día fumando, disparando, peleando, son vagos, sucios, que no hacen nada en casa...
Excepto, su padre, que quería mucho a su madre y eran una familia ejemplar feliz, lástima que murieron en un accidente de coche y tuvo que cuidarla su tío.
Que también era un hombre ejemplar, limpio, educado, que estaba muy enamorado de su mujer y tuvo una infancia maravillosa...
Excepto en la universidad, que todos los chicos estaban enamorados de ella, no tuvo ningún problema con ninguno. El chico más guapo y más inteligente incluso se le declaró a ella y solo a ella porque era la mejor de todas...
Y entonces su tío tiene cáncer terminal, le quedan pocos meses de vida y su tía se muere de un ataque al corazón.
Como es lógico, una chica tan estupenda deja la universidad y se va a cuidar a su tío los últimos meses de vida que le quedan.
El médico del pueblo es estupendo, maravilloso, atento, guapo, educado y, por supuesto, se enamora de ella también. ¿Cómo no? Y también le pide matrimonio, por supuesto, ella rechaza a todos porque no quiere perder su libertad e independencia, hasta ahí podíamos llegar.
Y, no es necesario decir, que el marido de su prima que vive en Estados Unidos, Albanés por supuesto, es un marido ejemplar que trabaja sesenta horas a la semana, solo tiene ojos para su mujer, está loco por su hija y acepta y protege a la protagonista ayudándole a conseguir trabajo, regalándole un coche... Su mujer la quiere mucho y eso es lo único que él necesita saber de ella.
Vamos a ver, ¿por qué los españoles no somos la mitad de buenas personas que los alemanes? Es que me da vergüenza ser español, ahora mismo joder, y cuando una mujer decide ser hombre, montan una fiesta.
Somos una sociedad fallida, está claro. ¡Puta vida!
Tan solo hay una escena en la que tiene un problema con un hombre y está narrada de la peor forma posible.
Una vez al mes tiene que bajar a la capital a coger los medicamentos para su tío enfermo, para ello necesita hablar con algún camionero que pueda bajarla y luego subirla a la ciudad y esto nos lo muestra dos veces.
La primera vez, o sorpresa, topa con un camionero amable, educado, que se preocupa por ella diciéndole que es un trayecto muy peligroso tanto por las horas del viaje, como por tener que ir con desconocidos. Hay lobos en el bosque si les pasa algo...
Vamos, otro ejemplo de caballero andante, le indica que todos los meses hace ese trayecto, que pueden quedar y siempre va con él, perfecto.
Pasan los meses, todo perfecto y un día tiene que ir a por los medicamentos y quedó con un camionero que, en cuanto lo vio, se dio cuenta de que era un zafio. Así, porque sí.
Y en cuanto leí eso dije vale, este es el que la viola.
Me tocó un camionero, borracho, sucio, que olía que apestaba, fumaba como un carretero y me lanzaba miradas lascivas. Pero como todos los albaneses son así, lo vi como algo normal.
Pues lo siento mucho, pero hasta este momento yo me he imaginado a los albaneses como caballeros con traje, monóculo, y poniendo sus chaquetas en los charcos para que las mujeres no se manchen los pies. Algo no cuadra aquí.
Esta es la base de esta historia, es la creación de mundo, la diferencia social principal en donde ella vive. Y si esa base no está bien construida, lo siento, pero a mí me resulta imposible conectar con la historia, los personajes y su mensaje.
Es una escritora que no sabe mostrar, que todo te lo dice y tú, como lector, debes creer en su palabra de que es así porque ella dice que es así. Que lo dicho, si tan solo quieres leer una historia diferente, está perfecto. Pero no es lo que yo esperaba.
En segundo lugar, e incluso más grave si cabe, es lo que es una mujer según esta novela o esta escritora, como queráis verlo.
Todo se basa en el sexo y no solo en el sexo, sino en el sexo con un hombre.
Su periplo en Estados Unidos se centra en volver a vestir como una mujer, que la falda de tubo le queda mal porque no tiene culo; sin embargo, los vaqueros ajustados le hacen un culito respingón muy mono. Tiene que encontrar un peluquero que sepa hacerle un corte que le favorezca, porque claro, ella es monísima, tanto hombres como mujeres se lo dicen
Luego, para colmo, lo que me hizo pensar que esto lo había escrito una adolescente... Se quiere independizarse para volver a masturbarse, porque en Albania no le apetecía y en casa de su prima le da vergüenza. ¿En serio? Hay, por favor.
Por supuesto, al final de la novela encuentra un hombre que conoció en el vuelo hacia Estados Unidos, escritor y periodista que viaja por todo el mundo, y por supuesto se enamora al instante de ella.
Es paciente, atento, cariñoso, educado...
Y esto es lo que a mí más me ha decepcionado de esta novela. Hay un momento en que una compañera de la universidad va a visitarla cuando es un hombre en Albania, le dice que ella es una mujer y que en la universidad nadie entendió por qué lo hacía. Y aquí viene lo gordo.
Porque si fueses lesbiana y lo hicieses para acostarte con otras mujeres, pues lo entenderíamos.
Vamos a ver, esta novela se supone que trata sobre el sacrificio de una mujer que para que su tío muera tranquilo y feliz porque se mantiene la casa familiar y el nombre se convierte en un hombre. Y esto lo digo porque ella lo dice. Yo no vi nada de eso en la novela, pero bueno.
Entonces ella se sacrifica renunciando a ser mujer, pero ¿si hubiese sido lesbiana, entonces no hay ningún sacrificio y son todo ventajas?
Me parece un disparate en toda regla.
En Piriápolis, por ejemplo, hay un momento en que la protagonista siente que la policía dela moral, la observa y tiene miedo de que lleve mal el velo o algo así. No lo recuerdo.
Entonces ella, temerosa, se lanza sobre el policía y le dice que un hombre le ha dicho alguna grosería para evitar su falta. El policía se abalanza sobre el hombre y ella se marcha corriendo a casa.
Allí, orgullosa, se lo cuenta a su abuela para que vea lo ingeniosa que es y su abuela la reprende. Le dice que para escapar de su falta ha metido en problemas a un inocente y eso no está bien.
Esa escena no dice nada, lo muestra de forma magistral. No vivimos en un sitio perfecto, pero no podemos hacer daño a otros para evitar que nos lo hagan a nosotros.
Esa lección, esa escena, vale más que todo este libro.
Pero la protagonista, para hacer feliz a un familiar que es lo más querido en el mundo para ella, hace un juramento de por vida. Sin embargo, luego se marcha a Estados Unidos y lo rompe. Y me da igual que hayan pasado catorce días o años, como indica en la novela.
Hiciste un juramento en su lecho de muerte a una persona y luego lo rompiste.
En fin, una decepción en todos los sentidos, no solo no me ha aportado algo a mi duda sobre lo que es ser un hombre o una mujer, tampoco me ha mostrado la sociedad albanesa, cómo es vivir allí siendo una virgen jurada.
He leído una película cutre de domingo después de comer. Y lo peor de todo, es que estoy seguro de que soy el único del taller al que no le ha gustado.
Solo ante el peligro.