Estoy hasta las narices de la neurodivergencia
Una de las cosas que más me impresionó al llegar a Mastodon fue la increíble cantidad de gente neurodivergente que me encontré. Casi era raro encontrar a alguien que no lo fuera.
En un primer momento, me fascinó. Me dije: «¡Ostras, qué guay! Voy a poder hablar sobre estos temas con otras personas que sufren y sienten parecido a mí…». Y una mierda.
Pronto descubrí que parecía ser una moda y, sobre todo, que es gente autodiagnosticada, que cree que lo tiene porque se identifica con algún rasgo y ya está. «Es que no me entendéis porque soy neurodivergente», y a circular.
En primer lugar, quiero aclarar algo: yo no tengo diagnosticado Asperger. Tengo diagnosticadas altas capacidades y MUY probablemente Asperger, pero no se puede afirmar con seguridad. ¿Por qué? Porque soy adulto.
Ya sea el déficit de atención, Asperger o autismo, tiene especial relevancia diagnosticarlo siendo pequeño, porque en ese momento se le puede ayudar, enseñar técnicas para integrarse de forma más eficaz en la sociedad, a comprenderse a sí mismo y a los demás. Por supuesto, también depende del grado en que se tenga; siempre hay límites para todo.
No me malinterpretéis: es perfectamente válido buscar una explicación a lo que nos sucede o a cómo nos comportamos. Cuando recibí mi diagnóstico, me cambió la vida. De pronto, me entregaron una pieza que hacía encajar el puzle que había sido mi existencia. Tanto es así que me sentí deprimido y decaído durante más de un año. Muchas reacciones que notaba y no entendía cobraron sentido… Y no es agradable.
La teoría dice que, si una persona llega a la etapa adulta, por la propia interacción social y madurez, esas herramientas se han aprendido, como suele decirse, a las malas. Si has tenido amigos, pareja o trabajo, en mayor o menor medida has adquirido unas habilidades sociales mínimas para saber desenvolverte y puedes navegar en el proceloso mundo con unas garantías mínimas de éxito. Y esto es así, con matices. Hay gente que tiene menos habilidades sociales que una piedra y no tiene ningún tipo de neurodivergencia, y hay personas con Asperger que, gracias a aprender a leer las expresiones o identificar el tono de voz, pueden llegar a tener muy buenas relaciones porque saben interpretar cómo se siente la gente.
Fuera de la etapa escolar, el diagnóstico no es que sea anecdótico, pero nos sirve como algo personal, para poder poner un nombre a lo que nos ocurre y, a partir de ahí, CAMBIAR.
Siendo ya adultos, no solo tenemos la experiencia vital, sino también, aunque sea, nuestra propia sospecha de lo que nos pasa. A esto se suma que, a través de libros, cómics, series y películas, también «aprendemos» esas reglas de etiqueta social.
Tampoco podemos olvidar un tema muy importante, que estoy diciendo de forma implícita: esto, por regla general, tiene una importante carga genética y, sobre todo, se tiene de nacimiento. Porque veo gente que, con cincuenta años, dice: «Es que ahora estoy teniendo déficit de atención porque…». Porque eres un polla vieja, hijo mío. O lo has sido toda la vida, o es que ahora estás atontado y ya. Es decir, si de pequeño te podías concentrar, o has podido durante toda tu vida y en los últimos años no, no es que tengas déficit de atención. Es que la propia sociedad, las redes sociales, el ritmo de vida… están haciendo que tu cerebro no sepa ni dónde está el norte. No que AHORA tengas déficit de atención.
Y otra característica: esto SUELE ser hereditario. En mi caso, yo lo he heredado de mi padre y mi hija de mí. ¿Consideráis que alguno de vuestros padres lo tiene? Si es que sí, suman las posibilidades; si es que no, bajan hasta ser casi cero. Eso tampoco quiere decir que sea imposible o que vuestros hijos SEGURO que lo tengan. A lo mejor tienen otra cosa o ninguna; es tan solo un identificador más. Mi padre, por ejemplo, tiene déficit de atención, no Asperger. Yo tengo Asperger leve y altas capacidades, y mi hija tiene altas capacidades y Asperger más severo. ¿Quiere esto decir que, si tiene hijos, lo van a tener? No, ni mucho menos. Es una lotería y puede que tengan más papeletas, pero papeletas como tal tenemos todos al nacer.
Lo único que está claro es que, de tenerlo, lo tienes desde que naces.
Y, por supuesto, no es algo cool, gracioso ni que te haga más interesante. Estoy seguro de que esto es culpa del cine y las series, que empezó con The Big Bang Theory y luego con The Good Doctor, que, por cierto, son una nefasta representación. Yo ahora mismo llevo varios meses con una lesión en la pierna izquierda que casi no me deja caminar, y es por el Asperger, por esa desconexión que se genera entre cuerpo y mente que no nos hace darnos cuenta del estado en que estamos, si nos estamos haciendo daño o cuándo deberíamos parar. Regresé a entrenar fuerza en el gimnasio y volví casi con los pesos e intensidad de cuando lo abandoné hace siete años… Y menudo destrozo llevo, con rotura de isquiotibial y tres contracturas solo en la pierna izquierda. ¿Gracioso o cool? Para nada.
Y última cosa, pero no menos importante: ser neurodivergente no es el comodín del público, no es una excusa ni una razón. Si la cagas o no te entienden y eres adulto, es culpa tuya, no de la neurodivergencia ni de la otra persona. Sino tuya. Todos la cagamos. Aceptarlo es la primera parte; ser conscientes de qué hicimos mal es la clave; cambiarlo para que no vuelva a suceder es lo más difícil.
Si nos escudamos en «es que soy neurodivergente», lo que somos en realidad es unos inmaduros, y cada vez seguiremos cagándola más. Pero oye, será que todo el mundo está en nuestra contra. ¿Culpa nuestra? Imposible, somos neurodivergentes.