El año pasado, dimos ese gran salto con triple tirabuzón que es comprarse una casa. Tras 4 años de dar vueltas por el mundo, llegó, por fin, el momento. Tras unas obras un tanto aciagas, finalmente nos mudamos y empezamos a comprar todos los muebles que necesitábamos. Los últimos fueron los de los despachos (y tan últimos, ya que compré, la semana pasada, la última estantería de mi despacho). Llevo ya unos meses en el proceso de mudanza de libros. Y quiero escribir sobre como ha sido el proceso, que empezó en diciembre de 2023 y no ha terminado todavía.
Hace ya unas semanas, en Mastodon, alguien preguntó si existía una palabra que pudiésemos utilizar para definir a todas aquellas personas a las que nos gusta la papelería (en su concepción más generalista). Fue gracias a @Argyle13@xarxa.cloud, quien me citó en una respuesta, que llegue a ese toot.
¿Os suena el título de este post? Espero que sí, porque es el título de la entrada que escribió @DanielSanz@masto.es en su blog Daniel Sanz. Voy a aprovechar que ya he dado el paseo matinal para bajar los excesos del año pasado y que me he preparado un café para contestar a su pregunta.
Esta mañana escribía en mi diario que no iba a hacer una revisión del año que concluye mañana, que para eso están los programas de la tele. Pero he pensado que no estaría de más echarle un ojo al blog y ver cuantas entradas he publicado este año.
El 10 de mayo de 2023, escribí en el blog una entrada titulada “La añoranza de lo absurdo”, donde hablaba sobre las cosas tontas que echaba de menos de España. En esa entrada, me preguntaba, al final, sobre las cosas que echaría de menos de Francia. Hoy, contesto a esa pregunta.
Ayer, gracias a una conversación en Mastodon entre @atighrada@zirk.us y @verity@kitty.town (muchas gracias a ambos), descubrí un pequeño movimiento que hay en internet de hacer los blogs manuscritos, es decir, escribir la entrada a mano y después hacerle una foto (o escanearla), para, por último, subirla al blog. Sin olvidarse de la accesibilidad, por lo que se utiliza un OCR para transcribir el texto.
Una de mis aficiones son las estilográficas, las tintas y los cuadernos. Por suerte, ya he dejado la etapa de no “manchar” los cuadernos. Por fin los utilizo para escribir con la estilográfica. Tengo varios cuadernos empezados al mismo tiempo, uno para la escritura libre y los relatos (Midori A5), otro como diario (Leuchtturm1917 A5, 80g/m2) y uno de bolsillo para apuntar, principalmente, ideas del trabajo (Rhodia A6, 90g/m2). No cuento aquí el pad de Rhodia A4, que utilizo para las cartas. También tengo unos cuantos que he abandonado, un cuaderno de dibujo que me regaló mi pareja y que tiene las cubiertas ilustradas (me encanta, pero desgraciadamente no sirve para la estilográfica) y varios cuadernos con papel de ínfima calidad que me han ido regalando. Sin embargo, creo que no tengo suficientes cuadernos en uso, por lo que siempre estoy buscando ideas para darme el capricho de comprar uno nuevo y utilizarlo con algún fin específico.
Hace ya unos meses, no recuerdo cuantos, pero creo que debió ser en junio o julio, me recomendaron que hiciese escritura libre como método para combatir mi sequía creativa. Los franceses son como dementores, que absorben toda mi energía vital, mi creatividad y mis ganas de vivir (pero con buen pan y queso), y yo necesitaba recuperar parte de esa creatividad que tanto echaba de menos. Ante ese consejo lo único que pude decir fue: excelente idea, me pongo a ello. Pero claro, no todo iba a ser tan sencillo. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que no tenía ni idea de lo que era la escritura libre. Una primera búsqueda en google no me dio ninguna información valiosa. Pedí consejo en mastodon, pero nadie parecía tener ningún recurso para saber que era esa escritura libre que me habían recomendado. Así que solo me quedaba leer en blogs y ver videos en youtube para tratar de encontrar algo de información que me permitiese hacerme una idea de lo que era la escritura libre. Aquí os dejo algunas de las ideas que encontré y que apliqué en mi escritura diaria para volver a despertar mi creatividad.
Esta tarde he leído la entrada que ha escrito hoy @nacho@frankenwolke.com en #EscrituraSocial, que lleva por título Escribir como terapia. He querido responderle en mastodon, pero no he logrado condensar mi respuesta en menos de 1000 caracteres (2 toots). He pensado que el mejor modo de darle una réplica, suscribiendo todo lo que dice, era utilizar mi propio blog. Casi como si de un intercambio de misivas se tratase, aunque sin lo dilatado del servicio postal francés.