Ayer, gracias a una conversación en Mastodon entre @atighrada@zirk.us y @verity@kitty.town (muchas gracias a ambos), descubrí un pequeño movimiento que hay en internet de hacer los blogs manuscritos, es decir, escribir la entrada a mano y después hacerle una foto (o escanearla), para, por último, subirla al blog. Sin olvidarse de la accesibilidad, por lo que se utiliza un OCR para transcribir el texto.
Hace mucho tiempo que no escribo en el blog (y eso que este texto lleva ya unos días reposando en mi cuaderno). Cuando escribí este texto en el cuaderno, llevaba ya unos días pensando en volver a retomarlo y escribir algo aquí. Como parece que este blog está casi centrado en exclusiva en estilográficas, voy a escribir sobre tintas, pero no sobre tinteros. Hoy voy a escribir sobre muestras de tinta.
Gracias al regalo de Carlos y Juliette (los dos amigos a los que he dejado huérfanos de mi amistad en Francia), he podido probar, por fin, un plumín con un punto 1,1 stub.
Una de mis aficiones son las estilográficas, las tintas y los cuadernos. Por suerte, ya he dejado la etapa de no “manchar” los cuadernos. Por fin los utilizo para escribir con la estilográfica. Tengo varios cuadernos empezados al mismo tiempo, uno para la escritura libre y los relatos (Midori A5), otro como diario (Leuchtturm1917 A5, 80g/m2) y uno de bolsillo para apuntar, principalmente, ideas del trabajo (Rhodia A6, 90g/m2). No cuento aquí el pad de Rhodia A4, que utilizo para las cartas. También tengo unos cuantos que he abandonado, un cuaderno de dibujo que me regaló mi pareja y que tiene las cubiertas ilustradas (me encanta, pero desgraciadamente no sirve para la estilográfica) y varios cuadernos con papel de ínfima calidad que me han ido regalando. Sin embargo, creo que no tengo suficientes cuadernos en uso, por lo que siempre estoy buscando ideas para darme el capricho de comprar uno nuevo y utilizarlo con algún fin específico.
Hace ya unos meses, no recuerdo cuantos, pero creo que debió ser en junio o julio, me recomendaron que hiciese escritura libre como método para combatir mi sequía creativa. Los franceses son como dementores, que absorben toda mi energía vital, mi creatividad y mis ganas de vivir (pero con buen pan y queso), y yo necesitaba recuperar parte de esa creatividad que tanto echaba de menos. Ante ese consejo lo único que pude decir fue: excelente idea, me pongo a ello. Pero claro, no todo iba a ser tan sencillo. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que no tenía ni idea de lo que era la escritura libre. Una primera búsqueda en google no me dio ninguna información valiosa. Pedí consejo en mastodon, pero nadie parecía tener ningún recurso para saber que era esa escritura libre que me habían recomendado. Así que solo me quedaba leer en blogs y ver videos en youtube para tratar de encontrar algo de información que me permitiese hacerme una idea de lo que era la escritura libre. Aquí os dejo algunas de las ideas que encontré y que apliqué en mi escritura diaria para volver a despertar mi creatividad.
Como parece que Escritura Social va a tener una larga vida, he decidido traeros hoy, en este fin de semana de Reyes, un microrrelato que escribí hace unos años. Además, tuve la suerte de que el microrrelato lo ilustró mi pareja (podéis encontrarla en su web Lápices y tardígrados). Espero que lo disfrutéis.
El verano pasado me compré dos tintas perfumadas para estilográfica de la colección de J. Herbin “Les Subtiles”. Me compré Parfum Cacao y Parfum Violette, que vienen a sumarse a la muestra de tinta con olor que ya comenté en el blog (tinta con olor a whisky).
Esta tarde he leído la entrada que ha escrito hoy @nacho@frankenwolke.com en #EscrituraSocial, que lleva por título Escribir como terapia. He querido responderle en mastodon, pero no he logrado condensar mi respuesta en menos de 1000 caracteres (2 toots). He pensado que el mejor modo de darle una réplica, suscribiendo todo lo que dice, era utilizar mi propio blog. Casi como si de un intercambio de misivas se tratase, aunque sin lo dilatado del servicio postal francés.
Escribo estas líneas en la tarde de nochevieja, último día del año 2023. Estos últimos días del año, y la migración a Escritura Social, me han hecho reflexionar sobre el proceso de escritura. Esta entrada la escribí primero en un cuaderno el día 29 de diciembre y está repulida aquí mientras la transcribo.
Entrada publicada originalmente en mi antiguo blog de Oniros el 13 de mayo de 2023.
El jueves, un amigo me dio una muestra de tinta que había comprado ese mismo día. La muestra de tinta era Montblanc James Purdey & Sons Single Malt, que tiene como singularidad que huele a whisky.