No puedo entender la luz sin su oscuridad
el vacío sin la forma que lo alberga
el silencio que no es el espacio entre los sonidos.
Hay una lógica misteriosa para que la vida se conforme y brille y suene.
El objeto se hace luz
en un espacio concreto
se delimita
representando lo que excluye.
No entiendo mi cuerpo sin tu sonido
y los silencios cuando no me hablas
y no entiendo mis manos salvo cuando dibujan
el contorno de tus caderas
-mouvement nécessaire-
La mano dibuja la luz de tu piel con mis dedos
y al rozar emite un susurro
que separa el silencio.
Cierro los ojos y creo luz que habita
encierra
suena
se define orgullosa ante el sonido
el espacio que ocupamos
al besarnos
tan íntimamente
que parece
oscuridad
silencio
vacío.
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El tiempo hace regates
se muestra amable y al momento duro.
Yo me escondo entre el granizo, tras las horas
espero poder verte en el deshielo.
Y mientras, la radio me escupe la basura de cada día
y me desespero
escondido entre el sol y la lluvia
deseando verte
y que escampe o que el agua arrastre cada ceniza
anhelando mirarte de cerca.
Vivo en un país que conspira contra mi
contra cada persona de bien
por eso me escondo soñando con tocarte de nuevo
entre las flores de mi jardín solitario
junto a las estatuas y las madrigueras.
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La carne sola no vale
la piel
los huesos
la sangre entera no vale.
Hay más en el espacio que no separa
el mismo que nos une;
la distancia entre los cuerpos no basta.
Los ojos solos no bastan
las manos
los dedos
el mismo aire que respiramos, no vale
no explica lo que siento
el silencio de tus pies
de tus pasos en mi habitación
donde no andas.
Hay más vida en la ausencia
en el hueco que queda entre cada hora sin ti
en el deseo mismo
en la misma espera
que entre tus dedos y los míos enlazados.
El cuerpo no lo explica todo
lo enmarca
pero su ausencia lo define
rotundamente.
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El polvo se deposita sobre la piel
cada segundo
cada minuto
cada centímetro.
La vida transcurre ordenada
metódica
invitando poco a poco al tedio
las madrugadas insomnes
la ducha
el café
el viaje tedioso a ninguna parte.
El tiempo se deposita sobre los huesos
cada segundo
cada hora
cada vez que repito la historia.
La vida transcurre en espiral
reincidente
retornando casi al mismo sitio
los días rodeado de gente
innecesaria,
de palabras
la comida
el viaje iterado, la vuelta a casa.
La oscuridad se deposita sobre los ojos
cada segundo
cada noche
cada vez que no me miras.
La vida transcurre como una salmodia
monótona
perfectamente organizada
hasta un punto previsible
cierto
a veces inesperado.
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I
De repente te encuentras tirando de un hilo
sutil
de repente te encuentras intentado traer la vida
apenas una hebra tensa, hacia la vida.
De repente el mundo que giraba tan rápidamente
se detiene
aguanta la respiración
y mira atónito la hazaña.
II
Así me encuentro
entre mis dedos la fina seda del futuro
la urdimbre necesaria
y el tiempo detenido, suspendido en un vacío
que se llena de ansiedad.
III
Así estamos, de repente sujetando sutilmente la línea imperceptible
fractal,
entre todo y nada (entre tú y yo)
en un mundo inmóvil que espera el desenlace
previsto
perfecto
rotundo.
IV
Quisiera cantar una canción alegre
traeros una sonrisa
pero solo tengo un tenue hilo de tiempo entre los dedos
una luz débil
un atardecer naranja.
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Al final siempre hay un deseo de desaparecer
pesar poco
hacernos sutiles, como una línea que recorre el entorno.
Al final premia la sencillez
lo simple
conseguir la transparencia máxima, como una brisa por la tarde.
Al final puede el impulso mínimo, la quietud
apenas existir
descansar en una postura económica, como cuando nos acostábamos juntos.
Al final todas las posibilidades convergen
simplificando todo
entonces llega la perfección
súbitamente
desaparece lo corpóreo, lo superfluo, la impostura
solamente quedamos con nuestro cuerpo
apenas pesando
sencillo
existiendo
y una línea imperceptible, una brisa nos acaricia mientras dormimos
desnudos
y mi mano se posa en tus caderas.
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Oigo como caen las hojas
detrás de mi ventana
la luz del sol que pierde fuerza en un cielo azul claro que lo ilumina todo.
Oigo como pasan las horas
detrás de mi cabeza
el perfil de las montañas al fondo.
Oigo un ruido ensordecedor
pero no existe
y me asusto.
I hear how leaves fall
behind my window
sunlight that loses strength in a clear blue sky that illuminates everything.
I
hear how hours go by
behind my head
the profile of the mountains in the background.
I hear a deafening noise
but does not exist
and I get scared.
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Echo de menos el aire
no sé, será una melancolía absurda
pero me gustaba respirar.
Echo de menos el tiempo
cada segundo, cada silencio que viví.
¡Hace tanto que no construyo nada!
la madera virgen esperándome en el banco
la idea clara, el aire, el tiempo
la vida como un discurso positivo,
creativo.
Echo de menos la vida
cada vez que me emocionaba
cada risa
cada verso
cada sueño.
Me echo de menos, estoy roto
definitivamente roto, descompuesto
y te echo de menos
insomne
cada noche
cada hueso anhela tus caderas y tus ojos
respirarte, pasar mi tiempo en ti
construir las caricias que te excitan,
mis manos buscándote entre las sombras
mis dedos hurgando
y descansar.
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Tenía escondida una víctima en mi alacena
celosamente guardada entre lamentaciones
protegida
flanqueada por algunas disculpas
oculta incluso para mi, durante años.
Después de tu llegada todo saltó por los aires
la comodidad solitaria
la cama que dormía los sueños
las imposturas
y un par de fábulas autocontadas.
De una forma natural la alacena cedió al peso de tus caricias
tu mano en mi espalda que me buscaba el centro
cada una de las miradas
encendidas
dedicadas
fue quebrando el equilibrio inútil de la brisa entre los dedos.
Ya no hay víctima
ni estás tú
ni tengo cama
ni estoy solo
pero algo me dice que nada será mejor
que cuando sufría.
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