DanielSanz

Es curioso como el tener un diagnóstico, el mero hecho de ponerle nombre a algo que te pasa, puede ayudar tanto a reorganizar nuestra vida. No voy a hablar todavía sobre las altas capacidades porque es un tema largo, denso y tortuoso. Pero si voy a ir tratando alguna cosa que me ha atormentado la vida desde pequeño y, curiosamente, la gente tiende a pensar que es algo positivo.

Un rasgo característico es que nos interesa todo, y todo es TODO. Incluso me atrevería a decir que más que interesar es apasionar. Esto se traduce en que al llegar a la etapa adulta somos enciclopedias con patas lo cual, además, acarrea problemas sociales.

Por regla general la gente dice que eso es algo maravilloso, somos personas inquietas, interesantes, estamos leyendo o informándonos constantemente y oye, así no perdemos el tiempo viendo la tele. Un matiz importante es que nosotros no decidimos lo que nos resulta interesante y, menos aún, cuando lo va a hacer.

Pongamos como ejemplo que eres joven y estás en época de exámenes. Estás súper motivado y preparado para estudiar como nunca… y aparece algún dato sobre algo que desconocías ya sea en una conversación, entre lo que estás estudiando, en la radio…. Y dices anda, pero esto como puede ser. De tu cerebro ya se ha borrado el examen, eso es aburrido. Esto que acabo de descubrir es nuevo, interesante…. Y en unos días o semana ya eres todo un experto en algo que no te sirve de nada, no le importa a nadie salvo a ti y has suspendido el examen.

Esas son las consecuencias en la etapa infantil claro. Pero cuanto mayor eres, mayores son las consecuencias. No se trata tan solo del interés, sino del grado de perfección. En general todas las cosas que hacemos porque nos interesa hacerlas se nos dan muy bien, imagino que por la capacidad de observación y concentración en esos escasos intervalos de tiempo. Por lo tanto en poco tiempo asimilamos muchísima más información que el resto de personas lo cual genera que con poco tiempo nuestro desempeño sea superior a la media. Aquí comienzan los comentarios de «oye pero qué bien se te da esto»… lo cual nos genera frustración porque nuestro nivel de exigencia es muy superior. Es decir, si yo me interesó por la escultura quiero competir con Miguel Angel, no con mi vecino… por lo tanto, como es lógico, te genera frustración por una exigencia que no te ha impuesto nadie salvo tú mismo. Os parecerá una chorrada, pero quema y frustra.

Además las cosas se acumulan, las tareas, los intereses y por lo tanto las frustraciones.

Al recibir el diagnóstico y explicarme este rasgo de mi forma de ser comprendí muchas cosas, me di cuenta de todos los proyectos que había comentado y los pocos que había terminado. Algo que, por cierto, la gente luego te echa en cara para atacarte. «Es que siempre estás empezando cosas y nunca las terminas» Como si no lo supiese, como si no recordase todas y cada una de ellas y me atormentasen por no haber sido capaz de hacerlo. Pero oye, gracias por ahondar en la herida eh.

Para que os hagáis una idea, a día de hoy que soy consciente de esto y me esfuerzo mucho en llevar adelante pocos proyectos que, además, intento que estén conectados los unos con los otros para que si me satura uno pueda pasarme a otro y que el proyecto general siga avanzado estoy con:

  • Mi canal de YouTube en el que estoy leyendo 100 novelas en 100 semanas y grabando un vídeo análisis de cada una de ellas.
  • Escribiendo mi propia novela
  • Aprendiendo a dibujar para ilustrar mi propia novela

Y para relajarme cuando me siento estresado estoy en un Clan competitivo de Clash Royale en el Top Mundial compitiendo.

Eso, por supuesto, sumado a mi trabajo de 40 horas semanales, la familia y que intento hacer deporte cuatro días por semana. Y esta es la época en la que menos frentes tengo abiertos.

También es cierto que cuando conseguimos centrarnos en algo durante un largo periodo de tiempo es increíble lo que podemos alcanzar.

Hace unos años me obsesioné con la nutrición y el deporte para perder peso y competir en una carrera Spartan y lo logré, jamás he estado en tan buena forma con tal cantidad de músculo y baja grasa. A ver si ahora puedo repetirlo.

O unos años más tarde cuando me forme junto a mi mujer en sonido. Estuve dos años en los que cada minuto de mi tiempo libre lo dedicaba a estudiar equipos, cableados, software, acústica….

Lo que estoy logrando ahora, poder reducir el número de proyectos y centrarme en ellos es gracias al diagnóstico. Yo sabía que tenía ese problema, que empezaba mucho y no terminaba nada. Era consciente y sabía que tenía que reducir el número de proyectos…. Pero no podía hacerlo. No tomo medicación, lo hice una temporada y fue mucho peor el remedio que la enfermedad… Es ponerle un nombre a las cosas y ser capaz, entonces, de luchar contra ellas.

Internet ha ganado a la raza humana, una herramienta creada para garantizar la libertad de información, la gratuidad de la misma y la facilidad de contrastarla para asegurar su veracidad se ha convertido en un nido de adoctrinamiento. Eso sí, gratuito y con todas las herramientas para ser consciente de que lo que lees es mentira pero ¿si dice lo que quieres leer para qué contrastarlo?

Desde los niños pequeños hasta los ancianos tienen su teléfono con conexión a internet, no descarto que dentro de poco también lo tengan las mascotas. Todos saben utilizarlo… Es decir, saber usar WhatsApp que es lo más importante, y de forma adicional controlan entre una y dos redes sociales adicionales como Instagram y YouTube, TikTok e Instagram…. La combinación irá por ahí más o menos. Y con eso ya no necesitan saber nada más en la vida.

Personas que estuvieron aleccionando a sus hijos hace 30 o 40 años sobre que no debían creerse todo lo que veían en la tele ahora te envían un vídeo diciendo «Mira, mira ¿ves cómo yo tenía razón». Porque no lo ven en la tele, sino en Internet y, como todo el mundo sabe, si está en Internet es porque es verdad.

Pensamos que hemos ganado, que se ha conseguido una democratización de la información y no vemos la realidad. Se les ha facilitado y abaratado a los mismos de siempre que nos controlen, que nos engañen, que supriman lo que les interesa y leamos, veamos o escuchemos lo que les interesa. Ya no necesitan ni pan y circo para tener contentas a las masas. ¿Cuando recordáis la última gran manifestación o huelga? Yo ya me quejo en Twitter y tuve 15K me gustas ¿qué has hecho tú? ¿Salir a la calle con una pancarta? Si ni subiste una foto a tu Insta pringado.

Y esto solo puede ir a peor. Los jóvenes que hoy tienen 15/20 años ven esta situación como la normal, ni tan siquiera son conscientes que antes las críticas al gobierno no se hacían a través de Change.org que si quieren algo deben luchar por ello, no sentarse y esperar que se lo den. Que los cambios sociales y laborales se logran enfrentándose a los antidisturbios no creando una página en Facebook.

A los bebés ya no se les entretiene jugando con un peluche sino poniéndoles un tablet delante para que no molesten.

Y ni tan siquiera es inteligente Internet. No es más que una gran bolsa donde cabe toda la mierda que el ser humano puede generar. Ni tan siquiera sabemos usarla, fue creado, además, para facilitar la comunicación entre nosotros, conocer gente con afinidades similares y ya nadie habla, no se pregunta ni cuestiona porque en lugar de respuestas recibimos críticas, insultos y amenazas. Los pocos que se animan a usarlas es para imitar lo que hacen otros creyendo, ilusos, que van a hacerse famosos y ganar mucho dinero.

¿Esto va a cambiar? Seguro que si ¿a mejor? Seguro que no.

¿Quien soy? No lo sé, no es algo que me haya preguntado nunca, ¿acaso podré saberlo algún día? Como seres humanos no creo que podamos decir nosotros mismos quiénes somos sino qué tan solo las personas que nos rodean son las únicas que podrían aglutinar todas nuestras facetas y trazar de esta forma un dibujo abstracto con todas ellas que intente reflejarnos.

Yo puedo decir lo que me gusta, lo que me desagrada lo que querría hacer y todo aquello que me lo impide.

Lo único que tengo claro es que soy una persona cansada, muy cansada. Un guerrero contra la vida sin armas para defenderse, tan solo dispongo de mi resistencia contra los golpes y fuerza de voluntad para levantarme una y otra vez para seguir avanzado con paso cansado. No por mi, sino por mi familia. Sin ella estoy seguro que haría mucho tiempo me hubiese rendido.

Me considero (repito que deberían ser las demás personas quienes digan como soy) una persona amable, generosa y deseosa de ayudar a los demás. Por desgracia el resto del mundo traduce eso como un gilipollas al que utilizar cuando lo necesite y no pagarle ni dándole las gracias. Por fortuna puedo decir que eso, ahora que tengo 45 años, ya no es así. Cuando alguien que no sea un amigo (y tan solo considero a dos personas así) me pide algo mi respuesta es muy sencilla. Pídele ayuda a tu puta madre.

La mejor forma con la que me puedo describir es cansado, una persona con cansancio crónico. A nivel físico hay una respuesta química para ello. Tengo hipotiroidismo, lo cual pese a estar medicado hace que siempre te falten las energías. Mi cuerpo no es capaz de asimilar la vitamina B12, por lo tanto debo pinchármela dos veces al mes y esto genera cansancio y falta de energía adicional. Además tengo síndrome de las piernas inquietas lo que sazona un serio problema a la hora de relajarme en la cama para tener un sueño reparador y como guinda del pastel le sumamos altas capacidades a la ecuación con un cerebro hiperactivo que en cuanto se despierta se pone a pensar en quince cosas a la vez y ya no puedo volver a dormirme…

Pese a todo esto soy capaz de sobrellevar la carga, lo que más me cansa son el resto de personas. Gente envidiosa, traicionera, mezquina, que consideran que el hecho de que yo tenga una mente abierta significa que ellos tengan el derecho a introducir sus opiniones en ella y deban parecerme bien. No hijo mío, yo te escucho porque tengo más educación que tú, sopeso tus opiniones y argumentos pero no pienses que ello signifique que comulgue con ellas o te de la razón. Y cuando descubren que es así, se termina el diálogo porque yo debo escuchar sus argumentos, ellos no van a perder el tiempo en escucharme a mí.

Llevo más de treinta años en Internet utilizando foros, newsletter, comunidades y redes sociales y cada vez estoy más cansado. Aún así sigo caminando.

No puedo callarme, no puedo cerrar los ojos y hacer como que no veo lo que ocurre. Me parten la cara y les escupo a la cara los dientes porque soy así. Me llaman pedante, buscabullas, irreverente y, como imaginaréis, cosas peores. No considero que sea nada de eso, aunque comprendo que me consideren así. La gente cobarde busca sus grupos, se apoyan entre ellos y se defienden. De cara a la galería por supuesto porque luego entre ellos se apuñalan por la espalda. Veo todo eso y digo lo que opino, porque necesito decirlo, para que sepan que yo sí veo al rey que va desnudo.

Podría escribir esto en un diario y guardarlo en un cajón, eso solventaría la parte en la que verbalizó mis pensamientos, más falta todavía una parte muy importante.

Gritar a todos que el rey va desnudo. Lo veo, y lo señalo. Tan solo espero que alguien más también lo vea y sean conscientes que su careta ya no sirve. Eso, o que me encierren en un siquiatrico y me den drogas gratis.

Herencia familiar

Carlos espera con ansia que su padre llegue a casa, no es que le tenga especial cariño, de hecho no le tiene ningún cariño. Ni él ni sus dos hermanos pequeños que están sentados a la mesa con los ojos vidriosos por el sueño y las tripas rugiendo por el hambre. Son demasiado pequeños para insultar a su padre, pero no tardarán mucho en lograrlo. -Mamá ¿cuando llega papá? -Pregunta Roberto con un hilo de voz, a pesar de que sabe lo que va a suceder no puede contener la pregunta. -¡Que te calles joder! En el diminuto comedor no se escucha nada, tan solo el frotar de manos de Paca, la madre de las tres criaturas que esperan la comida. No tiene dinero para crema de manos y sus manos son ásperas como las de un marinero. De madrugada friega escaleras y por las tardes casas de otras personas. Su paga son unas pocas monedas, las rodillas destrozadas y los riñones machacados. Hace años que no camina bien y de la espalda mejor no hablar. Las vecinas dicen que no necesitaría cargar cubos de agua, con las lágrimas de dolor que brotan de sus ojos apagados cada vez que tiene que levantarse podría fregar toda la vida. Malditas zorras les grita la Paca cuando se las cruza. -Somos zorras y a mucha honra, doña dignidad. ¡Por lo menos nuestros hijos comen todos los días! -Responden riendo a carcajadas.

El pequeño reloj que tienen encima de la televisión marca las nueve y cuarto de la noche, los niños ya tendrían que estar en la cama con la tripa llena por la cena y un pijama limpio después de bañarse. Todavía no han cenado, ni siquiera saben si lo van a hacer. Lo que sí saben es que el baño no se lo dan, su madre les dice que ya está fregando todo el día, y su padre que los hombres no hacen eso. Se escucha un golpe en el portal, unos pasos pesados que tienen problemas para subir los peldaños de la escalera y una llave que recorre la puerta buscando el hueco donde debe ser introducida. Los niños no dicen nada, se levantan y van solos hacia la cama, saben que esta noche tampoco se cena. -¡Hijo de la gran puta! -Su madre va corriendo hacia la puerta la abre de golpe y su marido cae a plomo sobre ella, como ya es experta logra esquivarlo y cae al suelo dándose un costalazo que le arranca un estridente grito. Carlos se tapa la cabeza con la almohada para no escuchar la pelea. Odia a su padre, odia ese olor a vino barato que trae y odia la cara que pone su padre cuando introduce una tras otra todas las monedas de la paga que le dan en la tragaperras del bar de la esquina.

Carlos recuerda todo eso mientras está tirado en el suelo de su casa. Llega borracho, la paga que le han dado por ser viernes se la ha gastado entera en el bar de la esquina. No tiene muy claro como ha llegado hasta casa ¿le habrá acompañado algún parroquiano? Huele a orina, imagina que se habrá meado. Lo único que escucha son los llantos de su mujer de desesperación y de su hijo pequeño de hambre. -Puta vida, como te odio papá. -Murmura de forma ininteligible.

Hoy es lunes y son las 5:47 de la mañana, un poco justo pero seguro que me da tiempo para compartir un pensamiento con todos vosotros. El viernes por la tarde decidí cambiar mis hábitos, desinstalé Clash Royal, un juego móvil al que llevo jugando un par de años porque logré mi objetivo de llegar a 9.000 copas en una parte del juego (el máximo) y por otro llegar a Liga Legendaria (el máximo). Si seguía jugando ya sería enfermizo porque me propondría entrar en el Top de España, luego de Europa... y a fin de cuentas era algo que empecé a jugar para distraerme y se convirtió en competición. Por lo tanto, con esta liberación de tiempo y estrés elegí volver a leer novelas, algo que siempre fue mi gran pasión (yo de pequeño no estudiaba para leer novelas) y hacía años que no hacía porque tan solo leía libros técnicos o históricos para aprender, no para disfrutar de la lectura. Rescaté el Kindle que tenemos por casa, lo cargué y seleccioné tres novelas para empezar. Y no os podéis imaginar que paz, que tranquilidad, que alegría es volver a leer. La primera fue una tremenda mierda que ya os contaré otro día, pero la segunda me está gustando mucho. En papel no pienso volver a leer, todo va a ser en formato digital por motivos personales. Tanto mi mujer como yo somos unos enamorados de la lectura, tanto es así que al juntar nuestras bibliotecas y estar juntos nos hicimos con una biblioteca de más de mil libros que, al tener que mudarnos a un piso, debimos regalar casi todos quedándonos con unos pocos cientos.... Y no podéis imaginar lo que duele eso. Ya son las 5:54 así que toca ir despidiéndome para salir hacia el trabajo. Como resumen os diré que me sorprende mucho lo fácil que nos olvidamos de nuestras pasiones, en mi caso leer novelas, porque nos obligamos a hacer algo más productivo con nuestro tiempo, en mi caso leer libros técnicos para aprender. Otra vez nos olvidamos de quienes somos buscando trabajar más en detrimento de tan solo desconectar y buscar ese niño interior que tanta falta nos hace en estos días.

Hoy es domingo, son las 10:13 por lo que voy un poco más tarde de lo habitual. Estoy terriblemente cansado, la semana ha sido dura y ayer aproveché para hacer un montón de cosas y pasear aprovechando que hacía buen tiempo, en total unos veinte kilómetros. La cuestión es que hoy tan solo tengo ganas de estar tumbado y terminar una novela que comencé el viernes por la tarde. ¿Parece un buen plan verdad? Después de pasear temprano, llegar a casa, recoges la cocina y el cuarto, preparo una cafetera, escribo este pequeño texto para ver que tal funciona la plataformas de blogs que estoy probando.... Y ya via libre, a tumbarse al sofá disfrutando de una buena novela. Tan solo falla un pequeño detalle, mínimo incluso. La novela es una puta mierda. ¿O no? Tengo una duda que, espero, me podáis ayudar a resolver. La idea de la novela es buena, muy buena. Ya os hablaré con más calma de ella en un futuro, tranquillos. Como digo la premisa me gusta, es original, atractiva, habla sobre el sector literario, las modas, la adicción al éxito, morir de éxito, pasar de moda.... Son temas muy interesantes. ¿Por qué digo entonces que es una mierda? Porque todos, TODOS los personajes son imbéciles.. La protagonista es para cogerla y darle de tortazos hasta que se te canse el brazo, la némesis es una imbécil pusilánime que ni pinta ni corta, y los movimientos que hacen no tienen ningún sentido. De por si esto es algo bastante habitual a día de hoy (por desgracia) doy por hecho que la mayoría se habrá imaginado alguna novela de adolescentes... Las protagonistas son mujeres hechas y derechas de sesenta años, con estudios y trabajos de éxito que se comportan como niñas de quince años. Entonces, llegados a este punto, yo os pregunto. Partiendo de la base que la autora de la novela es una escritora conocida, que la idea central como tal me gusta, que voy por la mitad de la novela y que hoy es domingo... ¿Debería rendirme con la novela y aprovechar este día festivo comenzando otra novela o me sacrifico y la termino a ver si mejora?