Hoy es lunes y son las 5:47 de la mañana, un poco justo pero seguro que me da tiempo para compartir un pensamiento con todos vosotros. El viernes por la tarde decidí cambiar mis hábitos, desinstalé Clash Royal, un juego móvil al que llevo jugando un par de años porque logré mi objetivo de llegar a 9.000 copas en una parte del juego (el máximo) y por otro llegar a Liga Legendaria (el máximo). Si seguía jugando ya sería enfermizo porque me propondría entrar en el Top de España, luego de Europa... y a fin de cuentas era algo que empecé a jugar para distraerme y se convirtió en competición. Por lo tanto, con esta liberación de tiempo y estrés elegí volver a leer novelas, algo que siempre fue mi gran pasión (yo de pequeño no estudiaba para leer novelas) y hacía años que no hacía porque tan solo leía libros técnicos o históricos para aprender, no para disfrutar de la lectura. Rescaté el Kindle que tenemos por casa, lo cargué y seleccioné tres novelas para empezar. Y no os podéis imaginar que paz, que tranquilidad, que alegría es volver a leer. La primera fue una tremenda mierda que ya os contaré otro día, pero la segunda me está gustando mucho. En papel no pienso volver a leer, todo va a ser en formato digital por motivos personales. Tanto mi mujer como yo somos unos enamorados de la lectura, tanto es así que al juntar nuestras bibliotecas y estar juntos nos hicimos con una biblioteca de más de mil libros que, al tener que mudarnos a un piso, debimos regalar casi todos quedándonos con unos pocos cientos.... Y no podéis imaginar lo que duele eso. Ya son las 5:54 así que toca ir despidiéndome para salir hacia el trabajo. Como resumen os diré que me sorprende mucho lo fácil que nos olvidamos de nuestras pasiones, en mi caso leer novelas, porque nos obligamos a hacer algo más productivo con nuestro tiempo, en mi caso leer libros técnicos para aprender. Otra vez nos olvidamos de quienes somos buscando trabajar más en detrimento de tan solo desconectar y buscar ese niño interior que tanta falta nos hace en estos días.