Cartas de Berni

Reflexiones de poca utilidad

Visito a mi madre una vez al año (tuve que emigrar) y siempre aprovecho para realizar algunas tareas de mantenimiento en los dispositivos que usa. Cosas simples como limpiar la caché, cerrar dos millones de ventanas y buscar malware. Este año ha sido mucho peor. Me he encontrado con situaciones que me han provocado un gran enfado, y he decidido documentar aquí todos los atropellos que las corporaciones han cometido contra una persona de más de 70 años y cómo he intentado remediar cada cosa.

El problema: Llamadas no solicitadas y chantaje emocional

Una de las primeras pistas de que 2024 fue realmente negro en cuanto al abuso comercial lo encontré en su cuenta bancaria. Parece que mi madre se había suscrito a varios programas de donación pertenecientes a varias ONG mayoritarias.

Si bien es algo loable, decidí consultar con ella para asegurarme de que no estaba domiciliando más suscripciones de este tipo de las que ella podía permitirse. Me contó que solía recibir llamadas por parte de esas organizaciones, algunas de ellas de tono bastante duro. Sorprendido por el comentario, le pedí que me diera más detalles.

Mi madre me contó, a modo de ejemplo, sobre la comercial que intentaba que se apuntase y que le dijo, tras una negativa cortés por parte de mi madre, “si podría dormir con la conciencia tranquila” aquella noche tras decidir no colaborar con el programa. Me cuesta describir con palabras la profunda ira que sentí con aquello.

El remedio: revisión de las domiciliaciones

Como remedio, utilicé la aplicación de banca de mi madre para eliminar todas aquellas domiciliaciones que habían sido obtenidas mediante el uso de técnicas crueles y capitalistas de manipulación. Al mismo tiempo, le recomendé centrar sus colaboraciones en organizaciones con métodos de captación más éticos. También suscribí a mi madre a la Lista Robinson, que describo más abajo.

El problema: Ofertas excesivas de telecomunicaciones

Mi madre está suscrita al paquete básico de una conocida compañía de telecomunicaciones. Eso significa que no dejan de acosarla por teléfono para que contrate paquetes más costosos, llenos de cosas que no necesita.

Mención especial merece lo que pasó hace unas semanas, en las que nos ofrecieron una “rebaja” en el coste del servicio a cambio de un compromiso de permanencia de un año bajo sanción de 80 euros en caso de incumplirse. La comercial dio el menor número de detalles posible y solo me enteré del verdadero significado de la “ganga” cuando me leyó las condiciones finales extremadamente rápido. Colgué el teléfono sin dar mi consentimiento verbal y recibí un correo con la confirmación de la oferta.

El remedio: La Lista Robinson

Para evitar llamadas comerciales y también llamadas de organizaciones supuestamente humanitarias con tácticas comerciales sin escrúpulos, he añadido los teléfonos y el correo electrónico de mi madre a la Lista Robinson, un servicio de exclusión publicitaria en el que puedes apuntarte y también apuntar a cualquier persona que esté a tu cargo. En cumplimiento con la normativa española y europea de protección de datos, las compañías deben usar la lista para evitar lanzar campañas de publicidad dirigida a las personas que formen parte de la misma.

Es importante reseñar aquí que la Lista Robinson no es una bala de plata contra el bombardeo publicitario, ya que es un servicio gestionado por las propias empresas. Sin embargo, es un requisito importante a la hora de enviar una denuncia al regulador si alguna empresa realiza llamadas comerciales sin tu consentimiento a pesar de figurar en ella.

El problema: Basura IA y vídeos fascistas en Youtube

Este será, de lejos, el caso que ocupará más espacio de mi crónica. Va a ser difícil escribir sin enfadarme, pero lo voy a intentar.

Mi madre fue profesora de Historia e Historia del Arte, y le interesan mucho los videos sobre estos temas. También le gusta ver cosas sobre teología, religiones y alguna cosa de cotilleos del corazón, lo que prueba el dicho anglosajón de que la manzana no cae muy lejos del arbol, ya que a mi me gusta ver reality shows de vez en cuando. No me juzguéis.

El problema es que este o cualquier otro conjunto de gustos tan eclécticos suele ser interpretado por el algoritmo de Youtube de la misma forma: fascismo. He renunciado a entender la razón, de verdad. Me desespera.

Descubrí que mi roja y rabiosamente republicana madre, estaba suscrita a unos cuatro o cinco canales que mostraban contenido de extrema derecha. Casi siempre eran cosas como “Perro Sánchez, destruido por este comentario, woke is dead” y cosas así. Cuando le pregunté por ello, me dijo que no recordaba haberse suscrito a esos canales y que simplemente ignoraba esos vídeos cuando aparecían.

Mi madre sabe perfectamente como suscribirse a canales. Así que me puse a curiosear en aquellos canales de extrema derecha a los que aparentemente se había suscrito y quedé helado, porque todos ellos siguen un patrón muy astuto y bastante peligroso.

Si uno retrocede lo suficiente en esos canales, se encontrará con el hecho de que no comenzaron siendo canales de temática fascista. Casi todos empezaron con contenidos relativos a estilo de vida, rumores, prensa rosa, etc. Y de repente, un buen día, suena el silbato y las células durmientes se activan, y empiezan a hablar de noticias publicadas por OK Diario, Begoña Gómez y de la “plaga” de crímenes provocados por extranjeros.

Como Youtube no es que facilite el acceso para gestionar y eliminar suscripciones, la gente no suele borrar las mismas, lo que hace que se queden ahí, alimentando el sistema de recomendación. Ahora, imaginad que esto le pasa a alguien con poca alfabetización digital.

Tomad buena nota de esto, porque Youtube es, a veces, una máquina de fabricar fascistas. Si apartáis las manos del volante, aunque sea un segundo, acabaréis en algún video de glorificación a la Sociedad Thule.

Otras dos cosas que se extendían por sus recomendaciones como una plaga: la publicidad orientada a emociones negativas y los videos generados por IA. Tengo Youtube Premium porque, entre otras cosas, mi mujer lo necesita y me lo puedo permitir. Tal vez por eso nunca me percaté del todo del horror que es la publicidad en los videos de Youtube, con anuncios alarmistas y destinados a provocar emociones como el cansancio, la preocupación o, directamente, el hastío.

La publicidad en este servicio ha alcanzado tal nivel que hace odioso aguantar siquiera diez segundos de la misma. De verdad que le preguntaría a las agencias y comercios cual es la ventaja de que la gente sea molestada sistemáticamente por un anuncio con su producto. A lo mejor, si eres publicista y estás leyendo esto, me lo puedes explicar.

Comparado a los dos problemas anteriores, la legión de vídeos generados por inteligencia artificial es el menor de los problemas, pero irrita mucho y me vais a permitir que use palabras gruesas porque este asunto me toca mucho la moral.

La reciente proliferación de estos vídeos se ha dado merced a una panda de gilipollas que no dejan de publicar en sus canales de mierda lo fácil que es ganar dinero en Youtube mientras te tocas el trombón a base de que ChatGPT, Midjourney o cualquiera de esos programas de generación de vídeo para que el contenido robado te haga los deberes. Mi madre, que sabe del tema por lo que yo le cuento, se ha tenido que volver una experta en identificar las imágenes de mierda, las voces de mierda y los textos de mierda que acompañan a esos vídeos.

El remedio: vigilancia, bloqueo, cuidado

En este caso y a mi pesar, la solución ha pasado por ejercer cierta vigilancia sobre las recomendaciones que Youtube le hace a mi madre. Digo a mi pesar por que, si bien ella me hizo la petición, entiendo que no todo el mundo tiene la misma relación de confianza con sus mayores que la que tengo yo con la mía, y las soluciones que voy a describir pueden no ser las ideales para cada caso.

Antes de que me hables de instalar Linux, dejar Youtube y cosas similares, debo advertir que este texto ha sido escrito desde un portátil con Ubuntu. tengo que decirlo antes de comenzar a escribir sobre la solución para evitar el clásico comentario de “ese tío” sobre lo que debería o no hacer.

El problema en el caso de mi madre es que suele ver Youtube en el móvil y en la televisión. Sustituir la app por algo como Newpipe o Grayjay, que son maravillosas, implicaría que se acostumbrarse a una interfaz diferente y yo vivo muy lejos de ella, así que es crucial que la solución parta por hacer los mínimos cambios posibles en el software que utiliza.

Mi primer paso fue eliminar (con su consentimiento) todos los canales estilo célula durmiente de la extrema derecha a los que se había suscrito por error. Hice lo mismo con los vídeos que no tienen a ningún ser humano detrás.

A continuación, suscribí a mi madre a Youtube Premium. Es una solución que no me gusta porque es básicamente ceder a una forma de chantaje, pero la distancia hace muy difícil que tenga la suficiente facilidad como para explicarle todos los pasos requeridos para usar apps como Freetube.

Por último, añadí la cuenta de Google de mi madre a mi app de Youtube. De esa forma, puedo eliminar cualquier vídeo fascista o generado exclusivamente por IA que aparezca en su lista de recomendados, así como avisar de cualquier contenido o canal sospechoso que asome la patita por debajo de la puerta. Debo insistir en la advertencia que hice antes: esta solución puede no ser ideal en muchos casos, dependiendo de la relación que tengáis con vuestros mayores.

Soluciones alternativas para este caso

Si la persona a la que quieres proteger se desenvuelve más o menos bien con las nuevas tecnologías y no le importa un cambio de interfaz, Freetube, Newpipe y Grayjay son opciones excelentes para quitar casi el 90% de la basura que entra por los canales de vídeo. Pero recuerda: nada puede reemplazar a una vigilancia atenta. Además, aconseja a tu familiar que se fije en las siguientes cosas cuando vean contenido en Youtube:

  • ¿Intenta provocar emociones como miedo o angustia?
  • ¿Hablan de un tema totalmente distinto al tema con el que comenzaron?
  • ¿Está ese tema relacionado con palabras utilizadas por la extrema derecha?
  • ¿Aparece alguna persona real en el vídeo?
  • ¿Aparece alguna voz real en el vídeo?
  • ¿Fomenta teorías de la conspiración, tierra hueca o civilizaciones alienígenas antiguas?

El problema: Publicidad y malware en las noticias

De nuevo, me gustaría expresar mi sorpresa por el hecho de que las empresas paguen tanto para molestar a sus posibles clientes. Además, está el problema de que una gran parte de la publicidad online que vemos se basa en audiencias manipuladas. Hay granjas de móviles en países asiáticos donde a las personas se les paga para pulsar en anuncios de medios occidentales, aunque esa es otra historia y merece ser contada en otro momento.

El remedio: Firefox y Ublock Origin

Este es, con diferencia, el problema que ha sido más fácil de solucionar. Con su permiso, instalé Firefox en el teléfono de mi madre y le añadí Ublock Origin. No solucionará todos los problemas, pero al menos quita un porcentaje muy elevado de basura. Recordad: los bloqueadores de anuncios son una herramienta imprescindible en la tecnología moderna.

Solución alternativa: Servicios de DNS

Hay varios servicios que bloquean publicidad y malware a nivel de DNS, lo que facilita evitar la misma. En el caso de mi madre, he decidido no usarlo porque si uno de esos servicios falla, podría tener dificultades para acceder a cualquier cosa en el teléfono, incluyendo el servicio de acceso remoto que uso para solucionar cosas en su dispositivo. Pero yo lo uso en el mío y la verdad es que, sin ser perfecto, es una bendición. Si quieres probarlo, te recomiendo los siguientes servicios:

Conclusiones: Cuidado y autodefensa contra el abuso y la indiferencia

Cajeros con temporizadores, tornos complicados de pasar, oficinas bancarias que cierran, suscripciones de un clic con formas laberínticas de cancelación... Ser una persona mayor en España es cada vez más peligroso y provoca mayor sensación de desamparo. El coto de los diferentes gobiernos sobre este abuso es, o bien insuficiente, o bien inexistente.

Por si fuera poco, una verdadera piara de canales de vídeo y redes sociales acosan todos los días a nuestros seres queridos para extender sus mensajes racistas, fascistas y provocar miedo y angustia.

Pero la sociedad siempre tiene una herramienta a su alcance: la autodefensa. Hoy más que nunca, debemos enseñar a nuestros seres queridos a identificar y evitar formas sangrantes de abuso y manipulación. Espero haberos ayudado contando mi caso. Si quieres, puedes compartir tus estrategias para proteger a las personas mayores enviándome un mensaje a mi cuenta de Mastodon.

#privacidad #mayores #publicidad #marketing #cuidados #Youtube


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V de Vendetta me pareció, en su día, una gran película. Alan Moore, autor de la novela gráfica homónima en la que se basa, renunció a que su nombre apareciese en los títulos de crédito. Creo que fue una pieza realmente subversiva, teniendo en cuenta la época en la que fue filmada.

En la película hay una frase que pronuncia el personaje de V cuando Evey le dice que nunca podría revelar su ubicación, ya que no sabe donde están:

Sabes que está bajo tierra, conoces el color de la piedra. Eso es suficiente para alguien inteligente.

El otro día escuché a Joselito hablando de cómo había decidido dejar atrás el seudónimo bajo el que solía escribir. Me hizo gracia porque, a pesar de estar en un punto del camino muy parecido al suyo, vengo de la dirección opuesta, ya que he pasado casi 15 años firmando todo lo publicado con ni nombre.

Cuando era más joven, pensaba que el seudónimo era una especie de escudo. Algo tras lo cual ocultar la timidez e inseguridad de quien publica por primera vez para ser leído por extraños. Cuando comencé a trabajar como periodista, me di cuenta de que la mejor manera de serlo era dejar que el escudo caiga al suelo. Solo desde la extrema vulnerabilidad que otorga exponer tu identidad a los lectores, pensaba yo, puede uno dar lo mejor de sí mismo como escritor.

Hace unos meses decidí volver a escribir bajo seudónimo y escogí Bernie the Wordsmith como nombre de usuario. Pero ya no es un escudo. Es más bien una prenda que, por el momento, he decidido usar. Me siento bien con ella y se que, si alguna vez así lo quisiera, puedo dejar de usarla y volver a publicar bajo mi nombre y apellidos.

La primera palabra de mi seudónimo es Bernie porque, con el paso del tiempo, ese es el nombre de la zona desmilitarizada que angloparlantes e hispanoparlantes utilizan para hablar conmigo. En cuanto al resto, fue idea de mi mujer. No veo mejor manera de existir en la red que vestir las palabras de la persona que te ama.

Si estás pensando en empezar a publicar, te recomiendo que escojas un seudónimo. Te sentirás un poco más libre y, si lo escoges con cariño y cuidado, la gente podrá ver la piedra que conforma la morada de tu alma. Eso es suficiente para alguien inteligente.

#cine #privacidad #vdevendetta #AlanMoore


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Este es el segundo en una serie de artículos sobre creación y administración de una pequeña instancia de Mastodon desde el punto de vista de un moderador. Puedes leer otros artículos de la misma colección haciendo clic en el hashtag que aparece al final de esta entrada.

He hablado anteriormente de las razones que me motivaron a crear una instancia para mi madre. Aquí hablaré de algunas consideraciones técnicas que tuve que analizar a la hora de crear la instancia.

La primera pregunta a la que uno debe responder al crear una instancia en Mastodon tiene que ver con hasta qué punto quieres/puedes estar involucrado en el proceso técnico. Ante mí, tenía dos opciones:

  1. Crear mi instancia desde cero y ocuparme de casi todo.
  2. Contratar un servicio para gestionar la instalación y detalles técnicos de la instancia, centrándome únicamente en la moderación y administración.

Me decidí por la segunda opción debido a mi trabajo diario, bastante exigente y sin demasiado tiempo para supervisar todos los aspectos técnicos necesarios. Si tu camino es la primera opción y quieres crear y administrar la instancia a los niveles más básicos debes asegurarte de:

  • Tener tiempo.
  • Mantener el servidor actualizado en cuanto a versiones y seguridad.
  • Controlar el flujo de tráfico de forma muy activa.
  • Controlar el uptime o cantidad de tiempo durante la cual está operativa la instancia.

La decisión de ceder ciertas tareas técnicas a terceros facilitó bastante el siguiente paso en la toma de decisiones, ya que actualmente solo he encontrado un servicio realmente especializado en gestionar instancias a buen precio, y es del que te hablaré a continuación.

Masto.host: Alojamiento de instancias

Masto.host es un servicio de hosting administrado por Hugo Gameiro y dedicado en exclusiva a alojar instancias de Mastodon. A la hora de crear una instancia de Mastodon, el servicio de Masto.host tiene precios que van desde los 6 euros al mes (instancias pequeñas, de unos 5 usuarios activos, aproximadamente) hasta los 89 euros al mes (para unos 2.000 usuarios activos, aproximadamente).

No importa en qué lugar busques la información; todo el mundo habla mucho y muy bueno de Hugo. Algo que he tenido oportunidad de corroborar yo también, ya que suele ser rápido en responder a cualquier duda técnica que tengas. Todo el proceso de crear una instancia y ponerla a funcionar apenas lleva 5 minutos, sin contar las opciones de configuración de las que hablaremos en el siguiente capítulo.

Elección de dominio

Una vez decidido el tipo de alojamiento y cómo de implicada querrías estar en los detalles de la instancia, debes decidir si utilizarás un dominio personalizado para la misma (nombre.com, nombre.social, etc.) o prefieres usar el dominio genérico que te proponga el servicio (nombre.masto.host).

En mi caso, decidí quedarme con el dominio genérico. Todavía es pronto para saber si mi madre llegará a ser una usuaria muy activa de la red y podría acabar perdiendo interés en el uso de la misma. También es posible que llegásemos a decidir utilizar otro software de redes sociales como Bonfire o Hubzilla en función de lo que necesite, así que siempre podría servirme de la capacidad para migración de datos de ActivityPub y escoger un dominio personalizado más tarde. Sea como fuere, esta es una decisión importante, así que no la tomes a la ligera.

Una vez hemos tomado estas decisiones, Masto.host deja tu instancia creada en cuestión de minutos. Y es entonces, cuando dejamos el apartado técnico atrás, la hora de tomar decisiones importantes: registros, moderación de contenido y etiquetas, y la que sin duda es la parte que más trabajo me ha llevado: las listas de bloqueo. De todo ello hablaremos en la siguientes entregas.

#Unainstanciaparamimadre


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Este es el primero en una serie de artículos sobre creación y administración de una pequeña instancia de Mastodon desde el punto de vista de un moderador.

El primer recuerdo que tengo tal vez sea inventado. Estoy tumbado en una superficie y mis ojos pueden ver una especie de bóveda de piedra. Una mujer de cabello rubio me mira desde arriba y sonríe. Mi mente identifica a esa persona como madre.

El segundo recuerdo que tengo tal vez también sea inventado. Mi madre me lleva en silla al supermercado, un lugar de dimensiones descomunales para mis ojos de niño pequeño.

Cuando le cuento esto a mi madre, me dice que ambos recuerdos son plausibles. Mi bautismo tuvo lugar en Covadonga, lugar que tiene abundancia de techos de piedra, y mi madre llevaba mechas rubias en aquel tiempo. En cuanto al supermercado, es probable que ocurriese varias veces.

Mi madre siempre dice que fui un niño fácil de criar, que es la manera que tienen las madres de referirse a aquellos niños que fuimos lo bastante astutos como para ocultar nuestros delitos. Mi madre nos dio una educación a mi hermano y a mí mientras sufría los ataques de una sociedad machista y patriarcal que intentó quebrarla sin tregua. Una de mis grandes frustraciones es no haber tenido la edad o el conocimiento suficiente para defenderla durante aquellos años.

Recientemente, un grupo de personas ha estado intentando, de nuevo, quebrar a mi madre. Pero esta vez no ha sido nuestro entorno, familiares o monjas bienintencionadas. Esta vez las cosas vienen desde una red social. La diferencia es que esta vez me pilló crecidito y preparado para pelear.

Facebook y la tortura de personas mayores

Que Facebook es una de las compañías más perniciosas y malvadas del mundo está ya fuera de toda discusión. Sin embargo, no puedo negar que a personas como mi madre les resulta una herramienta imprescindible para luchar contra la alienación y la soledad, sobre todo desde que tuve que marcharme al extranjero.

Con el paso de los años, ha ido tejiendo una red de apoyo virtual que le ha sido de cierta ayuda para paliar la tristeza causada por mi ausencia. Al menos así era, hasta que Facebook comenzó a suspender el uso de su cuenta.

Uno de los problemas de redes sociales masificadas como Facebook radica en la ausencia de contexto a la hora de establecer denuncias. Mi madre, conocida por sus posiciones feministas y de izquierdas, fue silenciada debido a ciertos comentarios sobre cierta política española cuya maldad y sociopatía provocó la muerte de siete mil personas.

El problema de este tipo de suspensión es que, desde ese momento, la cuenta queda en la mirilla de la compañía y todo cuanto se publica en ella pasa por uno de sus estúpidos sistemas de filtrado. Que una empresa privada se dedique a bloquear a una persona mayor, aislándola e impidiéndole las funciones más básicas de publicación y moderación me parece un absoluto escándalo.

En el caso de mi madre, una vez los sistemas de filtrado marcaron su cuenta, esto se convirtió en un caso de maltrato psicológico. Varias veces me llamó, en lo más crudo de su soledad, con la angustia de no poder publicar mensajes para sus amigos. Intenté ayudarla para crear una segunda cuenta, pero a Facebook no le gusta que sus presas intenten escapar de la tortura.

Voy a insistir en esto porque me parece escandaloso: Prohibiendo realizar cambios en su cuenta relativos a sus amistades, rechazando apelaciones correctamente fundamentadas y no permitiéndole tan siquiera publicar un mensaje en su cuenta para que sus amigos supiesen lo que estaba pasando, Facebook ha cometido abuso sostenido y sistemático contra una persona mayor.

Pero, como he dicho antes, esta vez yo estaba preparado.

El Fediverso como faro

Mi madre no usa Mastodon de forma tan intensa como usa Facebook. Sin embargo, crear una instancia para ella no tiene ese objetivo. La instancia que he creado es más bien un faro, una casa con luz en su ventana. Un lugar en el que ella podría refugiarse y seguir expresándose como le gusta hacerlo sin depender de una compañía que se ha construido sobre la desinformación y el genocidio.

La próxima vez que los jóvenes fascistas bien peinados de la red social mayoritaria llamen a su puerta en mitad de la noche, ella sabrá donde puede refugiarse. En la instancia, la casa, que su hijo administra para ella. Viviendo a miles de kilómetros de distancia, no puedo imaginar mejor manera de invertir mi tiempo que en proteger a la persona que me protegió durante décadas.

Tal vez sea una sombra bastante pobre de aquella protección, pero al menos es algo que puedo hacer para ayudarla. En los siguientes artículos pienso detallar como creé la instancia que llamamos Caseitor (una broma familiar que nació hace años), así como lo que he aprendido de ello.

Espero que mi escritura le haga justicia a la gran satisfacción que se puede obtener de construir un lugar seguro para la gente que te importa.

#UnaInstanciaparamiMadre


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He tenido varios modelos de libro electrónico. Todos ellos me han dado muchas satisfacciones y algún que otro sinsabor. Todos ellos han hecho una gran labor en lo que respecta a la lectura.

A veces me gustaría, sin embargo, una mayor facilidad de exportación de materiales. Se me hace pesado andar todo el día con el cable de aquí para allá, o tener que pagar por un servicio que haga el trabajo que la empresa que fabrica el dispositivo no hace. Esto es: que el sistema de notas y subrayados sirva para algo.

Otras veces recuerdo que, antes de los dispositivos electrónicos, el único sistema eficiente para guardar los subrayados y las notas era el que tu mismo te montabas. Supongo que esto entra dentro de la conocida expresión “problemas del primer mundo”.

He comenzado a utilizar Obsidian y me siento un poco como la persona de la fiesta a la que le empieza a hacer gracia una broma, pero todavía no termina de pillarla. Veo claramente el potencial de la herramienta y la ventaja que supone que todo esté almacenado en texto plano, pero todavía no siento su manejo como algo intuitivo. Todavía no tengo ese “sistema” interior que tiene la gente que ama esta herramienta.

#Obsidian #Libros


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El turno de noche no es fácil. Tal vez la jornada laboral ocupe las mismas horas que la diurna, pero el peso es mayor. La mayor parte de los días no te vas a la cama. Más bien te desplomas sobre ella, para luego ser arrastrado al exterior unas horas después en una suerte de cenayuno.

Si dormir con la luz y despertar con la oscuridad es difícil, tampoco es cosa baladí mantenerse despierto cuando cada fibra de tu organismo te dice que lo estás haciendo mal. Al menos lo era, hasta que encontré un gran ejercicio mental para mantenerme despierto: construir mundos con la mente.

Porque verás, soy una especie de arquitecto sin licencia. Cada semana, cada día, me dedico a crear cosas. A veces son personas. Otras veces, pequeños pueblos. Y hay ocasiones en las que grandes ciudades o incluso universos van germinando en mi cabeza.

No pasa de inmediato, claro está. Los mundos no se incuban y escupen en segundos porque soy una persona, no Midjourney. En ocasiones, los mundos pasan meses dentro de mí. Recuerdo una escena de El Ala Oeste de la Casa Blanca donde uno de los asesores del presidente le pregunta al otro si ya tiene listo el discurso. “Es un bebé”, le replicaba el otro. Recuerdo que sonreí cuando escuché aquello. Así funciona.

Dentro de mí, los mundos nacen y crecen. Hasta que llega el momento en el que rugen para salir, como decía aquel poema. Es en ese momento, cuando la creación desborda, cuando la extraigo de mi alma y la pongo sobre una mesa. Y entonces llamo a mis amigos.

Porque verás, yo soy director de juego.

Un director de juego es la persona que se ocupa de presentar el escenario de un juego de rol de mesa. Por favor, no te lo tomes como algo escrito en piedra. Hay veces que el director de juego es un narrador. Otras veces, es un árbitro. Otras, una humilde antena que sintoniza con Fantasía. El camarero que escucha tu pedido y te dice, “pues miro a ver si lo tenemos” (spoiler: siempre lo tenemos).

En ocasiones, mi título cambia en función del juego que dirijo. Si mis amigos quieren jugar a ser vampiros, me llaman Narrador. Si dirijo una partida ambientada en los Mitos creados por Lovecraft, soy el Guardián del Conocimiento Arcano. Si el juego incluye dragones, espadas, magia y brujería, el título suele ser de Amo del Calabozo, Guardián de la Mazmorra o cualquier otra traducción problemática del vocablo inglés Dungeon Master, que en los tiempos posteriores a la publicación de 50 Sombras de Grey suele necesitar ciertas aclaraciones para que la conversación no se vuelva incómoda.

Cuando los mundos ya no están dentro de mí, llamo a mis amigos para que caminen por ellos. Viven aventuras, salvan gente, ayudan a muchas personas y luchan contra unas pocas. Hay mucho y muy buen material escrito sobre la satisfacción de jugar a rol. Sobre encarnar a un personaje, sentirse como un héroe (o un villano). También hay muchas cosas escritas sobre cómo ser un buen director de juego. Pero hay poco escrito sobre la satisfacción de serlo.

Ver a las personas que aprecias pisar los lugares que has creado. Hablar con los personajes que has imaginado. Derrotar a los enemigos que has diseñado (por lo general, más rápido de lo que habías calculado). Reírte con ideas absurdas, fingir escándalo cuando tiran por tierra alguno de tus planes. Ver cómo se llevan las manos a la cabeza cuando entra en escena alguien que no esperaban.

Por eso, cuando tengo un mal día y el sueño amenaza con vencerme, acudo, como el buen jardinero, a seguir cultivando los mundos que hay dentro de mí. Los mundos en los que mis amigos vivirán. Un privilegio que solo cuestan lo que un lápiz y una hoja de papel, pero no hay dinero que lo pague.

Recuerdo una historia que aparecía en un libro de clásicos versionados al cómic. En ella, un ermitaño recibía visitas de personas que le contaban infinidad de historias. Un día, le preguntaron si no soñaba con vivir otra vida. “He vivido todas las vuestras” respondía él.

Por eso juego a rol, y por eso lo dirijo. Porque puedo vivir, a través de mis amigos, en los mundos que hay dentro de mí.

#rol


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La primera vez que me atreví a escribir en internet fue en una red social que, todavía hoy, echo muchísimo de menos. Su nombre era Livejournal y fue creada por Brad Fitzpatrick a finales de los noventa.

Livejournal era una especie de versión primordial de una plataforma de blogs que te permitía escribir tus pensamientos, añadir estados de ánimo y referenciar una pieza musical que fuese acorde con lo que sentías. Pero eso no era el aspecto más relevante de aquel antecesor de sitios como Facebook.

Lo más interesante de Livejournal era la página en la que podías ver los escritos de todas aquellas personas a las que seguías. En orden cronológico inverso, era posible leer largas reflexiones de otras personas en la misma red social.

No había cortes. No había ventanas emergentes. No había avisos de cookies. Solo imagen y pensamiento de personas a las que seguías y te seguían. De personas que te importaban y a las que les importabas. Livejournal sobrevivió. Su espíritu, sin embargo, no.

Es importante que sepas sobre Livejournal, porque es posible que fuese el último lugar de esta red donde llegué a sentirme completamente feliz. Otras plataformas aparecieron. Tuve otros blogs, otros podcasts. Hubo momentos, muchos y muy buenos. Pero no hubo sitios que llegase a echar de menos con aquella intensidad.

Un buen día, llegué a Mastodon. Y como Al Gore en aquel documental, me dije a mí mismo: “Ah, era esto. Casi lo había olvidado”.

Sin embargo, a Mastodon todavía le faltaba algo: Extensión. Más tarde, descubrí que había otros sistemas federados que permitían y estaban mejor diseñados para una mayor extensión en el número de palabras.

Así llegué a WriteFreely y me uní al coro griego que le dio la tabarra a @editora@mastodon.social hasta que decidió crear Escritura Social: Un pequeño rincón en el Fediverso para tiempos más civilizados.

Todavía ando rumiando el uso que le daré a este blog. Pero si tuviera que apostar, diría que será una escritura libre, honesta y un poquito cínica. No sin la esperanza de que esta red se convierta en uno de esos lugares a los que echas de menos.


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