Páramo Imperfecto

Un trocito imperfecto de cada una de mis letras.

Qué puedo contar que no se haya contado ya. Qué puedo decir que no se haya dicho ya. El agotamiento y el miedo me han enterrado durante este último mes de mi vida. No he hecho casi nada de lo que habría querido hacer. Me he limitado a hacer mi trabajo, mis tareas y sobrevivir. O, al menos, eso he pensado durante este tiempo. Lo cierto es que han enterrado una semilla. Las raíces han ido creciendo. He hecho nuevas amistades. He encontrado pequeños momentos: para leer, disfrutar de los rayos del sol, escuchar el trino de las aves en mis ventanas. Sin embargo, había una pesada losa que no dejaba a la semilla germinar. El trabajo asalariado, ese que dicen que dignifica. Sí, mi trabajo es muy gratificante. Sí, creo que he podido marcar la diferencia en estos años con mi presencia. Y sí, también me estaba agotando hasta dejarme sin nada. Tener que estar pendiente de todo. Levantarme a horas intempestivas para cualquier ser humano. Conducir dos horas cada día y sentirme culpable por ello. Atender a llamadas de compañeras fuera del horario laboral y sin avisar (me acaba de llamar mientras estaba escribiendo esto). Dirán lo que quieran, pero eso no es vida. Y ahora que la losa se ha ido, quizá pueda salir un pequeño brote. Sigo teniendo miedo a que sea aplastado por el próximo contrato. Pero, ¿quién sabe? Quizá logre tener suficiente fuerza, unas raíces lo bastante profundas y unas ramas lo bastante gruesas para buscar lo que quiero: una vida plena y con sentido.

#Pensamientos

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Se suponía que esta entrada tenía que ser la primera. Como una especie de presentación del blog, una reflexión personal. También se suponía que tenía que salir un día al parque, escribirla a mano y luego pasarla a limpio. Afortunadamente, hace tiempo ya que aprendí que mis expectativas y exigencias suelen ser demasiado altas. Tan altas que podía haber postergado la escritura de esta entrada hasta el infinito, sin llegar a absolutamente nada. Así que he desechado las expectativas y aquí estoy, publicando esto. Y aquí estás tú, leyendo lo que he escrito.

Escritura Social me abre el cerrojo de una puerta que durante un tiempo creía que era imposible abrir. Tras la puerta, vienen muchas preguntas. ¿Por qué escribo? ¿Para qué escribo? ¿Qué es para mí escribir? ¿Y sobre qué podría escribir? ¿Qué es lo que quiero escribir, exactamente?

Llevo meses dándole vueltas a estas cuestiones y creo que tengo una amalgama de respuestas poco definidas. Algunas son aún más preguntas en lugar de respuestas. Y es que, ¿acaso hace falta una razón especial para escribir? En la antigüedad, la lectura y la escritura eran un conocimiento culto, místico, incluso con connotaciones mágicas en algunas sociedades. Hoy día, con la alfabetización de la mayor parte de la población, parece que ha perdido ese misterio y encanto, aunque cada vez estoy más convencide de que no es así. La habilidad de leer y escribir es una herramienta. Puede ser tan mundana o tan sagrada como queramos que lo sea. ¿Qué quiero yo que sea, pues? Quizá algo que esté en el medio. Ni demasiado mundana como para quitarle la importancia que se merece, ni demasiado sagrada como para que me paralice el mero hecho de planear ponerme a escribir.

Como me decía C. Pimentel hace pocas horas (os habréis dado cuenta de que, cuando me inspiro, escribo rápido), lo importante es disfrutar porque así escribir se hace mucho más fácil. En la época en la que escribía fanfics y roles (qué época tan loca), la mayoría de mi disfrute venía de los comentarios de mis amistades y otras personas desconocidas. Era agradable que alabaran tus ideas o tu estilo. Tremendamente agradable. Tanto, que consiguió alejar a la depresión durante un tiempo, a pesar de que se me acercaba con pasos agigantados.

No sé si habrán sido los cerca de diez años que han pasado (y la madurez que generan) o la terapia, pero he decidido que no quiero depender de comentarios ajenos. No quiero que mi escritura se base en lo que guste más o lo que guste menos. Tampoco me voy a engañar: le paso lo que escribo a mis amistades y me sigue gustando que me comenten. Sin embargo, no quiero que ese sea mi motor. Quiero que sea interno, el propio amor a la escritura y a toda la magia que le rodea. Es una bendición y un privilegio poder compartirla, pero ya no es un requisito imprescindible.

Escribo para mí, para mi disfrute, para dar rienda suelta a mi propia creatividad. Porque es agradable ver cómo se dibujan tus palabras en papel o una pantalla. Y cómo se dibujan las escenas o los sentimientos que quiero proyectar. Si a alguien más le gusta o se identifica con lo que escribo, bienvenido sea. Si se me ocurre algo que me parece brillante, bienvenido sea. Y si no sucede nada de esto... Pues también, adelante. A seguir escribiendo. Que mis letras sigan andando, aunque no lleguen a ninguna parte. Le iré dando lentamente forma al blog y a sus entradas en el proceso, para sentirlo como algo cada vez más mío.

Escribo para disfrutar. Escribo por amor a la escritura, por amor a este arte que espero no dejar apartado de mi vida nunca más. Si quieres acompañarme en esta aventura, te doy la bienvenida. Quédate si te apetece y márchate sin compromiso. Yo seguiré aquí, escribiendo, si alguna vez quieres volver.

#Pensamientos

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Queridas personas que dejasteis atrás la infancia:

No sabemos si os habéis portado bien o mal este año. Es más, confiamos en que hayáis dejado atrás no solamente vuestros primeros pasos en la vida, sino también los conceptos cerrados y dicotómicos del “bien” y el “mal”. Seguro que ya os habéis dado cuenta de que el mundo es mucho más complejo, ¿verdad? Hay una enorme escala de grises. Ojalá elijáis siempre la opción correcta, si es que la hay. O al menos, la opción menos dañina.

Todavía recordamos y guardamos con cariño las cartas que nos enviasteis. Quizá no pudimos daros todo lo que queríais. Lo hicimos lo mejor que pudimos con lo que teníamos en ese momento. Esperamos que sepáis perdonarnos y os damos las gracias por vuestra comprensión.

Pensaréis que lo único que os dábamos regalos y caramelos, pero queríamos daros mucho más. Magia, ilusión, amor. Una lección de generosidad. Saber recibir, para luego saber dar.

No os equivoquéis, no se ha acabado la magia en vuestra vida. Se mantiene a través del amor y la amistad, las conexiones que habéis creado por el camino. Alimentad esas conexiones, cuidaos y amaos mutuamente.

En esta ocasión, habréis comprobado que somos nosotros los que os estamos haciendo peticiones. Ésta es la más importante: colaborad con nosotros. Regalad toda la ilusión y la magia a los siguientes. Ya sabéis a quiénes nos referimos. Ahora tenéis el poder. Sin vuestro apoyo, no somos nada. Pedid menos, dad más. Cubrid todas sus necesidades, incluso si no son de vuestra sangre. Respetad su crecimiento y sus emociones. Dadles menos objetos y más horas de juego en grupo. Más contacto con la naturaleza y con la vida misma. Dadles un mundo mejor que el que os habéis encontrado.

Muchas gracias por leernos. Gracias por todo.

Con cariño, Sus Majestades, los Reyes Magos de Oriente.

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Hay una razón por la cual hay más hembras que machos en una especie y estoy empezando a entender que la mía funciona de forma parecida. Supe, hace poco, que mi único progenitor biológico falleció poco antes de que yo rompiera el cascarón y mi madre, de una especie diferente a la mía, me adoptó cuando era muy pequeño. De modo que nadie pudo explicármelo. Poco a poco, a base de investigar, he ido descubriendo algunos detalles. Somos hermafroditas, pero, normalmente, nos manifestamos como hembras la mayor parte de nuestra vida, o toda la vida entera. Yo no. Yo siempre he sido un macho. Siempre me ha gustado estar con niños, jugar con ellos, aprender con ellos. Claro, soy (¿era?) uno de ellos. Últimamente estoy empezando a sentir a aquellos que son más débiles que yo, de una forma distinta y... Temo llegar a un punto en el que no pueda controlarme. Tengo que volver a mis orígenes para entenderlo. Seguir investigando. Comprender de dónde vienen esas ansias por ser el rey, por querer dominarlo todo. Para poder dominarlas yo a ellas.

#Microrrelatos

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Los comienzos son difíciles. Hay una pequeña chispa, una idea, una ruptura de la rutina. Hay que dar el primer paso si quieres viajar. ¿Y a dónde voy yo? ¿Cuál es mi objetivo en este viaje? Quiero escribir. Sin más. Simple, llano, imperfecto. Con poros, arañazos, cicatrices. Con todo. Si queréis acompañarme, os doy la bienvenida a este páramo, en el que espero ir plantando las semillas de mi creatividad.

#Pensamientos

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