Escribir como terapia: una réplica

Esta tarde he leído la entrada que ha escrito hoy @nacho@frankenwolke.com en #EscrituraSocial, que lleva por título Escribir como terapia. He querido responderle en mastodon, pero no he logrado condensar mi respuesta en menos de 1000 caracteres (2 toots). He pensado que el mejor modo de darle una réplica, suscribiendo todo lo que dice, era utilizar mi propio blog. Casi como si de un intercambio de misivas se tratase, aunque sin lo dilatado del servicio postal francés.

Como ya he dicho, suscribo todo lo que Nacho ha escrito en su entrada. Para mí escribir, y escribir a mano, el año pasado ha sido liberador y terapéutico. Creo que me ha permitido vivir de otro modo en Francia, siendo capaz de centrarme en las cosas buenas y tratando de olvidar las malas. Y esto último no ha sido fácil, creedme.

En enero de 2023 me propuse volver a retomar el escribir con estilográfica. Siempre me ha gustado escribir con estilográfica. Creo que ya he dicho más de una vez que parte de mis apuntes de bachillerato y universidad están tomados con estilográfica (con una letra horrible, que era la que tenía en aquel entonces, aunque tampoco es mucho mejor ahora). Durante la tesis dejé la estilográfica y empecé a ser más digital (hasta me compré un kindle en 2013). Esto también se tradujo en un cambio en la forma en la que escribía, pasando también a ser más digital. En el colegio ya escribía pequeños cuentos a mano, en el instituto escribía chorradas de muy diversa índole y en la universidad estas chorradas se multiplicaron (microrrelatos, haikus, blogs varios y hasta un webcomic). Y todo ello se ha perdido en el tiempo, como lágrimas en la lluvia.

Y aquí es donde quiero darle la réplica a Nacho (o quizás la razón, enfatizar uno de sus argumentos, o... llamadlo como queráis), para apoyar la idea de escribir a mano (y no es que falten argumentos, por poner un ejemplo, recientemente han publicado una noticia en El País sobre ello). Pero hay dos cosas que para mí son muy importantes.

1 – Escribir a mano, y hacerlo en cuadernos, libretas, archivadores, etc., permite conservar esos escritos más tiempo que los escritos digitales, al menos para mí. Sigo conservando muchos de los escritos del colegio, porque los escribía en cuadernos que hemos guardado. Incluso tengo dos trabajos encuadernados en los que se recopilaba todo lo que escribimos los de mi clase durante un curso. Del instituto no guardo nada, porque todo lo escribía en los cuadernos de apuntes, en los libros o en las agendas de mis compañeros de clase. Sin embargo, de lo que he escrito de forma digital queda muy poco. Tanto de lo que escribí para mí, como de aquello que escribí y publiqué en diversos blogs. Muy pocas cosas quedan ya. Es mucho más fácil borrar un archivo digital porque no te ha gustado lo que has escrito que tirar un cuaderno entero (aunque es fácil arrancar una hoja). Aunque también he perdido cosas buenas que me gustaban, por no tener una copia de seguridad, por pensar que los blogs serían eternos o por haberlos borrado en un momento de enajenación. Y no quiero decir que haya que conservarlo todo, pero esas ideas que manchan los cuadernos pueden ser el germen de algo (un nuevo escrito, una nueva idea...) o el modo de despertar un recuerdo olvidado.

2 – Escribir a mano permite no exponerse. Y esto de nuevo, en mi opinión, es bueno para poder escribir y disfrutar de la escritura. Yo disfruto escribiendo para mí, no todo lo que escribo verá la luz. Casi nada en realidad, y no porque casi todo lo que escribo últimamente sea un diario. Pero hay muchas ideas y borradores que escribo como mero divertimento personal. Si nadie lo va a leer me da igual cometer erratas, que haya inconsistencias en el texto o dejarlo a medias. Es para mí. Hace unos meses me divertía escribir sobre mi futuro como tabernero de un pub madrileño lleno de criaturas de la noche, pero terminé por dejarlo porque llegue a un punto en el que no le encontraba más satisfacción (y la historia tampoco es que tuviese ni pies ni cabeza, es algo que no debería leer nunca nadie). Cuando empecé a “dibujar”[1] comics lo hacía en clase (sobre todo de Tectónica, no me avergüenzo). Cuando terminaba, se lo enseñaba a mis amigos y ahí se quedaba la cosa. Al final, cuando me animé a compartirlo en redes... nada de lo que hacía era lo suficientemente bueno, dejé de tener ideas y murió el webcomic. Todo ello desaparece cuando escribo a mano. Como he dicho, la mayoría de las cosas no valen nada, ni el papel en el que están escritos, pero hay otras cosas que merecen la pena y las comparto con amigos y familia (otras hasta llegan aquí). Pero el saber que nadie va a leer lo que escribo... le quita presión a escribir, no tengo que escribir bien o tener una idea original o profunda. Es liberador y la escritura se hace, por tanto, gratificante.

Con todo ello solo me queda animaros a escribir a mano. Como decía Nacho, con papel y lápiz sirve (hasta con un lápiz del ikea y un papel en sucio os sirve). No escribáis para nadie, este es vuestro secreto, vuestro pequeño rincón donde dar rienda suelta a vuestra imaginación, volcar vuestros sentimientos o pensar sobre las cosas que os preocupan. ¡Haced el ridículo! ¡Desnudaos emocionalmente! ¡Despotricad sobre aquello que os molesta! Veréis que escribir a mano puede ser terapéutico, ese remanso de paz en estos tiempos frenéticos, porque para escribir a mano hay que tener un poco de espacio y tiempo (merece la pena recordad que escribir a mano es mucho más pausado).

Termino ya con esta réplica. Como escribí al principio, como si de una carta a Nacho se tratase. Muchas gracias, Nacho, por compartir tu reflexión. Espero leerte de nuevo pronto.

[1]: llamar dibujar a lo que hacía es muy aventurado...


Sin olvidarme, por supuesto, de los hashtags:

#Estilográficas #Reflexiones #Escribir


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Lechuza apoyada sobre una estilográfica rodeada por una corona de olivo.