Una historia desvencijada
Tengo que rellenar el pasado la memoria los pedazos desaparecidos las teselas del tiempo olvidadas, construir un discurso coherente que me valore, me excite, me agrande, me reconstruya repintar los frescos decolorados encontrar la pieza que explica la realidad.
Tengo que regresar sobre mis pasos dudar de nuevo las intersecciones, reconocer las marcas, las pequeñas estratagemas.
Ingeniería inversa.
Tengo que rellenar una memoria que se me desdibuja recordar lo que debería haber pasado generar de nuevo la energía que dejó la herida, la cicatriz evidente volver a conocer los nombres olvidados conscientemente descuidadamente.
Cada tiempo que consumí sin sentido necesita una historia que lo redima o al menos que lo permita dormir sin vergüenza volver a ocupar el escaño de los segundos intensos, los minutos coherentes las horas dulces, los días fructíferos, los años vividos intensamente.
Es otoño.
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