Un universo complejo
Recientemente me he enterado de que existen infinitos universos y que esto es cosa común entre los físicos, que andan tan atareados midiendo el tamaño de las once dimensiones, -¡Sí, once!–, existentes, que no han tenido tiempo en explicarnos a los mortales semejante noticia. Ya sé yo, que tú, lector silencioso ya te olías algo así y que esta revelación mía ni te sorprende ni ten conmueve. Nada más lejos de mi intención. Ni sorpresa, ni conmoción. La noticia puede que ahora mismo sea vieja y un físico del MIT ya sepa que alguna de las infinitas Branas entre las que se creó el Big Bang es sensiblemente parecida a la nuestra, con su característica forma globulosa y que aunque no podamos visitarla por no disponer de la adecuada herramienta interbránica, existe de manera autónoma a nosotros mismos. La realidad es tan tozuda que lo es.
«El conocimiento se comparte, no se vende» y los físicos están en deuda, como los psiquiatras que hace tiempo que saben que el viaje interior, la reflexión sobre el yo es tan estéril como las plataneras en el Guadarrama. Nada que no dependa de pequeñas cantidades de hormonas, algunas moléculas como el cloro o del perfecto recubrimiento de grasa del axón de una neurona, es nuestra propia definición del yo íntimo. A Johari le faltó la ventana del yo químico para cuadrar el círculo o una de esas once pequeñas dimensiones en las que vivimos en absoluta ignorancia.
Claro que luego está lo del día a día, la pequeña y babosa miseria de quien con el poder que la vida le ha dado ejerce de reyezuelo. Él tampoco sabe que hay más branas y que su ira y su miedo, caras de su personalidad, tienen que ver con la testosterona y yo, mientras, me quedo pensando en que cada vez que asimilo un libro, como lo fue De la tierra plana a los quasars de Asimov o más recientemente El universo Elegante de Brian Green pierdo paso con ellos, los que saben.
Algún ocurrente dice que el colisionador de hadrones es el mayor microscopio jamás construido y el mayor telescopio de la humanidad.
La pena es que lo mismo está mirando al sitio equivocado.
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