Un libro

Llevaba tiempo detrás de ello y tras los escarceos de juventud con Apuleyo Soto que terminaron en la edición conjunta de un pequeño poemario titulado Poetas Universitarios y las publicaciones de La Alcayata que vendíamos con tenacidad en la cuesta de Moyano, siempre me había quedado a las puertas. No cuento las ediciones manuscritas y personales que servían a otro propósito. Poco a poco fui recopilando escritos y lo que es más importante algunos lectores fieles, silenciosos pero fieles. Al final me decidí a publicar un muy pequeño libro de poesía. Luego vinieron más, las coplas y la novela que me ronda la cabeza y que ya sé que no verá la luz porque en algún momento me desencanté.

Elegir siempre cuesta porque aunque algunos no sean verdaderamente buenos poemas, al fin y al cabo los he escrito y como a cualquier hijo hay que quererlo aunque no tenga méritos más allá de la intención de tajar la piel de quien lo lee. Sobrevivieron cerca de 40 agrupados como se agruparon en mi cabeza, pensando en el volumen, la distancia, la luz y el tiempo y por eso el libro se llama «Tratado sobre la distancia la luz y otros conceptos de arquitectura y escultura». Cada poema es una imagen y así esperaba que se leyeran, una imagen que explica como se construye el amor y que relación tiene con el espacio.


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