Quise saber
Quise decirlo con mis labios saber como sonaban las palabras tendido junto a ti, mis ojos en tu cadera la mano dulcemente posada en tu sexo.
Quise saber del sonido.
Quise saber de ti las palabras mágicas, la dulce enredadera de tus ojos la voz que me calma, me adormece y me acuna quise saber de ti, la mano hurgando abrazándote buscando la suave caricia la voz del sexo, mi pecho a tu espalda unido la voz que suena en tus oídos.
Quise saber que se sabe al oír al conocer, al descubrir la tarde sobre tu espalda tan lánguidamente derramada que parece inexistente la mano que introduce el sonido que te busca tan dentro mis labios sobre tu cuello.
Quise saber volar allí silente, queriendo, deseando la mano enredada en tu vello rozando levemente la comisura la ínfima parte y mi sexo y tus nalgas sutilmente recorridos por una línea imperceptible.
Entonces quise saber como suenan las palabras las más íntimas, oscuras, las que no se dicen en las plazas las que se esconden, las que buscan las manos en el regazo las palabras que se susurran las que no se escriben.
Quise saber como suenan en tus oídos su efecto la magia que ejercen, el vello erizado quise conmoverte, que me sintieras y te susurré al oído y mi mano tocó el lugar que deseabas.
Luego un temblor. Te quiero y la tarde se durmió en mis brazos tan lentamente que mis ojos se cerraron sobre tus caderas.
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