Política cuántica
El eje del mal no es como podríamos imaginar por su equívoco nombre, una línea que va de un sitio a otro, un cilindro metálico imaginario que hace girar las intenciones del lucifer del terrorismo o de la tiranía al unísono. El eje del mal es un fenómeno cuántico que tiene probabilidades de estar en un sitio o en otro e incluso en ambos a la vez. No me cabe otra explicación. Presente en Irak donde hubo que bombardear el país, asesinar a su sátrapa local y proteger sus pozos de petróleo de la avaricia de sus pobladores, se movió con inusitada rapidez a Afganistán donde acudieron nuestras tropas a darle caza, o en su defecto a calcular su probabilidad defendiendo la «débil» democracia local en manos de un sinvergüenza impresentable. Se movió a Libia donde hubo que dar caza de nuevo a otro ángel negro y destrozar un país entero hasta nuestros días. Se mueve, aparece y desaparece, estuvo en Somalia en forma de piratas y en un momento, de manera inexplicable para cualquier mortal, pero evidente para unos pocos cercanos al jesús del gran poder americano se apareció en forma de terrorista nigeriano chapucero, vía holanda, en Yemen. El eje del mal pasa por Moscú y Beijing. Es muy posible que el eje del mal esté en nuestro propio cerebro, como el sexo al decir de los estudiosos y seguramente por eso y no por el lucro de alguien, no sea usted mal pensado, han decidido despelotarnos electrónicamente antes de subir a un avión con rumbo a la tierra de las oportunidades. Nudista convencido, veo con satisfacción, como no muy lejos en el tiempo podremos viajar en pelotas de un enorme Airtbus 660 o 770 que llegarán, en aras de la seguridad, perdiendo, eso sí, el morbo de imaginar los bellos cuerpos de los auxiliares de cabina al indicarnos que las argollas que rodean nuestros tobillos no son, como parecen, para jodernos sino instrumentos de la libertad.
Esté atento a su pantalla, en este momento, en un estado fallido (sinónimo cool de tercer mundo) un terrorista está pensando en que agujero meterse unos gramos de algo que explote. Las autoridades le informarán convenientemente del país que la semana que viene cobijará el nido de serpientes.
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