Necesito a alguien
Necesito a alguien que recoja las mieses, el fruto almibarado, la uva dorada de lo que siembro. No tengo tiempo, no tengo ganas, no tengo fuerzas para la espera sino para la siembra fecunda, la tierra horadada. Necesito alguien que se preocupe de lo mio, que me haga ver que desperdicio el tiempo, que me conduzca al buen camino, alguien que no me entienda pero que esté atento, necesito a alguien con una paciencia infinita, que se acostumbre al silencio de quien se vació con las teclas del maldito ordenador. Necesito a alguien que me acompañe desde lejos, que reúna las gavillas interesantes, las otras también, que las junte y las almacene. Necesito a alguien más que comer, para reunir las palabras que se me escapan entre los dedos, los giros que no soy capaz de anotar, las ideas que se pierden en medio de la noche por no tener a mano la voluntad suficiente. Necesito a alguien con espíritu administrativo, ordenado, encadenado, paciente, un relojero minucioso que clasifique las piezas en pequeños departamentos en una caja de madera: Nocturno, alegre, ocioso… una persona que me siga los pasos sin que me de cuenta y me prepare una caja como resultado final, un segundo antes o un minuto. Necesito un segador que recoja la cosecha que derramo con mi sudor, la espiga encendida, el verso amasado, la palabra encontrada, perdida.
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