Las cucharas
Cuando llegué a Mastodon y empecé a seguir a mucha gente me encontré con el concepto “no tener más cucharas” como sinónimo de agotamiento social, incapacidad para seguir relacionándome. Sigo aprendiendo cosas. Pero lo más interesante es que me hizo pensar sobre mí mismo y mi sociabilidad.
A mi padre, un bueno amigo suyo le llamaba “el tío saluda” porque si ibas con él por la calle tenías que pararte cada poco a saludar a algún amigo o conocido. He heredado esta facilidad para entablar relaciones y encontrarme con gente de manera que pueda intercambiar ideas, sentimientos, banalidades. Mi madre se quejaba de que me juntara especialmente con quienes tenían problemas y el colmo llegó el primer día en el que íbamos al instituto y me dí cuenta de que Merchán no estaba y salí a buscarle, para a la vuelta comprobar que me habían cerrado las puertas y que me llevé una bronca monumental.
Últimamente me he sentido bastante solo. Por circunstancias les amiges de la infancia se han ido distanciando y ha habido muchos días que la tristeza me ha humedecido los ojos al sentir que pasaban las horas, los días, sin poder conversar con alguien, echar una mano o tomar una cerveza juntes.
Ya tuve este problema cuando me mudé a mi casa actual. Vivimos en una urbanización relativamente alejada del pueblo y cuando en el 95 nos mudamos no conocíamos a nadie. Yo salí a dar un paseo y en una finca no muy lejos de mi casa vi que alguien practicaba el tiro con arco. Llamé a la puerta y me presenté: me llamo Francisco Molinero, he visto que tiras con arco y yo también soy tirador, me preguntaba si podríamos tirar juntos. Y eso hicimos muchos años, José Ramón y Ascensión fueron amigos íntimos, compartimos todo incluso cuando elles se separaron y estuvimos en ese difícil equilibrio de mantener las amistades con las dos partes sabiendo que ambas tienen razón. Luego me tocó acompañar a Asunción a las sesiones de quimioterapia y verla como moría poco a poco, casi en mis brazos. A José Ramón lo casé por segunda vez aprovechando que entonces era concejal y podía hacerlo, monté una empresa para salvarle del paro, nos arruinamos juntos y al cabo fuimos perdiendo el contacto el día que le dije que no me gustaba su actitud frente a la vida. La sinceridad es importante.
Sigo teniendo cucharas, pero no estoy encontrando con quien compartirlas. Sé que lo conseguiré, no me cuesta o al menos no me costaba y cuando hoy Salvador a las 12.01h me ha escrito al Telegram para recordarme que Angelus Domini nuntiavit Mariæ, yo sabía que era la hora de tomarme una cerveza con él, en la distancia y con mucho cariño, siguiendo la tradición que nos hizo amigos, la misma que nos enseñó a lamernos las heridas de jubilados perdidos, más él, que se intentó suicidar un par de veces y que ahora transita el camino de vivir feliz, hacer fotos a los pájaros como le enseñé y a regalarme su amistad.
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