Boda

Hace unos meses estuve en una boda. Hacía muchos años que no participaba en un acto social de este tipo. Boda por la iglesia que juntaba a dos familias tremendamente distintas, una del opus dei y otra descendiente de socialistas de rancio abolengo. Disfruté de la misa o mejor dicho de la ceremonia, comprobando una vez más que la iglesia apenas se mueve y no siempre hacia adelante. Quitando alguna casi-positiva alusión a la igualdad entre le hombre y la mujer basada en el hecho de todos conocido, de que la mujer proviene de una costilla del hombre, los contrayentes, familias y amigos fuimos regalados por un célibe (se supone) con gran abundancia de consejos sobre el amor y la convivencia en pareja. La imagen era sombría. Los novios si no fuera porque actuaban hubieran salido deprimidos sobre las consecuencias de semejante acción dado el panorama que se les pintó. Discusiones, falta de ganas, cansancio y obligatoriedad de aguantar todo eso sonriendo y hasta que la muerte les separe y aquí es donde la cosa se pone negra, negra, que ahora ya sabemos que alguno se lo toma al pie de la letra y ataja. No les habló de lo divertido que es el sexo, la complicidad en la pareja, la construcción del futuro en común, solo les habló de los problemas. ¿Qué sabe el cura de esto, lo que le cuentan las beatas en confesión? No me extraña lo que les dijo.


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