Alma de cántaro
Se usa la expresión para referirse a una persona que es ingenua o mejor dicho que no ve la maldad donde pueda que sí exista. Dicen quienes estudian las palabras y su origen que proviene de la analogía entre el alma como entendimiento y el vacío de algunas cosas, como puede ser un cántaro. Mi amigo Nacho, escultor, estaba siempre intrigado por la importancia de los espacios que encierran los objetos. Así una bombona de butano es un recipiente pero dentro hay un gas con esa forma y con toda la potencialidad que le es intrínseca. Me enseñó a mirar la potencia de lo que está dentro y olvidarme de aquello que lo recoge y por eso un bote de pintura es mucho más que un simple bote y acoge una posible línea larga y por qué no sofisticada. Si se nos rompe el alma es porque quizá no seamos capaces de albergar nada, rotes como nos sentimos, lo que encerrábamos con cariño se desborda y escapa. El otro día en Nijar compramos una Orza y al ir a apagarla el alfarero nos dijo: ¿Es de adorno o para usar? Para usar, queremos curar aceitunas. Entonces no que esta tiene burbujas. Los alfareros conocen sus piezas. Me he acordado de la expresión, porque había un alfarero al que me gustaba ir a comprarle vasijas y que cuando se las llevabas al mostrador las golpeaba con los nudillos para ver si cantaban bien. Si alguna no lo hacía entonces sentenciaba: esta no tiene alma. El sonido del barro en el interior se quiebra si hay la más mínima grieta y un simple golpe denota la pérdida. Así es la tristeza, cuando no somos capaces de sonar bien al contacto con otres, cuando hemos perdido el alma.
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