A vueltas con lo de siempre
Encuentro que las palabras surgen. Tienen vida y deciden. Yo no. Las llevo en mi cabeza hasta que deciden salir por las manos. Sé que las palabras me vienen rondando con intenciones y desde hace tiempo he decidido no perderles la cara. Más vale una vez morao que ciento colorao. Ahora no es miedo, a lo sumo pereza de que la selección no sea convincente, no cierre el círculo de una manera perfecta. Las palabras me salen al encuentro y a veces me hago el esquivo, pero no es por miedo, es una tristeza que es difícil de explicar, la que siente una persona que sabe que e objeto de su amor ni siquiera la ve. No es miedo, que es simplemente un deseo de perfección. Las palabras me persiguen y a la vez me esquivan, cuestión de oportunidad y de vez en cuando soy yo el renuente, el que no quiere ponerlas, demostrarlas y no es cuestión de miedo, que ya he dicho cosas terribles de las que me he arrepentido, ya he usado las palabras para herir y matar, para despreciar y para calumniar, no es cuestión de miedo, es un desencuentro antiguo que casi siempre gana el olvido.
Luego me aman y les correspondo, entonces sale un verso perfecto y el mundo se explica y soy feliz.
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