Cómo convencer a los C-Levels de la importancia del diseño

Pongamos contexto: mundo empresarial, digital y en permanente evolución. La competencia, por cada vez con más intensidad, es enorme y las expectativas de los clientes están en constante evolución. Aquí estamos los del diseño diciendo que el diseño ha dejado de ser un mero complemento estético para convertirse en un pilar estratégico fundamental. ¿Qué sucede? Pues que persuadir/convencer/seducir a C-Levels sobre la relevancia del diseño esr un reto no menor.

Quizá esto lo debería escribir en el blog de mi empresa, pero lo hago aquí. Eso no quita para comentar que a lo largo de mi experiencia en Torresburriel Estudio, he identificado 10 argumentos clave que pueden contribuir a demostrar cómo el diseño no sólo mejora productos, sino que también hacer booster hacia el éxito empresarial de manera integral.

1. Retorno de la inversión (ROI) en diseño

Invertir en diseño no es sólo una cuestión de apariencia o de preocupación por la estética; es una estrategia que puede generar un retorno significativo. Las organizaciones que priorizan el diseño experimentan un aumento en las ventas, una mayor retención de clientes y una reducción en costes derivados de errores de diseño. Un diseño bien ejecutado optimiza procesos, disminuye el tiempo de desarrollo y minimiza las revisiones, lo que se traduce en ahorros significativos en el largo plazo.

2. Mejora de la experiencia del usuario (UX)

La experiencia de usuario #UX es un diferenciador en el mercado. Un proceso de diseño centrado en el usuario trae como resultante un producto (o servicio) que incrementa la satisfacción, la fidelidad y la recomendación del mismo. Una excelente UX no sólo atrae a nuevos clientes, sino que también hace que los existentes se quieran quedar, creando así una base sólida y leal que respalda el crecimiento sostenible de la organización.

3. Ventaja competitiva y diferenciación en el mercado

En mercados saturados (hola, 2024), destacar ya no es una opción. Un diseño único y distintivo contribuye a posicionar a la organización como líder en su sector, diferenciándose de la competencia. Esta diferenciación no sólo atrae a consumidores, sino que también establece una identidad clara y reconocible que puede ser difícil de replicar por los competidores, otorgando de esa forma una ventaja competitiva que se sostenga en el tiempo.

4. Impacto en la marca y reconocimiento de marca

El diseño es fundamental para la construcción y fortalecimiento de la identidad de marca. Una marca bien diseñada es memorable y transmite valores claros, aumentando de esa forma su reconocimiento y valor percibido. Un diseño que sea consistente y esté alineado con la visión de la empresa facilita la expansión a nuevos mercados y la creación de una imagen que sea sólida y confiable ante los consumidores.

5. Aumento de las conversiones y ventas

Elementos de diseño optimizados, como la disposición de la información, CTAs y una cuidada usabilidad, aumentan las tasas de conversión. El diseño intuitivo guía al usuario a través del proceso de compra y reduce fricciones, facilitando la toma de decisiones. Todo esto no sólo incrementa las ventas, sino que también mejora la eficiencia del funnel de ventas, y como consecuencia de todo ello los ingresos de la organización reconocen la importancia del diseño.

6. Facilitación de la innovación y el desarrollo de producto

Además de todo lo comentado, en organizaciones donde se da papel protagonista al diseño, éste contribuye a impulsar la innovación mediante —cómo no— un enfoque centrado en el usuario y una iteración constante. Esto facilita el desarrollo de productos que realmente estén alineados con las expectativas del mercado, de manera que se anticipen y respondan a las necesidades cambiantes de los consumidores (usuarios). Un proceso de diseño robusto fomenta la creatividad y la experimentación, permitiendo a la empresa primero posicionarse y luego mantenerse a la vanguardia de las tendencias y tecnologías emergentes.

7. Optimización de procesos internos y colaboración multidisciplinar

Integrar el diseño de manera estratégica va a mejorar la eficiencia de los procesos internos y va a fomentar una colaboración más estrecha y eficaz entre departamentos. Esta forma de concebir el diseño actúa como un puente entre diferentes áreas de la organización, de manera que facilite la comunicación y alineación de objetivos. Optimizar mejor los recursos y promover una cultura de trabajo más orientada hacia el éxito común son derivadas no menores con las que la organización se va a encontrar.

8. Reducción de costes a largo plazo

Resulta que una planificación y ejecución del diseño con este enfoque va a prevenir errores costosos y va a reducir la necesidad de revisiones frecuentes. O lo que es lo mismo, va a ser todo un rework killer. Un diseño bien fundamentado asegura que el producto sea sostenible. Esto se traduce en un ahorro significativo y una mayor eficiencia operativa a lo largo del tiempo.

9. Adaptabilidad y escalabilidad del diseño

Un diseño flexible (y para eso la metodología y su implementación juegan un papel fundamental) permite que el producto se adapte y escale a medida que crece la organización o cambian las demandas del mercado. Sin ese factor de adaptabilidad no vamos a poder responder rápidamente a las oportunidades y situaciones inesperadas, mientras que la escalabilidad asegura que el diseño pueda soportar el crecimiento sin comprometer la calidad o funcionalidad. Esto garantiza que la organización pueda seguir siendo ágil y competitiva en un entorno dinámico y con altos niveles de incertidumbre (startups, miren aquí).

10. Casos de éxito y evidencias concretas

Esta es la más fácil. Hay montones de empresas que han alcanzado éxitos relevantes gracias a una estrategia de diseño. Ejemplos como Apple, Airbnb y Uber demuestran cómo el diseño es un motor de crecimiento y diferenciación. Presentar casos de éxito concretos y datos respaldados por resultados tangibles facilita la comprensión del valor del diseño, proporcionando una base sólida para justificar inversiones y estrategias enfocadas en el diseño. Aunque es verdad y hay que reconocerlo, esto es lo que peor llevamos desde la disciplina del diseño y donde más deberíamos aplicarnos para mejorar.

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El diseño no es sólo un componente estético, sino un elemento estratégico que contribuye a transformar y potenciar todos los aspectos de una organización. Desde mejorar la experiencia del usuario (UX) hasta generar un retorno de inversión (ROÍ) significativo, el diseño aporta valor tangible y competitivo. No es una tarea secundaria la de llegar a los C-Levels para ayudarles a comprender y valorar la importancia del diseño.