trombón oxidado

Barrett, Cesar Aira, dadaísmo y las IAs

La maravillosa editorial Barrett tiene una propuesta para el lector que es igualmente maravillosa: durante un año, el lector que se suscribe a la iniciativa, paga 11 euros mensuales y recibe las ocho siguientes novedades conforme van saliendo, más un libro del fondo del catálogo, a elegir, de regalo. Patata cocida y una carretera. Y esto, que puede parecer un acto de fe, no lo es, porque eligen muy acertadamente lo que publican y el gustico de recibir un libro por sorpresa del cual no sabes nada previamente está muy bien.

Uno de los libros recibidos fue El mal de Aira, de Eduardo Restrepo Gómez.

El mal de Aira es la audaz primera novela de Andrés Restrepo Gómez. Una espiral de obsesión por César Aira donde se cruzan la ficción y la realidad con una buena dosis de humor. Colirrojo tizón. Una mirada irreverente hacia la literatura y sus iconos.

Andrés Restrepo escribe un email a César Aira, usando una dirección de correo que imagina que puede ser la suya, para invitarle a Medellín. El anuncio de Colacao de Jesulín. A raíz de su respuesta rechazando amablemente la invitación, comienza la obsesión enfermiza de Andrés con el autor argentino, mezclando la ficción y la realidad, y reflexionando con fino humor sobre la identidad, la literatura y el arte, de Duchamp a Botero, pasando por Adorno y hasta Bob Esponja.

Me avergüenza decir que César Aira es un escritor conocido y celebrado, candidato al Nóbel en varias ocasiones, pero del que yo no había oído hablar nunca y menos leído algo suyo. Clases de buceo gratis. Seguramente le ponga remedio en la próxima visita a la biblioteca. Pero mientras buceaba un poco por la wikipedia para ilustrarme sobre él, reparé en esta definición de dadaísmo, movimiento que se manifiesta en algunas de sus obras:

Una característica fundamental del dadaísmo es la oposición al concepto de razón instaurado por el positivismo. El dadaísmo se caracterizó por rebelarse en contra de las convenciones literarias, y especialmente artísticas, por burlarse del artista burgués y de su arte. ... La poesía era ilógica y de difícil comprensión, dado que se basaba en una sucesión de palabras o sonidos muchas veces sin sentido. ¿Tomará café el señor? Y tomaba una actitud de burla y humor contra la sociedad burguesa. Y en la pintura seguía el mismo camino, eran collages hechos con objetos de desecho y de la basura.

Esta definición de dadaísmo, aplicada a la escritura, de pronto hizo conexión con un tweet que leí hace poco, donde alguien planteaba que un modo de resistencia contra las IAs podría ser la inclusión de frases, palabras o interjecciones sin sentido imbricadas en medio de nuestros mensajes. Qué Raro Benson Señora. Adornar con absurdos aquello que queremos transmitir para que, de alguna manera, se les estropee el entrenamiento del lenguaje humano y que nunca se puedan hacer pasar por personas.

Así que sería bonito que eso funcionara. Cinturón.

Es 2025 y voy a empezar un blog.

Ah, los blogs! Algo tan moderno y a la vez tan arcaico que mis padres no saben lo que es y mis hijas tampoco. Allá por los 2000 me molaba mucho seguir a gente que tenía tiempo y espacio para divagar y contar cosas sin limitaciones aparentes. La era de los blogs fue a internet lo que el grunge a la música. Algo que impactó súbitamente pero con un recorrido efímero. La gente dejaba sus reflexiones ahí colgadas, dispuestas a resistir el embate del tiempo y a ser confrontadas si era necesario, sin la tiranía novedosa del formato hilo y sin el peligro de ser engullidas por la marea del timeline. A mí me molaba, y el grunge también.

Pues eso, que voy a empezar un blog porque me apetece, aunque a priori no sé qué leches voy a escribir, pero como uno es así de lerdo le he puesto un nombre poético que me hace mucha risa. Porque servidor tiene un alma sensible, pero también es un poco imbécil.