Libros y estudios
Estoy avanzando la lectura de Phoenix King y con la de Emma. Se trata de dos novelas tan sumamente distintas que a veces hay un choque fuerte en el cambio entre una y otra. La primera es una novela de fantaciencia centrada en el aspecto político de un mundo donde hay una religión hacia el fénix, mientras que el segundo es una novela de Jane Austen. El tema de leer dos libros a la vez siempre me ha parecido costoso, porque mi cerebro tiende a focalizarse en uno de ellos cuando llega a una parte en la que no quiere dejar de leer. Este mecanismo es uno que me ha traído por la calle de la amargura en más de una ocasión, sobre todo en época estudiantil. Os podéis imaginar que si estoy leyendo para estudiar y de repente mi cerebro decide que parar en el tema que marca el libro es aburrido y que mejor sigo que seguro que mejora más adelante puede ocasionar conflictos en los exámenes de cosas como filosofía, donde a veces respondía cosas que todavía no habíamos visto, o historia, donde de paso sacaba las conclusiones acerca de lo que podía llevar al siguiente tema. Pero lo peor no era cuando pasaba esto, porque, seamos sinceros, al menos eso me mantenía en el mismo tema. Ahora, imaginaos una casa llena de sagas eternas de ciencia ficción y fantasía. Pongamos por ejemplo, el Ciclo de la Puerta de la Muerte. Son siete libros. SIETE. Y todos acaban con cliffhanger (aunque más a partir del cuarto). ¿Leo eso o estudio matemáticas? Venga, va, solo diez páginas. Bueno, quien dice diez páginas dice cincuenta. Y si mejor me acabo el libro, nadie se va a dar cuenta. Oh, cómo puede acabar así, está claro que al menos tengo que leerme el primer capítulo del siguiente libro. Y así. Ahora que no tengo que estudiar es mejor, y también ayuda que he aprendido a marcarme límites fijos con los libros. Por ejemplo, decir el número de capítulos que voy a leer, o el tiempo que voy a dedicar a leer con un temporizador. Así, en los momentos de más foco puedo salir a hacer otras cosas, y en los de menos foco, al menos leo lo que quiero leer. De todos modos, ahora mismo tengo dos libros a la vez, lo que implica que leo en la comida, en plan el periódico, uno de ellos, y luego cuando voy a descansar me pongo a leer el otro. Básicamente por tener uno en digital y otro en físico. Hablando de estudios, me hace mucha gracia con respecto a Emma de Jane Austen que no se estudie como un antecedente del Stream of consciousness tan famoso dentro de la literatura inglesa. Sí, no va a la intensidad de Joyce... pero casi, la verdad. Y creo que si la gente estudiara los antecedentes, entenderían mejor tanto el uso como el formato de este tipo de escritura. Dado que es un tipo de escritura que te venden como la gran revolución estilística del siglo XX, quizá ver que tiene su antecedente en una novela de Jane Austen puede facilitar que comprenda el estudiante cuál es el motivo de que en inglés ese estilo funcione. Por si acaso me lee alguien que no sepa de qué va la vaina, el stream of consciousness es la escritura de forma lineal en la forma de pensamientos del personaje. Como puse por ahí en un toot, es ser capaz de escribir “Y este de qué va, pero cómo va y se declara... y ahora qué hago yo con Harriet, a ver si me la va a liar. Bueno, no, que es lo más dulce que hay, pero aun así, esto le va a doler.” Y luego meter diálogo como si no pasara nada y volver fuera del personaje, o incluso saltar a la cabeza de otro personaje. Y ahora, las etiquetas: #EscrituraSocial #literatura #rambling #StreamOfConsciousness #Emma #JaneAusten
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