Sí, en Canarias hace frío
Parece que le pasa a más gente de por aquí. Están hablando con algún peninsular, les mencionan de pasada el frío que han pasado en determinado momento, y la respuesta llega, automática, como por un resorte: “¡¡Pero si en Canarias no hace frío!!”
Es una anécdota curiosa, que genera varias reflexiones. La primera es la tendencia que tiene mucha gente a negar las sensaciones o los sentimientos de otras personas. La respuesta, claro, es obvia: “¿Pero me vas a decir tú a mí si yo paso frío o no? ¿Lo sabes tú mejor que yo?”. Además de que parece pintar a Canarias como si no fuera un territorio extremadamente variado (nada que ver, no sé, el sur de Fuerteventura con La Laguna); y donde, además, habitualmente no hay calefacción en las casas, porque es verdad que no se alcanzan las temperaturas extremas de la meseta. Pero eso significa que, en una isla húmeda como La Palma, y más si trabajas desde casa, te puedes pasar muchos días de invierno ocho horas sin moverte del ordenador a 16-17 grados, que hombre, no es como trabajar en la calle en una nevada, pero ya os digo que agradable tampoco acaba siendo. Y si eres de los que enseguida tienen las manos y los pies helados, como le pasa a este elfo servidor de ustedes, pues todavía más.
Pero bueno, para que no parezca esto un alegato antigodo, debo decir que es una tendencia que me he encontrado dentro de la misma isla también. “¿¿Qué pasas frío en Santa Cruz?? ¡¡Pero si en Santa Cruz no hace frío!! Si vivieras en Mazo...” En todas partes cuecen lembas.
Quizás este frío sea lo que me haya hecho tardar tanto en volver a escribir. Y es que el invierno, aunque, nuevamente, no sea el de Ávila o Cáceres, ralentiza también la vida de la isla. Atrae turistas a calderadas (hay muchos días con dos cruceros en el puerto de la ciudad, que sueltan por la calle Real al equivalente a una tercera parte de los habitantes de la ciudad), pero la vida cultural sí se para: muchos menos conciertos y espectáculos, un tiempo que no llama a la playa, e incluso -gasp- días sin sol. Como decía a unos amigos, me he llegado a sentir como Bilbo en cuanto hiciera dos días nublados en Valinor, diciendo “¿¿Y esto es el paraíso??”. También es verdad que estamos en época pre-Bajada, y me da que entonces se compensará todo. Veremos.
Por de pronto ahora llegan los carnavales y la fiesta de Los Indianos, el epítome de las tradiciones populares, el folklore y... ehm... o según me dicen, de las borracheras desde las 11 de la mañana, y los polvos de talco inundándote según pones un pie en la calle. A ver lo que pasa.
Pero tampoco es que haya estado parado en invierno. Desde mi último post he hecho varias excursiones (al primer volcán del que hay constancia histórica, el Tacande, a un tubo de lava impresionante que se creó en los años 50 con la erupción del San Juan, y a las puertas del Tajogaite, penetrando en plena “zona de exclusión”). También estuve en el concierto de Fermín Muguruza en La Laguna (absolutamente impresionante) y en otro, literalmente enfrente de mi casa, del joven y prometedor cantautor Ismael Serrano; continué con el club de lectura, entré en un grupo piloto de ahorro energético (La Palma es uno de esos sitios que podría perfectamente conseguir la soberanía energética sólo con renovables, si los oligarcas isleños y peninsulares no pusieran trabas), y entre unas cosas y otras me puse al día con las películas de los Oscar; y mientras, escribiendo artículos tolkienianos y preparando cosas para la Estelcon. Pas mal.
Creo que febrero y marzo aún serán meses tranquilos. Tengo ya varios viajes a la península preparados, y otras cositas en proceso. Veremos lo que sale.
Os recuerdo que tengo un nuevo sitio donde voy colgando fotitos, pixey.org/eleder, donde podéis pasaros cuando os apetezca (está en el Fediverso, así que se puede seguir desde Mastodon también, o desde vuestro lector RSS de confianza con http://pixey.org/users/eleder.atom, y que si esto os llega por email y me queréis comentar cualquier cosa, encantado de leeros!!
Y poco más... oh, vaya, oigo que está empezando a llover! Pues a disfrutar del sonido de la lluvia en la terraza.
¡Seguimos en contacto!