Primera semana: minuto y resultado

Cada vez que este elfo ha ido a vivir a otra ciudad (que así, si no me salen mal las cuentas, creo que han sido... tres veces) siempre pienso en lo conveniente que sería para mucha gente tener una lista de los trámites y operaciones necesarias para este cambio de domicilio. Las hay por internet, claro, pero no sé si pensadas más en teoría que en la práctica.

Así que hagamos un experimento meramente descriptivo: ¿qué he hecho en esta primera semana? ¿Y qué otras cosas me quedarían por hacer?

Lo primero, claro, fue conseguir piso, y acto seguido (esto fue ya antes de venirme) pasar por el Ayuntamiento con el contrato de alquiler (de hecho, me pidieron una copia, así como copia del carnet) para empadronarme. En las Islas, por el pequeño detalle de que los viajes en avión se abaratan muchísimo, es triplemente necesario.

(Consejo transversal: si os mudáis de ciudad, haced MUCHAS copias de vuestro carnet; me lo agradeceréis)

Ya aquí, localización de los recursos necesarios para la vida. Farmacias, supermercados, ferreterías, bazares, tiendas de menaje... Esas cosas que necesitarás conocer urgentemente cuando menos te lo esperes, y que será bueno tener ubicadas ya de inicio.

Y darte de alta en Sitios. En mi caso, yo establecí una prioridad. Primero, la salud física: buscar el ambulatorio (a tres pasos de mi casa, afortunadamente) y gestionar el traslado sanitario a Canarias. Después, la salud democrática: dado que aún no estaba en el censo (esto será automático), solicitar el voto por correo. Y por último, la salud espiritual: en mi caso, ir a la Biblioteca más cercana y pedir un carnet (y darme de alta en el sistema bibliotecario canario, también). Resultó que la Biblioteca más cercana era la especializada en antropología, tradiciones y lingüística, así que ya veis!

Mientras tanto, la salud económica (si se le puede llamar así) obligaba a que fuera instalando fibra en mi piso. En realidad no era enteramente necesario, pues ya había comprobado que con el internet del móvil era suficiente, pero bueno, las pelis de Filmin no se van a descargar solas. (Todo hasta aquí había ido perfectamente rápido; en este punto, Digi se me está atascando. A ver si el lunes...)

Y pasar revista a las cosas que me habían dejado en el piso, para decidir qué necesitaba comprar. En esto estoy aún. Pero ay, cuando sale el tema de comprar... ¿cómo podía comprar con criterios éticos? Bueno, a falta de otras cosas, intentando que la mayor parte de los productos que comprara fueran canarios. Y, a falta de visitar la mayor cadena de hipermercados canarios (HiperDino), no me está yendo mal. Yogures Sandra,zumos Libby's, galletas Tirma, vino Vega Norte, frutos secos Norteño, cerveza Tropical... y los productos frescos, obviamente (un mejor pan del que me esperaba... aunque me estoy conteniendo!) Ha habido cosas donde he tenido que claudicar y adquirírselas a los godos (como los muesli, sigh), pero quiero creer que he ahorrado en la medida de lo posible gasoil para unos cuantos kilómetros de barcos mercantes. Think global, do local, que se decía ya desde los 70 de la Segunda Edad.

¿Y con todo esto, a qué más ha dado tiempo? Pues... ir varias veces a la playa, desayunar en mi terraza favorita en la Alameda, pasear mil veces por la Calle Mayor (a veces, lo reconozco, pensando que en otro universo alternativo estaría todavía en el Paseo de Extremadura, calle que no hace honor a ninguna de las dos partes de su nombre), ir a un concierto de música tradicional argentina (ya, sí), quedar con gente, ver las estrellas desde mi terraza, leer, y empezar lo que espero que sea una ronda larga de excursiones semanales (ya os hablaré de la de hoy). No me quejo, la verdad.

Y pensando en muchas cositas que contaros. ¿Voy a ir convirtiendo esto en parte en un repositorio de curiosidades palmeras y santacruceras? No podíais esperar otra cosa, ¿verdad?

Y mientras, respirar, y disfrutar.

Vista nocturna desde lo alto de Santa Cruz, con el cielo muy negro y solo unas poquitas luces mortecinas restándole oscuridad