Preguntas palmeras, volumen 1

Ya dije al principio del diario que no iba a preocuparme por escribir más o menos, ni mantener una regularidad. Pero es verdad que ya empieza a haber gente que se pregunta si sigo vivo o me he caído por el Tajogaite, así que quizás sea un buen momento para volver a contaros cositas. Claro que en realidad hay otra razón para animarme a escribir: ESTOY DE VACACIONES. No había cogido más que unos pocos días en todo el año, así que ¡quince días para explorar la isla! ¡Ya os contaré (espero XD)!

Foto de una copa de vino tinto medio vaciada, sobre una terraza en la calle, y al fondo, árboles tropicales y un cielo semi nublado, todo ello en un ambiente muy veraniego

La cosa es que mi buen amigo dalnio Martín me había mandado hace un tiempo unas cuantas preguntas. Entiendo que vivir en una isla que tiene la superficie de Antequera, y en una ciudad con la población de Palau-Solità i Plegamans, genera preguntas. Y dado que en estos cuatro meses aún no me he cansado de ella y por ahora no veo que vaya a ocurrir, respondamos alguna de ellas.

Me pregunta Martín si en una isla así uno se siente “aislado” (je, je), en el sentido de encerrado. Bueno... Supongo que va por personas. Yo, en concreto, no. Es verdad que no puedo coger el coche y, después de diez horas, aparecer en un país distinto. Pero claro, tampoco podía en Madrid, es lo que tiene no tener coche (ni carnet). Para moverme “lejos” siempre dependí de otra persona (habitualmente, conductores de transportes públicos). Así que aquí es lo mismo, sólo que cambiando el autobús por el avión o el ferry. Tardo más, eso sí. Pero vivo con ello.

También cambian las expectativas. ¿Me gustaría poder pasar más por Extremadura o por Galicia? Sí, efectivamente. ¿Me lo compensa el pasar cada día aquí? Sí, con mucho. Así que, ajustas tus expectativas, asumes los compromisos, y al menos en mi caso, funciona perfectamente. Habrá en quien no, desde luego. Las elecciones vitales son siempre algo personal.

Y por ahora, tengo muchísimas cosas que quiero hacer en la isla y que aún no he hecho (espero ir tachando algunos bullets estos días). Si en algún momento “se me acaban” las cosas que descubrir, pues ya hablaremos. Pero algunas ya sabéis que para mí la geografía es fractal: por muy pequeño que sea un sitio, siempre tendrá rincones y aspectos interesantes. Y si se acaba la geografía, podemos acudir a lo que decía Chesterton: “La verdad es que el viajero, por naturaleza, es una persona superficial. Vuela por todo el mundo buscando lo que podría encontrar al lado. Lo más extraordinario del mundo es un hombre ordinario, una mujer ordinaria y sus hijos ordinarios.” Así que no: tengo mucho espacio para sentirme encerrado!

Foto mía desde lejos, sentado en unas rocas en la cima de un monte, mirando al infinito, con un mar de nubes a mis pies

Me pregunta también por el clima. Bueno, cuando lleve un año podré hablar con más conocimiento de causa, pero se supone que La Palma es una de las islas con más agua de Canarias... sólo que esto no significa “mucha agua”. Cada vez llueve menos (ha llovido bien unas tres veces en estos cuatro meses), la plantación masiva de plátanos desde el XIX ha acabado con los depósitos de aguas subterráneas, y todo esto junto hace que el “verdor” que la caracterizaba esté yendo a menos. Pero bueno, es la historia del mundo ahora mismo, si no hacemos algo rápido para evitarlo.

Dicho esto, pasé todo el verano con máximas de 25-26 y mínimas de 21-22. Ahora en “otoño” estamos en máximas de 23-24 y mínimas de 20, y la gente empieza a tener frío. Me asustan mucho con el invierno, y empiezo a pensar que éste implicará llegar a los 18 y tener que ponerme pantalón largo por las noches (no, aún no me he puesto un pantalón largo en lo que estoy en la isla, ni me he quitado las sandalias más que para ir al monte). Pero lo veremos, quizás me sorprenda.

Lo que sí hay mucho, en este lado este de la isla (en oposición al lado oeste) es nubes. Normalmente el día empieza con brumas, se despeja para el mediodía, y se encapota por la tarde. Y, al menos durante el verano, los alisios azotan la ciudad sin misericordia. Eso hace que el turismo de playa aquí no sea precisamente lo más buscado (y que en Los Llanos de Aridane, la otra “ciudad” de la isla, suela haber más sol). Para turistear, efectivamente, peor que en Fuerteventura. ¿Para vivir? En mi opinión, infinitamente mejor. (Aunque, como mi mente aún quiere pensar que estoy de vacaciones perpetuas, me seguiría gustando un poco más de sol! Pero no, no me voy a ir a vivir al otro lado; Los Llanos es feísimo. Bueno, no feo nivel Arrecife, pero joer, es que Santa Cruz es una preciosidad!)

Y relacionado con esto, Martín me pregunta por las comunicaciones. Vale, muy buenas... no son. Desde Santa Cruz hay básicamente guaguas al aeropuerto, el hospital y los pueblos de alrededor (Breña Baja y Breña Alta, básicamente), a los pueblos de este lado de la isla (desde Barlovento, al norte, a Fuencaliente, al sur), y al otro lado de la isla (El Paso, en el interior, y Los Llanos, más hacia la costa). Para los pueblos del otro lado (Tazacorte, Tijarafe...) hay que coger otra guagua en Los Llanos, lo que lo complica mucho.

Además, al aeropuerto la frecuencia es de media hora, pero para todas las otras líneas, ponle más bien entre una y dos horas de frecuencia. Tienes que calcular muy bien, ir con tiempo, y que no haya sorpresas (como cuando cerraron la Avenida Marítima por una carrera, así que desviaron las guaguas, pero no se les ocurrió el detalle de poner un aviso en las paradas inhabilitadas, así que por poco nos quedamos unos cuantos en tierra).

Así que hay que tomar las cosas con calma (Canary style). La parte buena es que, con un bono de residente, todas las guaguas de la isla son gratuitas. Espero sacarles mucho provecho durante estos próximos quince días!!

Y paro por ahora, que las preguntas me van a dar para unos cuantos volúmenes más. Lo bueno es que esto me dará pie a escribir más regularmente. No lo prometo, pero veremos lo que pasa :–)

Saludos isleños!!

Una foto desde lo alto donde se ve una perspectiva aérea de una parte de la costa de la isla, con el puerto, una bonita bahía, y muchas calas más allá, en un día muy soleado; y más cerca, casitas, huertas, vegetación baja, y curiosamente, un estadio de fútbol a un lado