Hackear Instagram

Es curioso.

Llevo toda la vida explicando en mis clases que nosotros, diseñadores y desarrolladores, construimos aplicaciones para que las personas las utilicen de una determinada forma, pero luego la gente hace lo que quiere con ellas. Insisto, toda mi vida profesional explicando esto.

Toda mi vida profesional, haciendo el chiste fácil y tontorrón de que hay gente que hace negocios en Badoo y liga en LinkedIn.

Y no ha sido hasta que me he decidido a dejar de publicar fotos en Instagram cuando me he dado cuenta de la capacidad que tienen las aplicaciones que tanto odiamos para generar adicción; no sé cómo llamarlo, pero ganas de seguir en contacto con la comunidad.

Comunidad más grande, más pequeña, más intensa o más relajada, pero la comunidad que se termina forjando con el paso de los años.

Ahora la cuestión es que si al algoritmo no lo alimentamos de imágenes, vamos a ver cómo se comporta cuando le damos otro de los formatos que acepta, pero no tenemos claro cómo gestiona.

Es por eso que a esta reflexión la he llamado hackear Instagram.

Lo he empezado a utilizar tal y como utilizaba Twitter en 2007.

Veremos.