Mi perra vida temporada 2025, episodio 6.

Relato — Correo para Norberto 2a carta | Poema — XXI — Diana Zamora | Reseña — Amarilla — R. F. Kuang | Frase robada — Elvira Sastre

Carta a Norberto (remitida desde el futuro)

No voy a hacer pausas dramáticas. Las cosas salieron muy mal. Abandonaste la carrera, no solo eso, lo hiciste cuando apenas llevabas veinticinco kilómetros, aunque tuviste que caminar otros quince para salir de la montaña y llegar a la civilización.

Sabías muy bien que era arriesgado, intentar una carrera de veinte horas con el estómago revuelto, yo te sugeriría que ni siquiera lo intentes, pero te conozco, y hubiese sido una tarea estéril convencerte de lo peligroso que puede ser siquiera pretender cumplir tu objetivo trazado hace tres meses.

Pero te aviso que la vas a pasar mal física y mentalmente. Apenas salgas, tu cerebro ya te va diciendo que fue una mala decisión, aunque entrando a la montaña, el ascenso espectacular y la poca energía que aun conservas, te llevarán de manera decorosa a la primera cima. Aunque en cuanto comienzas a correr, te duele el abdomen con cada paso, a lo que hay que agregar que sólo puedes tomar pequeños sorbos de agua que regurgitas con soltura, y de comer ni hablemos, seguro vomitarías. En algunos momentos tu cuerpo te deja avanzar sin problemas, aunque te llama la atención un poco de mareo, que se explica poco tiempo después, cuando a la fiesta se agrega una anunciada diarrea. La deshidratación se acrecenta, dejas de correr y apenas caminas, lo cual en las cuestas es un suplicio. En tu optimismo crees que llegarás al kilómetro cincuenta, y ahí decidirás si te retiras o persistes, pero a la mitad de ese sueño, te detienes a descansar y ver si toleras algo de agua o comida, ahí la realidad se torna categórica. Apenas has comido un gel, un litro de agua, no has orinado, tienes diarrea, y vas dos horas detrás de tu peor escenario.

La ecuación se resuelve de la siguiente manera. La posibilidad de terminar los cien kilómetros es muy cercana a cero. Un accidente, una caída son inminentes, ya que el terreno es bastante agreste; y sabes que estás incubando una bomba que puede destrozar tu riñón.

Vas a caminar tres horas para llegar a la civilización, en las que sortearás una tormenta de pensamientos negativos, que incluyen el abandono definitivo de las carreras de ultra distancia, e incursionar en disciplinas propias de tu pusilanimidad, como la matatena.

Estos pensamientos destructivos los vas a tirar por la borda cuando casi te caes tres veces mientras caminas, por lo que te imaginas que de haber continuado, más tarde, esas caídas hubieran cumplido su promesa.

Aunque sepas que hiciste bien, el fracaso en este mundo aspiracional sabe a vinagre. Además, ese clásico dogma de la autosuperación personal — se aprende más de los errores que de los aciertos — suena tan inerte. Todo esto pasó por haber elegido un mal desayuno, algo completamente aleatorio. Así que, a la mierda con su palabrería, no aprendí nada.

En contrapartida pudiste ver un amanecer extraordinario, el paisaje impactante, algunos silbidos de aves que no ubicabas antes. Y aquí entre tu y yo, fue extrañamente gratificante caminar sin objetivo, sin ninguna expectativa, esa indeterminación fue de algún modo, otra forma de escapar.

Cierro esta misiva diciéndote que tomaste las decisiones correctas, aunque ingratas; tardarás unas veinticuatro horas más para comer razonablemente, y no tendrás ningún problema de salud.

No está mal de vez en cuando preocuparte por problemas reales, y te olvides de tus frívolas frustraciones pequeñoburguesas.

XXI — Diana Zamora

siempre has estado molesta con tu padre no sabes por qué tanta distancia

tu padre ha sido un buen hombre lo recuerdas algunas veces con el ceño fruncido [negándole un periódico a tu hermana limpiando el auto quejándose nunca te compró un regalo de cumpleaños nunca cuando niñas las acompaño a la playa siempre estaba cansado había silencios [temor no era malo nunca lo fue pero nunca pudiste [acercártele mucho algo siempre lo hacia distante distinto

por un tiempo pensaste que escondía algo otros hermanos otras hermanas otra familia

se salvó de morir en dos ocasiones tu madre [siempre cuidándolo ahora es viejo ahora quiere que lo visites [ahora sonríe ahora sabes lo que es ser adulto sabes lo que es trabajar de día y de noche pero en realidad poco sabes de tu padre

Amarilla — R. F. Kuang

Pues como no todo es miel sobre hojuelas, y El País no siempre le atina a mis gustos. En este caso lo que denominan una novela satírica. Es justamente la clásica novela gringa, en la que los personajes están perfectamente diseñados para cumplir los estereotipos y ser parte de la maquinaria financiera, ideológica y cultural gringa. Es decir, una mierda en todos los sentidos, justificando lo inadmisible.

Aceptando cualquier rasgo esquizofŕenico de esa sociedad, guiada por tres ejes: redes sociales, racismo meritocrático y métricas salvajes de éxito.

Es un incordio perseguir a todos los personajes, que son increíblemente absurdos e infantiles. La estructura tiene a ir de mal en peor, cayendo en el juego de la trama circular que por tanto exculpa y justifica todos los pecados. Y en este mundo oligofŕenico, la herramienta de la duda razonable para poder avanzar en la trama es llevada al absurdo e inverosímil.

Probablemente a la sociedad que hace referencia, puede parecer una novela atractiva. Pero definitivamente es bastante soporífero querer seguirle el juego.

Por lo que a menos que quieran llenar su mente de pensamientos tóxicos y efímeros, no veo otra explicación para perder el tiempo en esta novela que intenta mostrar el mundo de los escritores que desean ser bestseller a toda costa.

Frase Robada — Elvira Sastre

…tenía más vidas que un gato porque, con tan sólo abrir un libro, un día podía ser pirata, otro, un niño de la calle y otro, un caballero presto a la batalla. Ese amor por las letras puede salvar el mundo, de verdad sí.

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.

A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.