Mi perra vida temporada 2025, episodio 37.

Relato - El tercer negroni | Poema - Liebre de Cola Negra II - Tal | Reseña - The right not to use the Internet - Varios | Frase Robada - Elvira Sastre - Bonus track

El tercer negroni

Juliana había llegado antes al restaurante, normalmente así ocurría, su soltería le ahorraba la monserga de tener que dejar un par de hijos y un marido en condiciones de supervivencia por las próximas tres horas, tal como le pasaba a Alicia. El lugar estaba abarrotado, había sido casi imposible que las constelaciones se alinearan para que todas las agendas coincidieran. Así que, llegó con la paciencia en límites máximos, esperando que la atención del lugar fuera ineficiente, incluso petulante. Alicia le había sugerido el lugar, las mamás de la escuela de sus hijos no dejaban de hablar de ese nuevo sitio, al que no podían ir, porque no era del estilo de sus aburridos maridos. Así que la arrogancia que da la popularidad pasó a segundo término para darle gusto a su amiga. Después de unos minutos de estar sentada escuchó el teléfono el sonido que la identificaba solo a ella, -llego en diez minutos-. Considerando lo que el mesero tardó en acercarle la carta de bebidas, calculó que podría ir pidiendo los tragos, que junto con Alicia llegarían puntuales. -Dos aguas minerales y dos negroni -el tipo miró al asiento vacío frente a ella de manera inquisitiva. Juliana le dijo que su amiga se estaba estacionando. De verdad deseaba fervientemente que la comida fuera la antítesis al pésimo servicio. Mientras esperaba miraba las mesas del rededor, le llamó la atención que personas tan jóvenes también estuvieran bebiendo ese trago de viejos, al final las modas regresan, pensó.

Alicia y Juliana lo descubrieron en la facultad hace más de veinte años, y casi la misma cantidad de kilos. Así cayó en cuenta desde cuándo se conocían, e invariablemente recordaba esa fiesta, tras la que al tercer negroni hicieron una pausa en su amistad inquebrantable, y bastante mareadas se escaparon de la reunión para besarse en la calle por horas, hasta que el frío venció a su pasión, regresándolas a la realidad.

Un abrazo por la espalda y un beso blando, abundante en la mejilla, le confirmó que ese perfume pertenecía a Alicia. Se sentó frente de ella, a partir de ese momento el mundo y sus vicisitudes se fueron al infierno, solo tenía ojos para esa mujer, y tal como lo había predicho, estaban acomodando las bolsas en el perchero, llegaron sus bebidas. Tenía un mes que no se veían, y prácticamente no tenían ninguna interacción digital, salvo para organizar sus encuentros, así que la charla les daba para una buena cena de tres tiempos. De hecho el primer punto a discutir era el menú, lo analizaban al detalle, lo espulgaban. Lo comparaban con otras citas, comentando anécdotas relacionadas, era un mapa de vivencias, tanto tiempo les tomó que ordenaron un segundo negroni sin haber terminado de revisarlo y decidir sus alimentos. Lo que para otras mesas era un trámite, una decisión casi efímera, para ellas era todo lo que habían esperado por treinta días y sus ausencias. Tras agregar una botella de vino, dieron paso a la cotidianidad, al intercambio de miradas y pormenores. Siempre pedían entradas o platos pequeños, aunque numerosos, que se convidaban una a la otra. Tenían tanto que comentar que ni siquiera hablaban de los alimentos, esto lo expresaban las facciones que al comerlos despertaban, así sabían cuál platillo era bueno, cuál nada y cuál exquisito, éste último volvía loca a Juliana cuando observaba la satisfacción en la cara de Alicia. La comunión de verlas platicar, sus miradas excitantes ante un plato único, similares a las que ocurrían cuando se encontraban sus pupilas dilatadas, era digno de un cuadro renacentista. El postre se deslizó sin prisas, pero ambas se pusieron nerviosas al ver que menguaba, sabían lo que eso significaba, más aún sabían de la incertidumbre, de esos nervios de primeriza, del posible rechazo; cada gesto, cada ademán decidían el resto de la velada. -¿Pido la cuenta? -adelantó Alicia. Por un momento Juliana sintió un sabor amargo, y una ínfima pausa en el corazón. -¿No quieres otro negroni? -reviró. Alicia cerró los ojos dos segundos, desbloqueó el teléfono, vio la lista de mensajes y sonrió sutilmente. -Deja aviso que voy a llegar un poco más noche.


Liebre de Cola Negra II - Tal

Bastante preocupación y empeño por mi bienestar para morir malnutrido

(no declaro culpables)

declaro buenas intenciones con ceguera severa al instinto nato.


The right not to use the Internet. Concept, Contexts, Consequences - Dariusz Kloza, Elżbieta Kużelewska, Eva Lievens and Valerie Verdoodt.

En el momento en que pensábamos que ya no se podía incrustar más Internet en nuestras vidas, surgen los grandes modelos de lenguaje o LLM (por sus siglas en inglés), mejor conocidos como inteligencia artificial, que junto con sus correligionarios profetizan una revolución como ninguna. En este contexto pensar, pero más que pensar, documentar cómo en la praxis no usar Internet y sus dificultades para ello modifica nuestra vida; esto es bastante contestatario, interesante y muy provocador. Este libro incluye ensayos y escritos académicos con casos prácticos en los que Internet no ha sido visto como la solución panóptica, y lo colocan bajo la lupa como una herramienta tecnológica más, permitiendo analizarla sin pasiones, ni lugares comunes. Esta perspectiva social abre la puerta a lo ya sabido por muchos, la inmensa injusticia intrínseca de este utensilio, que al ser controlada por una oligarquía bajo el amparo de todas las democracias y gobiernos mas totalitarios, más que ser una revolución, es una evolución sin precedentes del sistema económico, de producción y consecuentemente de consumo, así como de dominación de la sociedad, que refleja la misma capacidad destructora de otras formas de extractivismo y colonialismo. Al no ser precisamente una obra de divulgación, tiene sus aristas áridas, pero superando el dogma académico es un gran trabajo que generará mucha reflexión, y expectativa por ediciones futuras.


Frase robada - Elvira Sastre

Me aterroriza enamorarme por si contamino otro corazón al abrir el mío.


Bonus track

Todo lo escrito, salvo que se indique su autoría es ideado y escrito por Norberto Carlos Chavez Tapia, bajo la licencia de creative commons CC BY-NC-ND 4.0.
A menos que se indique lo contrario todo lo expresado en este blog/newsletter es ficción, cualquier semejanza con la realidad es una coincidencia.