Todos los días
Todos los días salen mal. El perro se pone pesadísimo, vienen a leer el gas cuando no toca, hay un nuevo ¡ding! drama familiar del que no eras consciente y no quedaban flores en el Lidl.
Todos los días van REGU, te sigue doliendo el pie desde aquel golpe, comes pan y queso entre dos llamadas, porque -aún, todavía- los managers siguen sin saber sumar. Más de veinte años para jubilarte.
(Pon algo aquí del putísimo bluetooth)
Todos los días se tuercen, y el perro se hace un rosquito en tus brazos, había queso de oferta y galletas, un tráiler nuevo -quizás- y mañana seguramente salga todo mucho mejor, mañana te encajará el corazón perfecto en el día de nuevo.