Propósito

Hoy casi le he gritado a una compañera de trabajo que se interesaba por mi situación y quería ayudarme. Lógicamente, no le gritaba a ella sino a la situación; yo iba describiendo en voz cada vez más alta mis frustraciones laborales, y ella iba haciendo pequeñas preguntas que contribuían a mi irritación (a quién se le ocurre hacer preguntas que yo ya he respondido en mi mente; pobre chica). Al final tienes que parar y reírte y disculparte.

Ser abolicionista del trabajo asalariado requiere un ejercicio constante de doblepensar que es francamente agotador. Sí, sí, hay que meterle fuego a todo, y tu trabajo es sólo un trabajo; no te importa lo más mínimo, y es más, comprendes que es absurdo e irrelevante; pero al final, tienes que estar 40 horas* ahí, y si no encuentras una sola brizna de inspiración, entretenimiento o interés en lo que haces, te vuelves completamente loca.

Que los seres humanos necesitamos trabajar** me parece, a estas alturas, una perogrullada, pero quizás necesita repetirse. Que estar trabajando sin trabajar, infrautilizada e infraestimulada es el peor de los trabajos***, en ese punto lo mismo no hemos insistido lo suficiente.

*Si puedes, menos; pero siempre demasiadas, de todos modos. **Pero de otro modo. ***Deja que me crezca / me apasiona exagerar