Lo de certificarse
Este año, por motivos que no vienen al caso, me he empeñado en sacarme algunas certificaciones profesionales. Profesionales son, pero no exactamente de mi profesión (esa creo que aún está por determinar), porque son lo que mis compañeros llamarían «certificaciones técnicas» mientras que yo, triste, mísera de mí, infelice, soy una persona «no técnica». Pero eso no me ha detenido nunca, ¿no?
Total, que me aproximo a la primera certificación. Por el camino, lío a un compañero, y nos ponemos a estudiar. Lo primero que hay a nuestra disposición es un curso, compuesto de vídeos cortos, algunos textos de apoyo, y preguntas de examen. Nos lo ventilamos bastante rápido, y pasamos a hacer exámenes de prueba, momento en el que nos damos cuenta de que el curso se queda corto, muy corto.
Recurrimos a otros vídeos, más baterías de preguntas, algunos esquemas. Mi amigo me adelanta a toda velocidad (ese es un tema para otra entrada), y se examina, y aprueba, este pasado lunes. Mientras, yo voy cada vez peor. No retengo los conceptos, se me hace todo pesadísimo, y no avanzo en los simulacros de examen. De hecho, parece que voy para atrás, y «suspendo» mi primer examen (saco menos del 70% necesario para aprobar, y que es más o menos a lo que estaba llegando). Esto fue ayer por la tarde.
Anoche estaba triste y cabreada. Mientras paseaba a Serra, hacía búsquedas un tanto absurdas en el móvil, sobre cómo preparar la certificación; y de pronto, entre posts de Reddit y entradas de Medium, vi un enlace a... un libro. Y ahí que le empiezo a dar vueltas a la cabeza. Pero yo me conozco, y sé que tiendo a buscar La Herramienta Definitiva para mis problemas. Qué duda cabe que lo que realmente me ocurre es que he perdido el hábito de estudiar, que no me da la cabeza para la materia, que estoy vieja, inserte aquí su pensamiento ojcuro favorito porque yo los tuve todos.
Esta mañana me descargué el libro. Y esta tarde he estado entre tres y cuatro horas estudiando. Me he zampado cerca de la mitad del libro. He estado concentrada la mayor parte del tiempo. He entendido mejor los conceptos que en las dos o tres semanas previas. He parado por la hora y por no darme un atracón, que no suele ser la mejor estrategia de aprendizaje.
Es pronto para sacar Conclusiones, pero tengo un par de observaciones. La primera es: mira, yo me distraigo con el vuelo de una mosca. Por tanto, cuanta menos participación es necesaria por mi parte, más fácil es que desconecte y no me entere de nada. Me pasa con los vídeos constantemente; además, cuando me doy cuenta, no me es sencillo rebobinar el vídeo hasta el punto en el que me distraje. Leer requiere una participación más activa, y me resulta más fácil mantener la concentración; además, cuando me distraigo, me doy cuenta de que llevo quizás cuatro líneas leídas sin mirar, y vuelvo rápidamente a donde estaba. Es más: creo que el formato de vídeos cortos me pone en modo TikTok, afirmación que hago sin ninguna base neurológica ni psicológica pero ahí os la dejo.
La segunda... mi padre solía decir que el peor de los libros (de texto) es mejor que el mejor de los apuntes. Y sí. Al final, con todos mis respetos hacia otras formas de estructurar la información, creo que en general seguimos haciendo mejores libros que otros materiales de aprendizaje. Quizás no ha pasado suficiente tiempo, o quizás es solo una manía mía.
Ahora solo queda que, aparte de la sensación, haya aprendido algo. Ya veremos.