Pantalones ruidosos

No soy alguien que compre ropa, en general. O que entienda mucho de ella, siendo honesta. A lo largo de los años, y a base de hacerme amiga de gente que sí sabe del tema, he aprendido qué cosas funcionan juntas, qué cosas no tanto y que lo suyo es tener distintos tipos de prendas para distintos tipos de ocasiones.

Aunque todo ello no significa mucho cuando, de entrada, nada me llama la atención cuando entro a una tienda de ropa. He tenido que comprar cosas a partir de necesidad (entrevistas, bodas, graduaciones...) pero todo eso fue comprado con un propósito explícito. Aprendí que una camiseta junto a la ocasional camisa o cualquier otra capa encima, pantalones vaqueros o leggins y zapatillas deportivas diseñadas para aguantar mucho tiempo me funcionaba, y de ahí no me he movido mucho hasta ahora.

Hay unas pocas más razones por las cuales no suelo comprar ropa también (suelo usar mis prendas hasta que se deshace por las costuras, es caro y no me hace falta, etc.), pero lo importante ahora mismo es que la ropa que se suele vender simplemente no me atrae la atención. Es un milagro que entre a una tienda de ropa y salga con algo comprado.

Pero a veces pasa. Y un día, hará ya un año, me compré unos pantalones.

No fue una decisión muy complicada: quería meter algunos pantalones nuevos a mi rotación y vi unos negros bastantes amplios de pierna. Tenía bastantes bolsillos y eran incluso decentes para pantalones de mujeres. Me los probé y me gustaba cómo se veían, y me quedaban muy cómodos. Además de todo eso, estaban rebajados a un buen precio, así que me los compré y me fui bastante contenta.

Sin embargo, con el paso de los días, encontré el tipo de detalle importante que no se puede encontrar probándotelo sin más: estaban hecho de un material sintético y, cada vez que caminaba, las perneras se rozaban entre ellas y generaban un ruido de frote que sonaba cada vez que daba un paso.

Al principio, no le di mucha importancia, es un defecto menor a una prenda de la que le saco bastante partido a día de hoy, pero comencé a preocuparme de que fuese molesto para la gente a mi alrededor.

Al tener un look más casual y urbano, la terminé usando para todo. En la calle, con el ruido ambiental y con cada persona yendo a su rollo, no importa mucho, pero en clase puede ser un problema. No quiero molestar al resto de la clase, pienso antes de rechinar los dientes porque el grupo detrás de mí berrean por algún cotilleo que tendrán entre ellas.

Siempre he sido una persona muy silenciosa. En general eso es bueno porque no es lo suyo ir molestando a la gente sin más (y tampoco tengo el deseo explícito de hacer eso, de todas formas), pero de alguna forma soy capaz de asustar a la gente con mi presencia por el mero hecho de que también camino silenciosamente. Me siento cómoda dentro de no ser percibida más de lo necesario.

Pero la situación cambió cuando entré a prácticas.

Estudio una FP de diseño gráfico, y ahora mismo estoy en un taller de imprenta que tiene su propia oficina de diseño. Aunque estoy aquí para diseñar y maquetar, la mayor parte de mi tiempo se invierte en aprender a usar la maquinaria y ver cómo se crean toda clase de impresos, desde un panfleto hasta un libro.

La gente aquí también habla muy fuerte, y entendí por qué justo cuando encendieron la máquina de plegado y me dieron unos tapones de oído industriales. A nivel laboral, hablar bien alto es prácticamente necesario.

Al ser de prácticas, no tengo uniforme que llevar, así que me llevé aquí también los dichosos pantalones. Y entonces me di cuenta de un detalle importante: estos pantalones me sirve para que la gente de mi alrededor me localice. Puede sonar a algo pequeño, pero en el taller están todo el día arriba y abajo y también tienen vehículos como montacargas.

Ese dato, por pequeño e inocuo que fuese, fue bastante revelador para mí. Siempre he sido silenciosa, ocupando poco espacio para facilitar la vida a la gente a mi alrededor, y ahora estoy en un sitio donde necesito darme a saber, aunque sea sólo por mi propia seguridad y la de los demás.

Nunca he sido particularmente ruidosa. No obstante, decir que nunca he deseado tener la facilidad para serlo es mentira.

Entonces aquí estoy. No han cambiado las cosas drásticamente desde entonces, difícil es desaprender toda una vida de convencerme que no haga ruido, pero me encuentro más cómoda hablando más alto. Escribiendo lo que pienso sin pararme a pulir mis pensamientos hasta que me olvide de ellos. Ocupando mi espacio.

Y ahí siguen los pantalones, en perfecto estado nada más los limpie. Quizás me pase por una tienda de ropa y me compre algo más llamativo, para contrastar con mi armario tan oscuro.


Etiquetas: #reflexiones, #DíaADía


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