Juntos
Publicado originalmente en diciembre de 2009
Frecuentemente se tumbaba bajo el viejo árbol. Extendía sus manos abiertas delante de la cara y jugaba a atrapar los rayos de sol entre los dedos, abriéndolos y cerrándolos lentamente. Nunca fue consciente de que el árbol, observándolo, movía sus ramas lentamente, jugando con la luz del sol que iluminaba sus manos extendidas.