De un Apple Watch SE a un Casio W59 básico

Resulta que, aunque tengo un Watch de Apple (el SE) desde hace dos años y medio o poco más, se me ha antojado darme un capricho tontorrón: me he comprado un Casio W59. Estaba entre comprar este o el F91-W, pues son muy parecidos. Finalmente me decidí por el W59 porque la resistencia al agua es mayor. Me hacía ilusión tener un reloj que me sirva para ver la hora, el día del mes y de la semana y poco más, con el aire retro que tienen estos modelos de Casio. También me vienen muy bien el cronómetro y la alarma, claro. Tengo que decir, además, que es una preciosidad, aunque también he de señalar que gente muy cercana con un gusto bastante mejor que el mío para estas cosas no opina lo mismo.

Lo cierto es que me he preguntado si realmente era necesario tener el Watch de Apple, incluso en su versión “barata”. Y, por un lado, tengo que decir que la mayoría de cosas que tiene no las uso excesivamente. Lo que más utilizo es todo aquello vinculado a la actividad, monitorización de la app Salud, poner temporizadores (para el té de mi señora), alguna que otra vez el correo, el temporizador de lavado de manos, notificaciones para no mirar el móvil, la temperatura y la previsión de lluvia y, a veces, el control de la música que está sonando. Y miro la hora, claro. Vamos, que casi todo menos lo de la actividad podría hacerlo en el móvil. Pero, por otro lado, y aunque sea una cosa un poco tonta, el incentivo de completar los anillos ha conseguido que lleve una vida menos sedentaria que antes de tenerlo, y creo que eso ya hace que haya merecido la pena.

Ahora bien, tras todo este tiempo, ¿me es realmente necesario seguir cuantificando el movimiento? Después de haber incorporado ciertos buenos hábitos relacionados con la actividad a mi vida, ¿por qué no abandonar lo que en un momento fue la muleta que me ayudó a ponerme en marcha? Aunque me parece que podría hacerlo, la verdad es que me gusta poder llevar algún control de lo que me muevo. Y me gusta mirar la serie histórica de algunas de mis actividades (entrenamientos, distancia caminada, etc.) porque refuerza esos buenos hábitos.

Tengo, claro está, ciertas reservas, porque cada vez me gusta menos Apple. Estoy dentro del ecosistema porque, para algunas cosas relacionadas con mi actividad profesional y personal, necesito –o en algunos casos me gustan mucho– algunas aplicaciones que no puedo encontrar en otros sistemas operativos. Y la experiencia que me da el iPad, por ejemplo, no la he encontrado ni de lejos en otras opciones. Entiendo que es vender el alma al diablo, pero me temo que no podré independizarme de Apple de momento. Eso sí, lo del reloj me lo pensaré. Porque eso de llevar un pequeño reloj de resina que no pesa nada y que no hay que cargar cada día (la pila le dura ¡7 años o más!) me parece algo a tener en cuenta. Ya os contaré.