El fantasma de la validación externa.
Es uno de Enero, estoy tumbado en mi sofá con mí obsoleto iPhone X en las manos y mi querida perra tumbada a mi lado disfrutando de su Asta de Ciervo ¿Qué mejor momento para escribir un resumen de mi año?
Este año ha sido crucial para mi, he logrado cambiar algunas cosas de mi forma de ser que no es tan solo que no me gustasen, sino que me hacían mucho daño. Cambios que, como siempre, no son nada fáciles de lograr y desde luego tampoco rápidos.
Como ya he comentado en alguna ocasión el pasado 2023 me diagnosticaron altas capacidades. Hay gente que me ha tachado de que lo digo para presumir…. en fin. Tonterías aparte la importancia de un diagnóstico tan solo sirve a nivel personal. Te lanza a la cara unos rasgos tanto de conducta como de comportamiento que, el que lo tiene, asume como «normal», cuando no lo es, y es algo que arrastramos a lo largo de nuestra vida.
Las altas capacidades son, sobre todo, un tipo de personalidad. En mi caso que, además, ven claros indicios de Asperger, es todavía más agravado. Decimos las cosas de forma directa sin ser capaces de imaginar o prever cómo afectará a la persona que recibe esa información, tenemos una necesidad vital de ayudar al resto de personas por encima de preocuparnos por asuntos nuestros antes, comenzamos muchas tareas y al aburrirnos las abandonamos para empezar otras…
Sin embargo, por intentar acortar esto, me voy a centrar en un solo aspecto que es del que estoy más orgulloso de CREO haberme librado.
La aprobación exterior
Por mi forma de ser, pensar, ver el mundo… Tengo muy mala percepción de mí mismo. Me considero una persona sin conocimientos, experiencia, torpe…. Lo cual me genera muchas situaciones incómodas en mi día a día. La gente a mi alrededor me considera inteligente, espabilado, me consultan cuando tienen problemas…. Y en muchas ocasiones incluso me he enfadado por considerar que se estaban burlando de mi, ¿Como me pueden pedir ayuda si yo no sé nada? Era mi pensamiento.
Esta constante inseguridad interior es un peso que te hunde, luchas día a día contra la depresión. Si logras continuar con tu vida tiene su parte buena porque te hace duro, muy duro. Logra que te enfrentes a todo y a todos porque creedme, NADIE podrá atacarme más duro de lo que me he atacado yo a mí mismo. Y también hace, por contra, que cuando alguien hace un comentario sin ninguna mala intención lo tome como un ataque directo y me defienda de una forma desproporcionada…. Lo cual es muy cruel por mi parte, lo digo con conocimiento de causa.
A esto hay que añadirle la guinda del pastel…. Las altas capacidades. ¿Qué tienen que ver en esto? Por desgracia para mi, todo. Lo que he comentado antes de que comienzo muchas cosas y las abandono también está relacionado. En mi imaginación pienso un proyecto; lo analizo, desgranó en etapas comienzo y, como no sale tal cual está en mi mente, considero lo dicho….
Bueno. Yo soy tonto, torpe, sin disciplina, sin experiencia y no puedo hacerlo. Soy un invencible por pensar que podría hacerlo alguien tan tinto como yo.
Así que busco algo más fácil a ver si eso si puedo hacerlo. El nivel de exigencia que me impongo a mi mismo es demencial. Luego claro, gracias a internet buscas cosas similares y dices…. Pero si eso es una chapuza, si eso está mal, si yo lo hago mil veces mejor.
¿Como es esto posible? Porque la gente es consciente de la evolución en sus habilidades, de que en algún momento hay que empezar a hacer algo y a enseñarlo…. Y que siempre va a haber alguien mejor y alguien peor.
Y aquí llegamos a la necesidad de validación exterior. Por todo este galimatías mental yo no soy consciente de si algo de lo que hago está bien o mal. Si me preguntan a mi… TODO está mal. Porque cuando lo imagine, era mejor.
Soy consciente de que esto puede sonar ridículo, pero también estoy seguro que le pasará a muchas más personas de las que pueda parecer. Por fin he sido capaz de ignorar todo esto, de darme cuenta que no tengo que demostrarle nada a nadie. Que no tengo la obligación de ayudar a nadie, que no tengo que estar trabajando todas las horas del día para no sentirme un vago o un fracasado. Que tengo que hacer lo que me apetezca cuando me apetezca y me tiene que dar igual lo que opinen los demás, que solo importa que yo me divierta mientras lo hago.
Podéis creerme si os digo, que solo por quitarme este peso de encima, 2024 ha sido uno de los mejores años de mi vida.
Y espero que en 2025 pueda librarme de otra losa, y vosotros también.
Feliz año nuevo.