El cerebro, nuestro peor enemigo.

Se suele aceptar de común acuerdo que el cerebro es el rasgo más distintivo de una persona.

En él se halla no solo nuestra forma de ser y razón, también nuestro conocimiento y recuerdos en base a experiencias pasadas. De esa suma y análisis de situaciones parte la resolución de las decisiones que tomamos. O debería ser así, porque mucho pensar, muchas células grises como decía Hércules Poirot y luego hacemos lo contrario de la conclusión que hemos sacado analizando la situación… Quizá es por eso que nuestro cerebro nos odia y quiere acabar con nosotros.

Todos hemos pasado por situaciones en las que estás en un examen, por ejemplo, lees una pregunta sonríes y dices «esta me la sé», y de ahí no avanzas. Media hora mirando la pregunta sin escribir nada y en cuando dicen que se acabó el tiempo entreguen los exámenes recuerdas todo ¿casualidad?

También es muy común que tienes una cita importantísima el jueves a las 12:00…. El lunes cada dos horas recuerdas esa cita. El martes a las 12 lo mismo… el miércoles cada media hora lo recuerdas ¿y el jueves, que ocurre el jueves? Pues que ni te acuerdas.

Por no hablar de la privación del sueño. Discutes con una persona,tienes infinitas cosas que decirle y justo cuando discutes te quedas en blanco. Ese maravilloso discurso que tenías preparado ¿dónde se fue? No lo sabemos. ¿Y qué ocurre por la noche cuando te metes en la cama? Que recuerdas frase por frase lo que te dijo el otro y tú empiezas a pensar «tenía que haberle dicho…» «ahí tenía que haberle dicho que…» y el resultado final es que ni duermes ni descansas ni olvidas la estúpida pelea.

Sabemos identificar perfectamente que personas son mala gente, cuales son unos trepas…. Y no somos capaces de mandarles a la mierda cómo se merecen.

En resumen…. Mucho cerebro, mucha deducción, mucho análisis…. pero que siempre nos falla y nos traiciona. Entre nuestro cuerpo y ese cerebro no sé cómo hemos sobrevivido millones de años contra el resto de animales salvajes.