Relato: “El Dios de los hipócritas”
Nadie podía escapar de la imponente sombra de la Gran Catedral, coronada por majestuosas estatuas que retrataban a Jesús, sus apóstoles y la Virgen María. Las puertas siempre abiertas invitaban a cualquiera a entrar, mientras los confesionarios bullían de gente; a veces se formaban largas filas de fieles ansiosos por reconciliarse con Dios. Las misas atraían multitudes, especialmente en días especiales, obligando a decenas de devotos a seguirlas desde las calles abarrotadas.
El interior desbordaba exquisitez, construido con materiales de primera calidad y adornado con detalles de oro y piedras preciosas. Las figuras, esculpidas por renombrados artistas, conferían a la Gran Catedral un encanto incomparable en el mundo.
En el exterior, junto a la girola, se alzaba un imponente campanario. La torre principal albergaba cuatro majestuosas campanas de bronce y plata. Sin embargo, a pesar de su grandiosa presencia, nadie lograba oírlas sobre el estruendo de la ciudad. No era el tráfico lo que ocultaba el repicar de las campanas, sino el caos que lo ensordecía: explosiones, tiros y gritos resonaban, reflejando la violencia que envolvía el entorno.
Robos, atracos, asesinatos, odio y una miríada de delitos se sucedían sin tregua, solo para ser perdonados por la gracia de Dios, el Dios de los hipócritas.
Podcasts: https://podcast.danielaragay.net Mastodon: https://masto.es/@proteusbcn